le entregan 'el gallo de morón'
Morón de la Frontera homenajea al Niño Miguel en su Festival Flamenco
12.11 h. El guitarrista onubense Niño Miguel recogerá en el Festival Flamenco de Morón de la Frontera, que tiene lugar hasta el próximo sábado en la localidad sevillana, la máxima distinción que concede el certamen, ’El Gallo de Morón‘, y recoge así el testigo de Manolo Sanlúcar, homenajeado en la edición del pasado año.

Según explica el propio festival, Morón es tierra de guitarra. Desde la época del maestro Paco el de Lucena, está constatada la existencia de guitarristas flamenco en la localidad sevillana. Una tradición que arranca en José María Álvarez ’El Niño de Morón‘ y continuan José Naranjo y Olmos y Pepe Mesa hasta la irrupción en escena de Diego el del Gastor, uno de los más geniales y personales guitarristas flamencos de todos los tiempos. A su muerte la escuela continuaría floreciendo en las manos de sus sobrinos Diego de Morón, Agustín Ríos, Paco y Juan del Gastor, así como en las de Manolo Morilla, Manolo Coronado, Alfonso Clavijo, Paco Delgado el Leri, Diego Juaniquito, Paco de Amparo, José Manuel Muñoz, Domi de Ángeles, Juan Manuel Espinosa y Dani de Morón.

Hijo del guitarrista almeriense Miguel el Tomate, Miguel Vega de la Cruz aprendió a tocar junto a su padre y por lo que parece siempre fue un adelantado a su tiempo. Se cuentan miles de historias sobre Niño Miguel de entre las que cabe destacar esa que dice que siendo muy niño ya acompañaba a primeras figuras del cante de la época. Tal es así que en la década de los 70 su forma de acometer el toque causó sensación y llamó poderosamente la atención. Sin embargo, el explendor le llegaría en el año 1973 con el premio de honor del Concurso Nacional de Guitarra de la Peña Los Cernícalos. Grabó dos discos con Philips, reeditados en 1999 por Universal bajo el tiìtulo ‘Grabaciones históricas. El flamenco es universal.
No obstante, Miguel se prodigó poco en los escenarios y la III Bienal de Flamenco de Sevilla, prácticamente, supuso su despedida oficial de los mismos. A la grandeza de sus composiciones han rendido tributo guitarristas como su sobrino Tomatito o Rafael Riqueni. De su legado musical destacan piezas imprescindibles como el fandango ‘Brisas de Huelva’ o el vals ‘Lamento’’.
Durante años, Miguel vagó como una sombra por las calles de su Huelva natal, aquejado de una enfermedad mental, sin más rumbo ni destino que despertar al día siguiente sintiendo el milagro de seguir estando vivo.
Un buen día, sin embargo, algunos de sus amigos y aficionados al flamenco, como Camilo Gómez Cruz o Arcángel, quisieron brindar al artista una nueva oportunidad y consiguieron organizar un gran homenaje al guitarrista que a la vez sirviera para sufragar el ingreso de Miguel en una residencia donde recibiera el tratamiento adecuado.
Aquella noche, acompañado de nombres como Manolo Sanlúcar, Carmen Linares, Tomatito, José Mercé, Juan Carlos Romero o Estrella Morente, conmovió a las cinco mil personas que aguardaban su música, y así fue también cuando hace un año reapareció en el Teatro Central, en Sevilla, visiblemente recuperado físicamente, en una velada que sirvió para presentar el documental La sombra de las cuerdas, en el que Benoît Bodlet y Chechu García Berlanga recorrían su trayectoria de la mano de los testimonios de Paco de Lucía, Riqueni o el propio Tomatito.
