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Puerta grande para El Juli y Manzanares en un descafeinado mano a mano
22.47 h. 'El Juli' y José María Manzanares han abierto la puerta grande en el tercer festejo de Colombinas. El madrileño ha obtenido un trofeo en el primero, ovación en el segundo y otra oreja en el último, mientras que Manzanares, sin suerte con el que abría su terna, ha logrado un trofeo en el siguiente y las dos orejas en el tercero. La escasez de presencia y fuerza de las reses y la generosidad de la Presidencia han sido las notas predominantes de una mano a mano donde no hubo rivalidad entre sus protagonistas.


Precisamente en el reconocimiento de esta mañana los veterinarios rechazaron dos de las reses del hierro titular por falta de trapío, por lo que el segundo sobrero de la tarde será un animal con el hierro de Jandilla.
En el primero de la tarde, El Juli lanceó sin brillo a su oponente, un animal de escasa presencia y fuerza, que recibió sólo un picotazo. Con el toro muy apagado, el madrileño le instrumentó dos series de redondos muy lineales, para mejorar al natural con tres buenas series, y terminar adornándose antres de dejar un pinchazo y una estocada. A pesar de la débil petición de oreja la Presidencia concedió un fácil trofeo.

Cuando se anunció el tercer toro, con un peso de 450 kilos, los tendidos protestaron. Pero cuando saltó a la arena y al comprobarse su escasa presencia y pocas fuerzas, el escándalo fue mayor, por lo que la Presidencia se vió obligado a devolverlo a los corrales, saliendo el sobrero, al que El Juli recibió con una larga cambiada. Tras ser sometido a escaso castigo, el animal, muy apagado, apenas pudo seguir la muleta del diestro madrileño, que se vió forzado a sacar los pases uno a uno. Terminó de estocada contraria y fue ovacionado, por lo que saludó desde el tercio.

Nuevas protestas a la salida del quinto, de 440 kilos, con el que El Juli se lució en un quite portafalleras. El onubense Raúl Corralejo se desmonteró tras dos pares de banderillas. El madrileño realizó un trasteo voluntarioso ante un animal que amagó rajarse, y terminó de estocada casi entera. La generosidad presidencial propició un nuevo trofeo y la puerta grande para El Juli, en una tarde llena de despropósitos.
El sexto ofreció más movilidad que sus antecesores, algo que Manzanares supo aprovechar para sacar bellas series de redondos y naturales, de muy buena factura pero sin emoción por la escasez de su oponente. Terminó con unas ayudas por alto y, tras pinchazo y estocada, la generosa Presidencia, que le había perdonado el aviso, le concedió las dos orejas, para de esta forma conseguir que los dos diestros salieran por la puerta grande del coso onubense.
En una tarde anunciada como un mano a mano en ningún momento hubo rivalidad, ni los diestros la buscaron. El Juli y Manzanares se encontraron con un público amable, una Presidencia generosa y una tarde triunfal que como profesionales deben de olvidar cuanto antes, porque faltó el protagonista fundamental: el toro.
No hubo emoción y el público salió de la plaza más enfadado de lo habitual, pero satisfecho al fin y al cabo porque de nuevo se abrió la puerta grande de la plaza de La Merced, y eso es lo que importa en Huelva.