Huelva24
Es un ejercicio de paciencia infinita, incluso de masoquismo, solo apto para esfínteres de acero, pero analizar el contenido, la estética y los códigos de la publicidad da para una disertación tan tortuosa como extensa. Basta con ser fusilado por una descomunal ráfaga de ese minimalismo sensitivo para que surja una cuestión fundamental primigenia, ¿qué tienen los guionistas publicitarios en la cabeza?, a lo que ellos responderían sin vacilar con un “de todo, menos caspa”. Y ese “de todo” es lo que hace temblar mis canillas. Visto lo visto doy fe de que su ‘bizarrismo’ no tiene límites.