Recuerdos cofrades
75 años de Soledad...
Todavía conservo aquella foto. No sé quien de los tres mocosos era yo. Creo que el del centro. Mi primera estación de penitencia en El Silencio. Un privilegio reservado a unos pocos. Un veterano hermano del Silencio de Sevilla dijo alguna vez, hace muchos años: “No salimos para que nos vean, nos ven porque salimos”. El Silencio es de las clásicas hermandades que salen inesperadamente a tu encuentro en cualquier esquina.

La Real e Ilustre Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos de Nuestra Señora en su Soledad (El Silencio), se fundó hace setenta y cinco años, y todavía hay gente que no nos conoce. Somos la sorpresa del viandante sorprendido en una esquina; esa persona curiosa que camina tranquila el Viernes Santo pensado que ya había visto todas las cofradías. Por ello, no nos sorprende ver bajo nuestro morrión al boquiabierto espectador buscando en su librito el nombre de la cofradía que se ha cruzado en su camino. La hermandad nunca ha cerrado sus puertas a las nuevas incorporaciones, pero el ciudadano casi siempre prefiere, a la hora de elegir devoción, una cofradía de multitudes y con música.Yo creo que existe porque nadie pensó fundarla. En un principio fue un sueño, una utopía que con el tiempo y las vicisitudes se hizo realidad palpable. Al contrario de lo que se pueda pensar, El Silencio es una hermandad muy viva, con una firme confesión de Fe, comprometida en los ámbitos sociales, de virtud austera y testimonial. Una comunidad de hermanos en la que todos se sienten miembros activos. No formamos parte de una cofradía, sino que la cofradía forma parte de nosotros. Es nuestra forma de ver la Semana Santa, de sentir a Dios, de ver la vida.Tiene una idiosincrasia muy particular, porque se ha convertido en una gran escuela cofrade para todos los que pertenecemos a su nómina de hermanos. Entre sus “hermanos de cuna” existen personas de todas las profesiones y capas sociales, y entre ellos, se encuentran una medalla del consejo de hermandades y un pregonero oficial de nuestra Semana Santa. Siempre decimos que somos pocos, pero tampoco tiene que faltarnos nadie. Llevamos 75 años, y aseguro que no ha sido fácil el trayecto recorrido. El hecho de ser una hermandad minoritaria ha conseguido afianzar la Fe de sus cofrades en los momentos en los que ha habido que campear temporales en muchos mares diferentes. Sabemos que los tiempos pueden parecer poco proclives a idealismos con fundamentos religiosos, pero es tiempo de valientes, y El Silencio siempre ha tenido pequeñas personas luchando contra grandes dificultades. Resumiendo: Somos una hermandad que vive en Cristo a través de la mirada de su Madre.Espero que estas letras sean una gran ventana abierta a la curiosidad del cofrade o espectador casual de nuestra Semana Santa. Un caudal por medio del cual todos puedan conocernos mejor, y así, adentrarse en nuestra pequeña y humilde pero intensa historia.