Semana Santa en Huelva
Huelva huele a Semana Santa, la Semana Mayor que vivimos los cristianos cuando se respiran aires primaverales con el olor a azahar que desprenden los naranjos de sus calles, el del incienso y la cera al pasar por las iglesias y capillas donde los hermanos se afanan en preparar y organizar el fruto del trabajo de todo un año para el día de su estación de penitencia.
Huelva huele a Semana Santa, la Semana Mayor que vivimos los cristianos cuando se respiran aires primaverales con el olor a azahar que desprenden los naranjos de sus calles, el del incienso y la cera al pasar por las iglesias y capillas donde los hermanos se afanan en preparar y organizar el fruto del trabajo de todo un año para el día de su estación de penitencia.
Entonces sacarán a su Cristo, a su Virgen y disfrutarán desfilando por la ciudad y haciendo las delicias de los cofrades, fieles y devotos que esperan con ansiedad una Semana Santa de la mejores de Andalucía y de la que podemos sentirnos orgullosos.
Cuando las hermandades llegan a la Placeta, siguiendo por la calle Méndez Núñez, plaza de las Monjas y Gran Vía hasta el Ayuntamiento, lo que conforma la carrera oficial, se encuentran los palcos preparados y engalanados para recibir a los amantes de la Semana Santa de forma reposada, cómoda, tranquila. Allí contemplarán el maravilloso desfile de las cofradías con la majestad, el empaque y la belleza que desprenden a su paso nuestras hermosas y vistosas procesiones.
Otros muchos deciden disfrutar del encanto y la emotiva sensación que ofecen las salidas a las puertas de las capillas e iglesias, con su majestuosa cruz de guía en manos de un nazareno, al que le sigue la larga fila de hermanos hasta ver aparecer el primer paso de misterio acompañado de los acordes del himno nacional, lo que llena de emoción y sentimiento al gentío que se cita para contemplar tanta belleza y que estalla en un extenso y prolongado aplauso.
También se viven momentos maravillosos y emotivos en las recogidas de cada hermandad, allí donde se agolpan cantidad de fieles y devotos prestos a escuchar esos rezos por saeta en boca de aficionados flamencos que cantan a sus queridos titulares; algo que siempre hemos llevado a gala los nacidos en esta hermosa y entrañable tierra marinera, cantaora, amante y defensora de tradiciones y costumbres que nunca debemos perder.
Comenzamos ya a vivir intensamente esta maravillosa y divina Semana Santa con el Domingo de Ramos, lleno de la alegría y el esplendor que nos trae la primavera (si Dios quiere).
Con la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, a lomos de la borriquita, ante el clamor popular de un pueblo que lo aclama y adora, recibido por una enorme comitiva, portadores de palmas y ramas de olivo, al que Jesucristo va bendiciendo a todos los presentes; Tras Él, disfrutando del entrañable recibimiento a su Hijo, camina gozosa su querida Madre agradecida por el comportamiento del pueblo ante el Hijo de Dios. Todos caminan y se agolpan para aclamarlo cuando cabalga en su pollino en loor de multitudes, acercándose ante el Mesias. Un día de esplendor, de dicha y felicidad que tenemos que disfrutarlo.
Despues vendrá el dolor de la Semana de Pasión y este mismo pueblo que lo aclama se volverá contra Jesús. Lo maltratarán, crucificarán y darán muerte y cuando llegue el Jueves Santo, la Virgen tendrá cara de pena y tristeza.
Entrada en Jerusalén
después el via crucis
con un largo padecer
vendrán los días de Pasión
que tanto sufrió Jesús
desde el Domingo de Ramos
hasta que murió en la cruz
Llegará el Sábado de Gloria
nos llenará de ilusión,
repicarán las campanas.
El pueblo estará alborotado,
que nuestro padre Jesús
ya habrá resucitado.
Domingo de Resurrección
pensando en Pentecostés
son las fiestas del Rocío
que nos llenan de emoción.