La escala y lo humano (I)

Habíamos llegado, mi entonces novia, Susana y yo a una pequeña plaza del centro de Roma tras haber saboreado una 'insalata di acciughe' maravillosa. La presidía un enorme palacio renacentista y la ordenaba una pequeña fuente. Nos paramos a observar y comenzamos a oir los ecos de unas voces que cantaban 'É tutto carnevale'.

Huelva24

Huelva

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Era febrero, y las voces pertenecían a una comparsa callejera de estudiantes del carnaval romano. Estuvieron deleitándonos a los viandantes durante varios minutos hasta que prosiguieron su marcha. Nosotros permanecimos disfrutando de aquel momento un rato más. La plaza tenía luces tenues, que ayudadas por la iluminación del palacio y el vapor de la respiración de la gente le daban un carácter romántico. Hasta llegar a ella habíamos callejeado por las sinuosas y estrechas calles del casco romano, y al desembocar en la plaza pudimos apreciar la riqueza espacial de la que estaba dotada. Su pequeña dimensión en contraste con el gran tamaño del palacio, y sus estrechas entradas y salidas la convertían en un escenario al servicio del ciudadano.Sirva esta anécdota introductoria para explicar que sin la conjunción de todos estos factores –arquitectura y urbanismo, historia, época y fecha, y, cómo no, el factor humano– ese espacio no tendría el valor, el encanto y la belleza de que pudimos disfrutar. Pero el valor de lo humano, del momento y de la historia, si es ponderable al menos, no lo podemos elegir ni controlar. En cambio, a día de hoy, la arquitectura y el urbanismo sí podemos controlarla. No es comparable un casco histórico de una ciudad como Roma de cualquier otro espacio urbano de otra ciudad de hoy en día. El valor de lo histórico es muy potente en este caso. Pero hay que estudiar y reflexionar sobre los espacios urbanos de nueva creación para dotarlos del valor y la belleza que se merecen.Aquí entra en cuestión la, mal llamada, escala. Siempre nos referimos a la escala urbana, o a un edificio de gran escala, o a algo de una escala superior cuando queremos decir tamaño o proporción. La escala es el mecanismo que tenemos de plasmar algo a un tamaño inferior al suyo para facilitar su mensura y comprensión gráfica. Y esto nada tiene que ver con las proporciones y los tamaños reales de las cosas. Sólo que es una representación a escala 1:1.Sin aburrir con detalles técnicos o matemáticos, quiero reivindicar la labor del arquitecto y el urbanista, también arquitecto, como responsable de la búsqueda y diseño de esos espacios urbanos, de esas plazas, de esas avenidas, de esas composiciones, de la integración urbana de los edificios.Recuerdo que un profesor, en la Escuela, nos decía que era un ejercicio de sabiduría antes de diseñar un espacio urbano dejarlo vacío, y que fueran los ciudadanos con su paso, el uso y la ocupación quienes nos diera las pautas para el diseño de sus zonas peatonales, de estancia, de sombra, etc… (era una visión muy humilde de la profesión).Las escalas (sigo utilizando mal el término conscientemente) de los espacios urbanos son muy variadas y cada una de ellas tiene sus parámetros de belleza. Pero esa belleza casi siempre ha residido en la (des)proporción con la que se han diseñado. Vayan algunos ejemplos.

La enorme extensión de la Piazza il Campo de Siena con un piso inclinado en toda su superficie, el espacio heterogéneo de la Piazza di Spagna en Roma con su gran desnivel salvado con la escalinata, y la confluencia de vías a diferentes alturas, el sorprendente escenario formalizado por la Fontana de Trevi, a la vez inesperado, las grandes extensiones de las plazas de Tiananmen, de la Plaza Roja de Moscú, la implantación y cambio de escala de las grandes catedrales e iglesias en los cascos históricos de las ciudades, la bella desproporción de un templo románico, cualquier plaza turbina de Camilo Sitte. Son algunos pero existen millones de ejemplos más. La arquitectura y el espacio forman en todos estos casos composiciones –estudiadas– de gran belleza, aunque en este texto hayamos recurrido a la inmediatez de espacios históricos.

Sin la comparsa carnavalera, sin la fecha y hora en que la visitamos, y sin el lugar histórico del que se trataba, Susana y yo no hubiéramos disfrutado de ese momento inolvidable, pero sin la angosta calle por la que accedimos, sin la pequeña plaza amorfa y sin la extraordinaria desproporción del palacete renacentista, tampoco.Los grandes maestros de la historia nos han regalado estos espacios donde se juntan la escala y lo humano.Hoy en día, en la mayoría de los casos, estos espacios los diseñan políticos sin formación, urbanistas con formación pero sin criterio, y arquitectos con formación, con criterio, pero sin escrúpulos. Ellos están en otra escala, y por ello, se olvidan de lo humano.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia