MAGNÍFICO CONCIERTO EN EL GRAN TEATRO

Y la música fue oxígeno con Visión Sonora

Huelva volvió a respirar a pleno pulmón con Visión Sonora, icónica banda de rock onubense que se reunió para la ocasión y desplegó toda su energía y emoción en el Gran Teatro, un ejercicio musical apasionado. Celebró con sus incondicionales el décimo aniversario del disco ‘Oxígeno’ en un recital repleto de fuerza y melodía, completado por el público con coros y palmas. 

Y la música fue oxígeno con Visión Sonora

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Y la música fue oxígeno con Visión Sonora

“Respirar… a pleno pulmón…”. Lees y seguro que lo oyes. “Respirar… a pleno pulmón…”, resonaba entre palmas, al ritmo de la música de Visión Sonora para hacer más mágico el ambiente del Gran Teatro de Huelva. 

Desde el patio de butacas proyectar la voz para cantar cada verso era como respirar profundamente. Inhalar y exhalar, pausar la voz y lanzarla al unísono, sentir el aire y con él la melodía emulando cadenciosa al eco. “Respirar… a pleno pulmón…”, continuaba en bucle llenando el espacio la voz de voces, firme e impetuosa, convencida. 

Lejos de perder energía el canto se redoblaba golpe tras golpe, encadenados como en un rompeolas. Crecía como marea en estero el sentimiento de unión, se hacía sentido su significado en una generación que creció junto a esta banda rebosante de personalidad y sintió de nuevo la pisada de esa perdurable huella como si fuese fresca. “Respirar… a pleno pulmón…”, impactaba en el espacio como mantra convincente para los obedientes creyentes. En una suerte de prólogo de una filosofía de vida, se marcaba en rojo, clara y sencilla: vivir el momento. 

Y eso se hizo, “respirar… a pleno pulmón…” y gritar cada canción con alma, cofres invulnerables de recuerdos que cosen historias, enriquecidos una década después.

Y la música fue oxígeno con Visión Sonora

Mon Domínguez recorría el pasillo central jaleando a su público antes de rearmar su cañón vocal sobre al escenario, junto a su banda, para continuar un show para recordar. El  público seguía subido a la ola: “respirar… a pleno pulmón…”. Fue uno de los momentos álgidos de un concierto único surgido con la coartada de celebrar el décimo aniversario del lanzamiento del primer disco de la banda, ‘Oxígeno’, pero por encima de todo fue una fiesta para sentir la música como alimento, como elixir de emoción que cura solitarios días lluviosos de otoño en la frenética rampa de despedida del año. 

No hubo hipoxemia posible, bullía la sangre en los corazones, había expectación por vivir una noche especial y para nada defraudaron Mon, Ángel, Enrique y los Manolos. Se exprimían cada uno en su papel, derrochaban pasión, fuerza y energía y el cóctel embriagaba. 

El mismo recorrido entre las filas de asientos hizo la voz de Visión Sonora camino de las tablas, con el público aún entrando en calor, pero ya se encargaría él de que fuera el sexto componente. Se desplegaba ‘Dulce razón’, desde el piano lento, como se bebe la nostalgia, antes de romper en melodía y hasta estallar con el pulso del redoble del tambor y la consistencia del bajo y la guitarra. Para volver y cambiar en un tema que es paradigma de la fusión y cambio que habita todas las composiciones.

Y la música fue oxígeno con Visión Sonora

Con Cristina Domínguez se vistió el teatro de ‘Viernes al Sol’, con cuerpos en flor y su sonriente ritmo juguetón hasta el intenso estribillo. Siguió el ‘tracklist’ del disco en directo con ‘Pronunciar amor más veces que Maná’, canción templada que surgió del reto de superar al grupo mexicano en la repetición de la palabra universal de las canciones. Más que Maná, que Alborán y que Alejandro Sanz, añadió Mon en vivo. 

