It’s Britney bitch!
La semana pasada tuve la oportunidad de ver por primera vez en concierto a Britney Spears. Fue en Lisboa, en la última parada por Europa de su exitosa última gira, el Femme Fatale Tour. Soy fan de Britney desde su primer disco, ‘Baby one more time’, publicado en 1999. En aquel momento yo tenía 12 años y estudiaba primero de la ESO. Ahora tengo 25, y en ningún momento he dejado de escucharla.
Sí que es cierto que no he seguido con igual interés cada una de las distintas etapas de su carrera pero, de una manera u otra, sus canciones forman parte de la banda sonora de mi vida. Quizás fue 2007, año en que Britney publicó su álbum de culto, ‘Blackout’, el momento en que pasé de ser un seguidor más a un completo fanático, tanto de la música como del personaje. Desde entonces, verla en concierto se convirtió en una de mis principales obsesiones.
Quien asiste a un concierto de Britney sabe a lo que va. No es ningún secreto que haga playblack, que no baile bien y que solo se dirija al público para saludar, despedirse y poco más. Pero da igual porque el público, completamente entregado, enloquece con cada uno de sus movimientos. La cantante, aunque haya dejado atrás los peores momentos de su vida, aquellos en los que sus excesos por poco le hacen perder la custodia de sus hijos, posiblemente nunca volverá a ser la que era. Sobre el escenario se muestra desorientada, le cuesta seguir las coreografías, y parece completamente desganada. Pero, al mismo tiempo, su carisma y su magnetismo hacen que el público perdone estos fallos, inaceptables en cualquier otro artista, que se ven compensados por un espectáculo visual potente y por un estupendo cuerpo de baile.
Así, mientras suenan las canciones grabadas, los espectadores disfrutamos de lo lindo de una Britney que baila ‘Gimme more’ sobre un barco egipcio; que se arrastra por el suelo en ‘Womanizer’; que hace un baile de lo más sugerente a un chico del público en ‘Leace and leather’; que intenta resultar seductora en ‘If you seek Amy’ y en ‘Boys’; que en ‘I wanna go’ invita a subir a bailar a gente del público; o que cuelga sobre el escenario con unas alas de ángel mientras que a su alrededor cae una lluvia de fuegos artificiales y confeti, como sucede en el apoteósico final con ‘Till the world ends’.
Fue en total una hora y media en la que Britney demostró que, pese a sus defectos, ella es única, y quizás solo por eso ya ha que adorarla. Algo tiene que tener la chica cuando lleva más de 12 años sacando discos y cosechando éxitos. Aunque en los últimos años, las nuevas generaciones de cantantes femeninas (Lady Gaga, Rihanna, Katy Perry) le hayan ganado mucho terreno, su influencia ha marcado un antes y un después en el mundo del pop. It’s Britney, bitch!!!