EL DOMINGO ESTRENA 'DÍAS Y LUNAS'
El mimo de César López Perea en el nuevo disco de Och8 Vientos: “He tenido la sensación de estar hilando con oro”
El alma mater de la banda onubense asegura que su cuarto álbum , ‘Días y Lunas’, que tras dos años de elaboración se estrena este domingo, es “el mejor” de todos, una convicción que ha palpado con la gran acogida del single adelanto ‘Ya no pienso’. “Durante mucho tiempo me ha podido dar miedo que me juzguen pero tengo claro que hago música para ser feliz y hacer felices a los demás”, sentencia.


Quien conoce bien a César López Perea sabe que iniciar una conversación con él supone abrir una puerta que luego cuesta cerrar a todo un mundo de historias vividas con pasión, un reguero de anécdotas de las que enganchan, a un pensamiento crítico bien cimentado y sobre todo una buena charla sobre música, un terreno que en lo profesional y personal se mueve como pocos. Por eso los escasos silencios entre la sucesión de acordes y notas de su argumentario sirven para pestañear y seguir atento a su relato, ahora más que nunca cargado de poderosas razones. En un fluir de saltos de agua entre temas interconectados en mayor o menor medida, su música es el nexo y la excusa para propiciar el encuentro. Este domingo ve la luz su cuarto hijo musical con ‘Och8 Vientos’, un disco titulado ‘Días y Lunas’.
Con él ha vuelto a sentir esa electricidad especial que activa a los creadores, que hacen que las chispas de inspiración se traduzcan en canciones y movimientos, que hacen camino dispuestas a agarrar las manos del público. Ya se conoce el adelanto ‘Ya no pienso’, que ha dejado un gran sabor a través de un videoclip que se desarrolla en esas pizarras en las que emociones e ideas quedan esquematizadas y se borran para dar paso a otras nuevas. Todo al ritmo ‘lopezperiano’.

Un nuevo disco es una nueva ilusión y su impulsor reconoce a huelva24.com que está “súper contento” de haberse liado “la manta a la cabeza” hace dos años con un proyecto que ni la pandemia ha podido evitar que llegue a buen puerto. Grabaron en el estudio profesional de su casa y realizaron las mezclas en contacto permanente con el mítico Paco Loco, “un gúru que me tiene cariño”, dice César, y masterizado, como los discos anteriores en Kadifornia Mastering por Mario G. Alberni.
“Me dio unos parámetros para mezclar y su ayuda ha sido importante para la mezcla final, a la que le he dedicado mucho tiempo”, reconoce el músico onubense, que a estas alturas de su vida sabe cuál es el motor de su alma. “Durante mucho tiempo me ha podido dar miedo que me juzguen pero tengo claro que hago música para ser feliz y hacer felices a los demás. Lo he entendido con el paso del tiempo y por eso me rodeo de personas que realmente me aportan”, detalla.
El trabajo ha sido intenso en todos los aspectos, incluso en la realización meticulosa del videoclip, que ha aprendido paso a paso a desarrollar en un formato de animación. “Empecé una noche a investigar y no pude parar. Me enganché y ha costado pero no creo que tenga que ser un demérito que lo haya hecho yo y no un especialista”, describe.
Han sido dos años en los que como un lutier ante la madera que tiene alma de instrumento ha limado, lijado, perfilado, matizado y barnizado hasta completar la forma y el sonido que ansiaba. “Cada rato le daba una vuelta y modificaba algo. Lo he mimado tanto hasta el punto que he buscado al detalle al límite de lo pequeño. He tenido la sensación de estar hilando con oro, superfino”, relata, aunque clara que los “muchísimos matices” no responden a una producción “súper adornada”, siendo algo “más metafórico que técnico”, dado que las canciones no abusan de largas estrofas ni hay más allá de “15 o 20 pistas de instrumentos”. En ellas se tamizan el bajo, la batería, dos guitarras acústicas y otras dos eléctricas, un par de sintetizadores, una pandereta y la voz.

