PRODUCCIÓN DE PENTACIÓN, FESTIVAL DE MÉRIDA Y MIXTOLOBO

Un acierto de comedia

'LA COMEDIA DE LOS ERRORES'

El viernes pudimos disfrutar de una de las funciones más hilarantes y frenéticas de las últimas temporadas en el Gran Teatro

La obra nos hace sonreír en muchos momentos y hasta soltar la carcajada en muchos otros. Pero, ojo, sin humor de brocha gorda

Festival de Teatro y Danza Castillo de Niebla 2024: De Calderón a Quevedo, de Carlos Hipólito a Victoria Abril

Parte del elenco de la obra JERO MORALES

bernardo romero

Podría ser la eficiente versión que Albert Boronat ha realizado de la obra de Shakespeare, o la formidable actuación de seis actorazos con una sólida formación, que les permite interactuar con el público con una sencillez admirable, lo que hizo que el viernes pudiéramos disfrutar de una de las funciones más hilarantes y frenéticas, con un ritmo de aquí no te menees, de las últimas temporadas en el Gran Teatro. También debe ayudar a tan semejante comedia disfrutona, la disparatada e imposible, o quizás impasible pero en todo caso perfecta, dirección de Andrés Lima, que tiene toda la pinta de haberse dejado llevar por la obra y, sobre todo, por los actores. Sabiendo lo buen director que es, no nos extraña que haya procedido de esta manera, aunque su trabajo, minucioso y eficaz, ha tenido estas consecuencias que se ha tintado en los carteles con el título 'La comedia de los errores'. Todo un acierto.

Pepón Nieto en un momento de la representación J.M.

Con una de las primeras comedias de Shakespeare, sin trasfondo alguno, poco semejante en consecuencia a las que escribiría después, Lima

Lima es capaz de recrear los dilemas de una sociedad, la de ahora mismo, que en realidad es la de siempre, incapaz de enfrentarse a sus propios miedos o a sus propias vergüenzas

es capaz de recrear los dilemas de una sociedad, la de ahora mismo, que en realidad es la de siempre, incapaz de enfrentarse a sus propios miedos o a sus propias vergüenzas, a las que esta versión, o recreación muy fiel al original aunque con los necesarios recortes a las largas diatribas del vate inglés, se sobrepone de la única manera posible, con valor y con desvergüenza. El dilema más dramático lo representa el pobre mercader y padre de las criaturas cuando desesperado le pide al verdugo que tenga la amabilidad de acabar de una vez con su vida. Las demás no son tan trágicas, y tratadas con humor, retratándonos en realidad, nos hacen sonreír en muchos momentos y hasta soltar la carcajada en muchos otros. Pero, ojo, no es humor de brocha gorda a pesar del descaro de los personajes, y de quienes están detrás de los personajes. Podrían ser todas estas cosas o la tremenda sesión de música techno que son capaces de montar los tremendísimos actores en el escenario sobre el compás de un sirtaki, lo que podría acabar ya de definir no solo el fiestón que fue la representación, dos horas que se pasaron volando y eso lo dice todo, sino la declaración de amor, en cierto modo plautónico, que el público le confiesa a la mismísima función –a sus idolatrados actores también, que todo hay que decirlo– cuando en los primeros compases acompañan con las palmas el imparable ritmo de la función tal que estuvieran en la discoteque bailando una conga.

La comedia de los equívocos, aquí llamada de los errores porque visto lo visto es traducción más a propósito, encandila al público y le invita a pasar un rato de buen teatro. De un teatro fenomenal, de modo que es todo lo que acaba contribuyendo a ello, la versión de Boronat, la dirección de Lima, la actuación de estos grandes profesionales de la escena, capacitados para actuar, bailar o cantar, el formidable espacio sonoro, la escenografía y hasta la simple utilería de escena, y valga para ello un ejemplo, un ramillete de flores que parece sacado del chino de la esquina, da un juego tremendo hasta en las coreografías y hasta el momento en el que acaba devorado por Antífono Nieto, que lo escupe como puede para que se le pueda entender al hablar. Y no es lo único que se come el empresario y formidable actor, también se come un pie, como lo están leyendo, porque en la redoma de esta comedia para nada errática, se mezclan dosis de humor y también de amor, del amor verdadero, se entiende.

