Concierto de FLAZZ Trío

Brillantez inclasificable

Normalmente cuesta más definir la excelencia que la vulgaridad. Como si fuera fácil la alcanzaron Francis Gómez Cruzado (guitarra), Pablo Vázquez (hammond) y Lito Mánez (percusión) en la muestra de su concienzuda experimentación, que tiene alma y conquistó al público con una creativad evocadora y una ejecución impecable.

Brillantez inclasificable

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Gusta sentarse en la butaca y desde la posición pasiva del espectador dejarse llevar y sentirse parte de una corriente elaborada de música que supera tus expectativas fluyendo en los oídos. Toca disfrutar sin tener que buscar etiquetas o patrones, sin que te suene a nada conocido, pero que tenga los ingredientes bien reconocibles, organizados para sorprender, fácilmente digeribles. Así fascinó anoche al selecto público congregado en la Sala Plus Ultra FLAZZ Trío, que en hora y media desgranó la primera muestra de su música enriquecida, vitaminada con el saber aplicado a las horas de tres músicos que llenan el espacio con percusión, guitarra y hammond, tres elementos que juntos y en sus manos multiplican su dimensión.

La música de FLAZZ Trío se percibe, no se explica, se presenta como una armoniosa ejecución de la creatividad más cultivada. No se echa en falta la voz humana porque hablan con hondura los instrumentos, que encajan a la perfección y se expanden cada una en su nivel con naturalidad, se turnan protagonismos y acompañamientos en una combinación brillante, un tiki-taka musical rebosante de fluidez, un alma con personalidad.

Decían los protagonistas en sus comentarios entre tema y tema que su música es “un producto que no sabemos qué camino va a seguir”, una “música difícil de catalogar”. Así lo demostraron con su preludio inicial, al que siguieron piezas como ‘Evelyn’, ‘Tiene delito’, ‘Danza de los geranios’ o ‘Del Picacho a Copacabana’, con la suma de la flauta de Fran Roca, canciones cambiantes y envolventes, que te llevan con gozo y divertimento por senderos evocadores, huyendo de la monotonía y la improvisación que se diluye.

En estos temas se desplegaron tres mundos que se sincronizan y se muestran como uno solo, que martillean juntos dejando escogidos silencios. Y entre ellos los potentes y sutiles matices rítmicos de una rica percusión, que lo abarca todo, los ambientes creados por las notas sostenidas del hammond, las escalas que serpentean en el preciso deambular de los dedos sobre las teclas, el melodioso timbre de la guitarra que se desliza suave y afilado entre las cuerdas…

Brillantemente inclasificable, con la fuerza del virtuosismo y calidad se reveló una propuesta única en el programa musical onubense, que gustó mucho a profanos y entendidos. Punto extra para la Caja de Tres Lados en su apuesta por colocar frente a La Butaca Azul lo que merece la pena aunque la recompensa alimente solo a medias un potente espíritu crítico y renovador que sólo necesita más atención. Tiempo al tiempo.

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