fiestas de agosto
Triunfo de Oliva Soto e indulto de un toro de Gerardo Ortega en Santa Olalla
11.05 h Triunfal resultó la corrida mixta celebrada en la tarde de ayer en la casi centenaria plaza de Santa Olalla del Cala con ocasión de sus tradicionales fiestas agosteñas. Un total de cinco orejas y un rabo consiguieron Javier Conde y Alfonso Oliva Soto al tiempo que se indultó un toro del ganadero local Gerardo Ortega.
Sin duda alguna, lo más importante del festejo estuvo en el juego dado por “Oloroso”, marcado con el número 53, un animal que, a petición unánime de los espectadores, se ganó el indulto tras demostrar su bravura y casta. Un nuevo triunfo de Gerardo Ortega, cuyas reses pastan en el término municipal de Santa Olalla del Cala, ante sus paisanos, que revalidó el obtenido el año anterior.
El festejo estuvo aperturado por el rejoneador portugués Antonio D’Almeida, quien lidió dos buenos toros de Guillermo Acosta, con los que el cavaleiro no estuvo muy afortunado a la hora de utilizar el descabello tras los rejones de muerte, por lo que los espectadores silenciaron su labor al acabar con ambos oponentes. Estuvo correcto a la hora de clavar a su primero a un toro que le ayudó mucho, pero sus fallos a la hora de matar le privaron de triunfo, como le volvió a suceder con el cuarta de la tarde, donde el lusitano repitió actuación.
El malagueño Javier Conde tuvo una correcta actuación, con las pinceladas propias de su toreo, en su primero al que cortó una oreja. No estuvo muy afortunado con el otro y, en esta ocasión, los tendidos se enfadaron con el malagueño al término de su actuación.
Alfonso Oliva Soto entró en el cartel sustituyendo al anunciado Francisco Rivera Ordóñez “Paquirri” quien, por una indisposición, no pudo actuar. Y el camero se encontró con “Oloroso” con el que cuajó una magnífica actuación que le sirvió para obtener, simbólicamente, las dos orejas y el rabo. Se lució en un quite por delantales y, con la muleta, profundos redondos, acompañados de pintureros adornos ante un animal que no dejaba de embestir entre la alegría de los tendidos que solicitaron el indulto y lograron que “Oloroso” volviera a la dehesa. El camero también estuvo muy bien con el que cerró plaza, llegando con mucha facilidad a los tendidos pero, al no acertar con la espada, el premio quedó reducido a dos orejas.
Al término del festejo, Oliva Soto y el mayoral de la ganadería fueron aupados a hombros para salir triunfantes del coso olallero.