Deberíamos continuar extendiéndonos para poder citar el acertado vestuario, que es lo que da el punto exótico a una escena que transita por todas las épocas que ha querido o ha necesitado. Deberíase tener en cuenta que Boronat versiona a un Shakespeare que acudió a Plauto tal como el comediógrafo latino acudió a la comedia nueva griega, cuando la Hélade devastada por las invasiones persas, necesitaba refrescar sus mentes acudiendo a disparates como este en los que los equívocos no son los únicos que, afortunadamente, te ponen la cabeza loca, es también la música, la luz, el baile y sobre todo el ritmo que obliga a los actores a tomarse un descanso. Otro detalle a tener en cuenta, cómo el director ha sido capaz de darle a cada uno de los actores, los más imprescindibles momentos para respirar. Solo eso, respirar. El buen trabajo y la profesionalidad han hecho el resto. Una comedia de errores que bajo la batuta de Lima, han sido un absoluto acierto.

Un equívoco desafortunado

En uno de los momentos en el que los actores se dirigen al público, se produjo durante la función del viernes un incidente lamentable que no se saldó de la mejor manera ni para la espectadora afectada ni para el actor protagonista del hecho, en este caso Pepón Nieto. Fue cuando se dirigió a un palco para pedirle a una señora que dejara de grabar la función, de buenas maneras por supuesto. La señora, igualmente de muy buenas maneras, le contestó que no estaba grabando, sino que se ayudaba de una lupa para seguir la función al tener una discapacidad severa. El actor pidió disculpas, pero, lamentablemente, no acabó ahí el equívoco, pues la señora decidió abandonar la sala y a Pepón Nieto se le hizo un nudo en la garganta, pasándose el resto de la función compungido y sin dejar de pensar en el incidente. Solo la profesionalidad del actor pudo hacer que el público no se percatara del mal trago que estuvo pasando durante todo el resto de la función.

Teatro accesible

Es menester recordar que el Gran Teatro es accesible y viene desarrollando un trabajo callado pero eficaz para hacer posible que todas las personas con algún grado de discapacidad puedan acceder al recinto. Por hacer un resumen, el teatro cuenta con subtitulado adaptado que se puede ver sobre la boca de la escena o arco del proscenio. También hay servicio de auto descripción en el teatro onubense; aquellos que cuentan con prótesis auditivas compatibles pueden escuchar el sonido directamente en su audífono, o se pueden solicitar auriculares; contando si se solicita con lenguaje de signos. Quien esto escribe es discapacitado y les puede asegurar que tanto desde la Concejalía de Cultura y desde todo el equipo técnico del Gran Teatro, ha contado siempre con un apoyo absoluto, tal como le ocurre en el pronto a comenzar Festival de Niebla, donde siempre le han facilitado su labor profesional y que, por cierto, este año tiene una pintaza espectacular.

LA COMEDIA DE LOS ERRORES, de Shakespeare en versión de Albert Boronat. Dirección: Andrés Lima. Escenografía: Beatriz San Juan. Vestuario: Paola Torres. Iluminación: Pedro Yagüe. Espacio sonoro: Sergio Sánchez Bou. Elenco: Pepón Nieto, Antonio Pagudo, Fernando Soto, Rulo Pardo, Avelino Piedad, Esteban Garrido e incluso Luco, el gerente de la compañía, en el papel de miembro del staff técnico.

Gran Teatro. Aforo: 600 localidades (Agotado el taquillaje días atrás). Teatro accesible. 14 de junio, 2024. Ambiente teatrero. Sobrada animación a la entrada y sonrisas de satisfacción a la salida. El público acompañó con palmas cada vez que el desarrollo de la obra lo pedía, sin ensayos previos y sin la solicitud de los actores. Todo perfecto, salvo un incidente del que damos cuenta en esta misma crónica.

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