CARTA AL DIRECTOR

Reflexiones de la Mesa de la Ría tras la emisión de ‘Salvados’

Nos hubiese gustado que al caso de Huelva se hubiese prestado la misma atención que a la refinería de Muskiz, ya que el problema que aquí tenemos supera con creces en concentración de industrias químicas y por residuos y contaminación al de Vizcaya. Lo cierto, y una vez visto el reportaje, es que se puede comprobar que la forma de actuar de las industrias químicas es siempre la misma, independientemente de donde se instale.

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PRIMERO.- La amenaza continua de los puestos de trabajo. Si se le obliga a cumplir la normativa sobre contaminación supone una inversión que podría rentabilidad su presencia en el lugar, y por tanto tendría que irse, con lo que supone en pérdida de puestos de trabajo. Esa amenaza es una justificación para poder seguir contaminando con el visto bueno de las administraciones, y de ese modo obtener mayores beneficios privados, dejándonos a los que aquí vivimos la miseria y la mierda. Las inversiones que en otros países están realizando en industrias verdes y energías renovables, con un claro objetivo de ganar, mediante la innovación, el futuro mercado energético es el camino. Pero aquí el lobby químico no quiere que vayamos por ese sendero, ahondando más en nuestra situación de subdesarrollo y paro.

SEGUNDO.- La clara connivencia de las Administraciones Públicas (Gobierno central, Autonomía y Ayuntamiento) con las industrias químicas. Eso pasa en Huelva, en Muskiz y en todos aquellos territorios que tienen unas industrias de estas características. Eso hace que quienes gobiernen tomen decisiones mirando por el bien de las industrias químicas y no por el de los ciudadanos. Y que éstas se lo agradezcan con patrocinios y recolocando como alto cargo a algún ex de la política (la famosa puerta giratoria entre lo privado y lo público para el PSOE y el PP).

TERCERO.- La excusas absurdas sobre los episodios de contaminación, para evitar en todo momento responsabilizar a la Industria química sobre los incidentes de emisiones o vertidos. Nos resultó curioso lo del olor en Muskiz justificado por el hundimiento de un barco pesquero. Aquí en Huelva hemos conocido casos, como el de la mortandad de peces provocadas por las lluvias, o la subida del ozono debido a un incendio producido en Galicia cuyos efectos se hicieron notar en nuestra tierra, o los malos olores provocados por las condiciones climatológicas, o que a pesar del olor la celulosa no contaminaba, etc.

CUARTO.- Los problemas de contaminación al final no los soluciona la administración, ni tampoco la justicia. La máxima de quien contamina paga no se cumple en España. Para conseguir que una industria sea sancionada debe ser por el incumplimiento de un plazo administrativo, por saltarse una norma urbanística, por caducidad de concesiones, etc. Pero nunca son ajusticiadas por haber contaminado o deteriorado un entorno natural, o por envenenar la salud de quienes vivimos cerca de sus instalaciones.

QUINTO.- Criminalizar a quienes denuncian esta situación, tanto desde la administración como por parte de las industrias, culpándoles de la pérdida de empleos o de la mala imagen que se da del lugar. Esta criminalización viene acompañada de un silencio en medios de comunicación (algo que está cambiando poco a poco en esta ciudad) y con el objetivo de dar una imagen de estos movimientos ciudadanos que no es para evitar que tengan una mayor aceptación social. A pesar de ello, el mensaje de estos colectivos es tan real que va calando en la sociedad que cada vez exige más a quienes le gobiernan y a quienes contaminan, y esa es la línea a seguir para seguir luchando.

Por todo ello, la Mesa de la Ría seguirá luchando por una Huelva libre de industrias contaminantes, por unas administraciones que se impliquen más en los problemas de los ciudadanos que en los de las multinacionales químicas, por una ciudad verde y sostenible, por una mejor salud pública, por mejores infraestructuras, por inversiones en renovables y en industrias de bienes de consumo no contaminantes.

Este debe ser el futuro de Huelva, otra Huelva es posible, y para ello lo primero que tenemos que pedir es justicia para Huelva, y que se cumplan las sentencias contra las industrias químicas (Fertiberia y Atlantic Copper), que se limpien y descontaminen las marismas del Tinto, así como las parcelas de la avenida Francisco Montenegro ocupadas por industrias que han finalizado su vida útil. Sabemos que los onubenses estamos solos en esta lucha, ya que ni el Gobierno (PP), ni la Junta (PSOE-IU) ni el Ayuntamiento (PP) quieren ir por esta línea, salvo brindis al sol en período electoralista. Pero eso nos hace ser más constantes en la lucha, y como dice la mujer al final del reportaje, saben que tenemos razón y cuál es el futuro que les espera. Huelva se merece una oportunidad, ya que siendo rica, es pobre.

Mesa de la Ría

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