“No tiene una súper producción pero he mimado el sonido y para mí es, sin duda, el mejor de los cuatro discos”, afirma López Perea, que ya palpa esta afirmación con el retorno que ha tenido de la gente al escuchar el single adelanto ‘Ya no pienso’, que lanza ese mensaje de pasar de quien no te importa, dejar la mente en blanco y reconocer que herida, fracasos y aciertos merecieron la pena ser vividos. “ En comparación con otras salidas de single, la situación es diferente y la aceptación que ha tenido éste no lo han tenido los otros. Recibo mensajes de personas que no sé ni quienes son felicitándome y es significativo. Si le gusta poco no viene a decírtelo y no he tenido nunca una avalancha como ésta”.
El alma mater de Och8 Vientos cree que “hemos encontrado el estilo que veníamos buscando desde hace tiempo en ese trabajo minucioso”, en el que añade al trabajo de la banda otras aportaciones que construyen su identidad colectiva, como el diseñador David Hidalgo, que es “un plus”. Además han contado con las fotografías de Julián Pérez, un profesional de prestigio que “ve las fotos que no vemos el resto”. Ellos terminan de rematar el traje en el que el propio César López Perea es sastre de alta costura que busca “el freno de emergencia” de Vicente M. Falconet (bajista) a sus ideas si pueden descarrilar, un botón rojo que se queda sin pulsar. Por su parte, Miriam Pérez es la voz que da cuerpo al todo el diseño. “Canta de loco”, afirma con admiración. “Somos un puñado de gente que nos divertimos haciendo esto. Si lo hiciéramos por pasta…”, apostilla.
El disco viene a ser alimento para tantas personas que entienden que la cultura es oxígeno para el alma y por eso recalca la idea de que “la cultura no es esencial en pandemia, lo es siempre. Se ha notado mucho porque la gente tiene necesidades que nos advierten. En esta sociedad hay un acomodamiento brutal y pensamos que esa tranquilidad siempre será así, que todos los días el sol y es algo que le recuerdo a mis alumnos, a valorar un amanecer en mitad de una clase. Todas las manifestaciones artísticas no se han sabido valorar en su justa medida y la pandemia nos ha recordado que las cosas cotidianas y normales que todo el mundo piensa que no es mérito de nadie tiene valor y no se percibe hasta que no está”.

Por eso quiere “remover el árbol”, agitar lo cotidiano y está listo para todo. “Ya hay conciertos cerrados pero no puedo decir nada y estamos buscando más. Lo haremos con todas las medidas que haya que tomar, pero tampoco van a venir 25.000 personas, así que creo que puede salir bien”, comentó López Perea, que es consciente del público que tiene y de que sobre todo quiere sentirse satisfecho consigo mismo. “Sinceramente mientras grabo no pienso en si va a gustar mucho o poco a los demás mi música. Para mí no es un examen que tenga que aprobar ante otros músicos. Eso sería horroroso”, reivindica, porque cree que hay quien “siempre está esperando a que falles”, pero frente a eso tiene el “puro disfrute y satisfacción personal, le duela a quien le duela”.
Recuerda que en una reciente entrevista en una radio de Sevilla salió a colación su día de “gloria absoluta” compartiendo junto a Rocío Márquez el maravilloso himno del 125 aniversario del Recreativo de Huelva, 'Tu leyenda', “un privilegio”, con el que se ha sentido “querido por mucha gente” y aún le paran por la calle por ello. “Siempre pienso que lo podría haber hecho mejor y también creo que tengo obras mejores que ésa, pero es la que más le ha llegado a la gente y me alegra que tenga esa buena consideración, porque se llevó dos años en mi estudio y no salía, yo era muy autocrítico y pensaba que no valía lo suficiente hasta la aparición de Rocío Márquez. Fue fantástico. Muchas veces no vemos más allá de nuestras narices”.
En este punto mostró su desazón con que haya personas de pensamiento “demasiado obtuso” frente a la “capacidad de interactuar con los demás sin prejuicios, sin ponerse a la defensiva”. Y es que “siempre hay quien nos puede aportar cosas y no nos podemos cerrar a nada”. Ahí entra en escena el trabajo de un productor, que guía en el camino para acabar de redondear cada tema. “Tengo las cutre maquetas, como yo digo, y me gustaría que la gente viera la diferencia con las canciones ya terminadas. La producción es una labor sumamente importante y la defiendo. ¡Rosalía sin su productor no sería nadie!”, exclama para enfatizar su idea.
En su apertura predica con el ejemplo y en este disco hay dos canciones en inglés: “por fin me he atrevido”. Uno de ellos tiene su semilla en la gira de 2015 en una habitación de hotel en Madrid, un ejemplo para él de que es relativo el momento de pertenencia de una canción. “Soy antimoda y creo que la sociedad de capitalista y de consumo total que tenemos hace que las modas sean lo prioritario y es un engañabobos. Las modas no existen. Son gente que dice ahora esto o lo otro. No somos libres tan libre como nos creemos y nos imponen hasta los gustos estéticos. Hay chavales con 14 -15 años que viven en una burbuja y no salen de ella”.
Por eso, en los nueve meses de un curso propone un viaje a sus alumnos por músicas que van de la Edad Media al siglo XX para que “abran los ojos y se den cuenta que no sólo está la música que les llega a ellos, que también está la música que implica que tu vayas hacia ella y la descubras”. Es como consigue agrandar el garabato que toma como punto de partida de los sonidos conocidos en una esquina de la pizarra y emprende rutas impulsadas por al menos ocho vientos.