Si Erasmo levantara la cabeza...

Erasmo de Rotterdam no tuvo una infancia fácil y se podría decir que tampoco lo fue su juventud. Hijo bastardo de un sacerdote y su sirvienta, con lo que eso suponía en aquella época, tuvo claro que no le iban a regalar nada a lo largo de su vida. Y para alimentar sus ansias de conocimiento se ordenó sacerdote, con lo que consiguió estudiar en la Universidad de París. Aporta su nombre a las conocidas 'Becas Erasmus', por su condición de humanista y libre pensador, siendo un adelantado a su tiempo.

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Los estudiantes erasmus no sólo comparten con él, a partir de ahora, el ansia por descubrir cosas nuevas y abrir su mente, sino también las dificultades añadidas. En este portal de información pueden consultar una noticia que no deja de ser sorprendente, a pesar del marco político, económico y social en el que nos encontramos. Que las becas erasmus sufrirían recortes, todos lo sabíamos. De hecho, ya los sufrieron años atrás, lo cual nos dice que, a día de hoy, contando con los nuevos recortes, más que becas son humildes ayudas para quien quiera emprender la aventura, no sólo académica sino también económica, de estudiar en un país extranjero.Y poco hay que objetar en esta situación. Entiendo que hay cosas prioritarias que están por delante, aunque también he de decir que me choca que se haga esto sin tocar complementos, dietas y viajes de políticos que, a día de hoy, no se justifican del todo. Pero lo entiendo. Entiendo que estamos muy mal y que hay lujos que no podemos permitirnos, aunque siempre afecten a la educación o la sanidad. Eso es lo único que me inquieta, la dirección en que siempre se apunta.Pero, seamos claros. Hay algunas cosas en las que los estudiantes erasmus se han desmarcado de Erasmo de Rotterdam. Desde mi experiencia, la de alguien que no disfrutó de una de estas ayudas pero que conoció a muchas personas que sí pudieron, tengo la impresión de que el espíritu se ha desvirtuado. Un año erasmus es un año de fiesta, aprendizaje de un idioma en función del empeño que se ponga, además de la cultura de turno, y algo de trabajo duro en momentos puntuales. En muchos casos, las pruebas de nivel sobre el idioma son de pinta y colorea. Llegados al lugar de destino, algunos aprueban por la cara a cuenta de la dificultad en el idioma y el importe de las becas se destina a viajar y vivir la vida padre, además de las necesidades normales. No se puede generalizar, sé que no es lo que ocurre siempre, pero es lo que se ve, es lo que queda, y es algo que le ha dado una publicidad negativa e inmerecida a una iniciativa académica que debería ser enriquecedora como pocas. Quizá por esa sensación de desmadre, de poca seriedad, estas ayudas se encuentren hoy desamparadas ante la tijera que todo lo puedePero eso es una cosa y atacar a traición es otra muy distinta. Si se decide recortar las ayudas de aquí en adelante, nada que objetar. Se determinan cuantías y condiciones, número de plazas, y que gane el mejor. Pero querer aplicarlas con retroactividad y sin haber satisfecho el pago convenido al cien por cien es canalla y ruin hasta límites insospechados, incluso en los tiempos que vivimos.Los estudiantes que consiguieron una beca para salir al extranjero, lo hicieron según las reglas del juego, las normativas que estaban en vigor. Y se embarcaron en esa aventura que supone dejar el hogar y afrontar lo desconocido amparándose en un trato que no se puede cambiar de manera unilateral y a toro pasado. Pasar el cepillo es justificable, pero no a punta de pistola.Se les pide que devuelvan lo gastado, sea en lo que sea y como sea, porque no saben ya de donde sacar, de donde arañar dinero que debería ir destinado a enriquecer a la población, a cubrir necesidades, pero que irá al pago de una deuda de la que no tenemos culpa ninguno de nosotros. Si Erasmo de Rotterdam levantara la cabeza, seguramente no entendería en qué momento algunos estudiantes pensaron que le honraban estando en todos sitios menos en las clases, pero me da la impresión de que pediría que retirasen cualquier apelativo a su persona de unas becas que, visto lo visto, más que ayudas empiezan a convertirse en trampas.

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