Que viene, que viene
En un último intento casi desesperado de salvar el escollo electoral del 22 de mayo el PSOE arengaba el miedo a la victoria de la derecha, la más radical en años según dijeron casi sin pestañear. Ni los temores baldíos sobre el arribo de los populares ni sus tímidos intentos de apadrinar el movimiento del 15-M prendieron la llama. Las urnas han revelado unos resultados terminantes; la evidencia del infortunio de los socialistas ha quedado plasmada en la provincia de Huelva, la misma que antaño fuera el colchón de votos para el clan de la rosa y el puño.
En la capital Pedro Rodríguez ha revalidado su cuarta mayoría absoluta (y quinta victoria), un categórico triunfo que sin embargo esconde una bajada de apoyos electorales que confirma la tendencia de 2007. Justo enfrente se encontrará sólo 9 concejales del Partido Socialista; Petronila Guerrero no ha sabido -o no ha podido- desfalcar a los populares del consistorio capitalino cosechando peores resultados que sus antecesores a pesar de su derroche de “inversiones”.
Esta pérdida de votos de la bicefalia -con influjos del 15-M- ha contrastado con la embriaguez de resultados de Mesa de la Ría e IU con una y tres butacas respectivamente en el patio consistorial. La victoria, a pesar de los 14 concejales populares, se ha saboreado en estas dos formaciones que a buen seguro harán valer su crecida con su nota de color (verde) en el monocromo tradicional.
La caída socialista también ha dibujado un nuevo escenario en la Diputación Provincial, donde las bancadas rojas y azules se han repartido a partes iguales dejando a IU como llave y, siguiendo las directrices de Diego Valderas, no dejarán gobernar a la derecha en Andalucía. Renegaron de él pero, como era previsible, ejercerán su papel de bisagra electoral.
Una vez levantadas las cartas, el cenagal del PP es su necesidad de alzarse con mayorías absolutas para poder gobernar en la provincia ante los más que potenciales pactos de la izquierda. Pero en su avance, los de Manuel Andrés González han superado barreras ideológicas con señeras victorias en rediles como Aljaraque, Cortegana o Valverde -quema de rastrojos incluida-.
Con estos frutos maduros, el 22 de mayo ha anticipado palmas y laureles populares en las generales y en las elecciones andaluzas. Ahora, espetarán y con razón “que viene la derecha”.