La voz de su amo

Siempre se ha dicho que en democracia es beneficioso tener una oposición fuerte porque de las críticas que los grandes partidos se hacen mutuamente es de donde surge toda la información para que los ciudadanos se formen una idea real de la política del país. Pero cabe preguntarnos si como ciudadanos con criterio propio, nos podemos permitir el lujo de depender únicamente de las informaciones que se cruzan socialistas y populares, debido a que éstas pueden hallarse limitada a ciertos conceptos y líneas ideológicas que impiden ver la magnitud de los problemas políticos en su totalidad.

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Por otro lado,no resulta fácil encontrar el lugar y las voces para hallar los alternativosdiscursos que van más allá de lo que PP y PSOE y los medios afines a unos o aotros revelan. Si pocas dudas me quedaban ya sobre lo edulcorado del análisispolítico por parte de los medios de comunicación del país, menos me quedan aúntras una semana de oír hablar a periodistas de todos los medios sobre el casoBárcenas.

El casoBárcenas parece haber inaugurado una nueva etapa en la legislatura, ya quehasta entonces el  PSOE se había sentadoa verlas venir después de un año entero noqueado por su terrible batacazoelectoral. Sin embargo, sería un error creer que el debate político se va aenriquecer  del fin de la pasividad  de los socialistas y el contraataque de lospopulares, más bien al contrario. Por lo pronto, la contienda dialéctica parececentrarse en el problema de la corrupción en ambas formaciones políticas. Lossocialistas pretenden descubrir un vasto entramado de financiación ilegal en elseno del PP que demostraría que altos cargos del partido se habrían beneficiadode sobresueldos de los que hacienda no tenía constancia alguna. El PP por otrolado intenta sacar petróleo de un caso de contratación ilegal en la fundaciónIdeas, caso de menos enjundia pero que lastra a un  PSOE sobre el que aún pesan los casos decorrupción del felipismo.  En resumen, seha inaugurado una fase de “y tú más” entre los dos partidos para ver cuál delos dos huele menos a podrido. Esta contienda se está librando, como no podíaser de otro modo, en los medios de comunicación afines a ambas partes.

Evidentementeno todo iba a ser Bárcenas, fundación Ideas y corruptelas. La actualidad  económica sigue importando aunque haya pasadoa un segundo plano. El mismo caso Bárcenas ha servido para reavivar losrescoldos de la polémica de la Ley de Afloramiento de Capitales Ocultos con lasque el gobierno pretendía recaudar 2500 millones de euros para las arcaspúblicas. La sospecha de que Bárcenas hubiera podido acogerse a la amnistía fiscalpara poder ocultar parte de los 22 millones de sus cuentas de Suiza ha hechoque el PSOE retome la campaña que inició en su momento contra la amnistíafiscal. Sin embargo, la crítica que de ésta se ha venido haciendo desde lasfilas del PSOE  no solo ha carecido deuna visión que vaya más allá de la mera crítica a que delincuentes comoBárcenas puedan blanquear dinero ilícito sino que ignora que cualquier amnistíafiscal es ilegítima en sí. Evidentemente después de haber llevado a cabo dosamnistías fiscales en 1984 y 1991, el PSOE ha suavizado un poco su crítica haciala medida del gobierno, entrando en pormenores técnicos para hacernos ver quelas anteriores amnistías eran menos injustas. Rubalcaba hace poco dijo quequería saber “cuántos Bárcenas” se habían beneficiado de la amnistía. Yoquisiera saber por qué ha habido tres amnistías fiscales y tan poco rigor en elcontrol de evasión fiscal a las grandes fortunas desde que PP y PSOE gobiernan.Desgraciadamente no es ésta una de las cuestiones que se debaten  en los medios españoles a día de hoy: lacorrupción es la estrella y nada le va a hacer sombra.

La corrupciónestá tan presente en las voces y tinta de tantos periodistas que empieza a serpreocupante la obsesión por ella, especialmente teniendo en cuenta los temasque a veces trae aparejada consigo y que muchos tertulianos y analistaspolíticos sacan a colación cada vez que pueden. Ideas como que la corrupción sepodría terminar con un pacto entre los dos grandes partidos, un gobiernotecnocrático formado únicamente por una élite de personas sin mácula yaparentemente neutrales y no sé qué disparates más. Uno de estos creadores deopinión llegó incluso a citar a los dictadores romanos de la época de larepública, que eran puestos por el senado cuando había desgobierno y decadencia.Tras decir este señor esto, se quedó tan tranquilo sin que ningún otrointerlocutor creyera necesario hacerle notar que lo que había dicho era propiode un fascista.

No voy a hacerun descubrimiento revolucionario diciendo que la prensa  recoge solo una parte del vasto abanico deideologías de la sociedad española, ni tampoco sorprenderá decir que laciudadanía se ciega en debates promovidos desde las instituciones al soloobtener la información de los grandes medios. Aquellos que poseían los másaltos altavoces ganaron la batalla de la propaganda. Los panfletos, fanzines ydemás fueron el refugio de las  vocesdiscordantes que ahora  parecen recuperaralgo de espacio con internet. Durante mucho tiempo hemos creído que del fuegocruzado de los dos grandes partidos era de dónde podíamos obtener todo lo quenecesitábamos saber para tener una visión amplia del espectro político. Eltiempo ha demostrado que esto no era correcto y es especialmente ahora cuandomás peligro entraña creerlo, en el momento en el que cuando parecía que nadapodía ir a peor… todo empeora. Las voces críticas que proponen grandes pactosno hacen más que intentar salvar a los que mandan. Son, al fin y al cabo, las vocesde nuestros amos.

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