‘Año zero’ se condujo vibrante, ganando intensidad antes del empuje de palmas que acompañó a ‘Sonido Bacuta’, el ‘Obladi Obladá’ del grupo. Del compás de reloj al quejío flamenco, cadencia de copla, lamento de guitarra y el huracán de luz aterciopelado y la pausa en “Soleá” antes de un contemporáneo fandango: “aunque me voy no me voy / aunque me voy no me ausento / aunque me voy de palabra / no me voy de pensamiento”. 

Acordes contenidos de piano anunciaron ‘Olvídate de mí’ y su creciente fustigamiento a redoble, antes de hacer suave el mensaje, lánguido y luego punzante. De ahí, a la conversación de bar hecha canción en 2010, cuando España ganó el Mundial de fútbol: Campeón del mundo’, con una nueva mezcla de estilos secuenciada.

Y la música fue oxígeno con Visión Sonora

El siguiente territorio a pisar fue el de ‘Corta Atalaya’, donde se describen colores y sensaciones de la relación con el corazón de la tierra. La canción con la paleta cromática más amplia y sutil, rota por el vértigo de la oscuridad. Y actualizada con el ‘God save the King’.

‘Georgina on my mind’, dedicada por Mon a su novia, Isa, se interpretó apasionadamente. Es de esas canciones que te acompañan como tu tatuaje, aunque esa tinta haya corrido en tiempos que no presagiaban un futuro tan distinto. Emocional y repleta de referencias personales y musicales.

En final del recorrido por ‘Oxígeno’ llegó en la intimidad de ‘Octubre’, con Mon como solista a la guitarra en un tema con aire de ‘Blackbird’ aliquebrado, tamizado hasta que corre el hilo por el bolero del estribillo, con su “molto facile”. 

En el añadido ‘El primer día del resto de nuestra vida’, dedicada a los padres de los integrantes y el recuerdo de conocerlos, evocando las primeras veces y el constante reseteo para ser consciente de dónde hay que situarse. 

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‘Réquiem’, la apertura del álbum ‘Origen’ llegó después de la tormenta, con su llanto en “el miedo a saber que soy solo penumbra amor“. Le siguió el hermoso retrato musical de un genio como el Niño en ‘Canción para Miguel’, “vagabundo en sus ratos libres, flamenco y gitano atemporal” que entra en la peña “como espectro resonante, peregrino de la genialidad”. Y entonces  “suena la guitarra impregnada de salitre una zambra que se funde en compás. El bordón es el reloj de un tiempo que derrite entre fandangos la ley de la gravedad”. 

Giró la escena para tomar la ‘A-49’, con sus pasos grises que buscan “en viejos discos y películas tu voz”, antes de que “estallan los colores, naranjos el flor” y se tiña el paraje con una “luz en technicolor”. En la recta final quedó ‘Origen’, con su fogonazo inicial de “sólo quiero la verdad”, para desplegar su fuerza y “recuperar las ganas de bailar”.

Las recuperaron todos y posiblemente aún las conserven como homenaje a una banda que se despidió con la humildad de los grandes. Dejó su sello en un excelente recital, una reafirmación de su carisma y temperamento antes de seguir cada de sus componentes uno los caminos que transitaban antes de esta confluencia excepcional. 

Y la música fue oxígeno con Visión Sonora

Visión Sonora no es Vestusta Morla, ni falta que le ha hecho nunca. Ni Triana ni Beatles ni Rollings ni Pink Floyd, ni Red Hot Chili Peppers, por más que hayan habitado sus universos. En el de este grupo abunda como legado el oxígeno, fundamental para la vida. No hay nada más básico y elemental para añadir segundos de vitalidad al tiempo, como pedaladas de bicicleta para continuar en equilibrio y movimiento. Con cada respiración sigue habiendo camino en el punto de partida indispensable que conduce a todo lo demás. No tan científicamente probado, aunque multitudinariamente sentido, es que nada como la música para insuflar vida a cualquier momento. 

Y por eso es justo afirmar que la música de Visión Sonora fue y es oxígeno. No fue ese gas incoloro, inodoro e insípido, sino que desplegó sus colores, sus aromas y sabores para ser igualmente energía esencial para el organismo. Aire del fuego. La alquimia funcionó y la música fue oxígeno y el oxígeno fue la música. “Respirar… a pleno pulmón…” más veces que decir amor.

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