Sergi Barjuan: error y traición

Si decíamos que el final de liga estaba siendo aburrido en el césped, fuera de él se está animando bastante, aunque no de manera positiva. A la polémica que ha dado de sí la degradación del juego del equipo y decisiones varias, tanto en el banquillo como en la planta noble del club, ahora se suma esa reunión secreta entre Sergi Barjuan y algunos periodistas deportivos de la ciudad.

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Ha sorprendido la noticia, primero, porque la reunión no se mantuvo con todos los profesionales que cubren la actualidad del Decano, sino que se llevó a cabo con unos pocos y porque, además, el jefe de prensa del club no tenía la más mínima idea. Nocturnidad y alevosía.

Sorprende también la motivación de la misma. Sergi pidió ayuda una vez más, aunque esta vez ofreció algo a cambio, como si de un trueque se tratase: vosotros aflojáis las críticas y yo aflojo en la política de atención a los medios por parte de los jugadores. No se da cuenta de que las críticas generalizadas al juego no han venido dadas por que los jugadores no vayan a las tertulias. Al menos, no en todos los casos. 

Sergi busca un acercamiento con la prensa, que es lo mismo que buscarlo con los aficionados, pero llama la atención que lo busque ahora, con la temporada agonizante, y después de todo lo que ha llovido. Nunca es tarde si la dicha es buena, eso es evidente, pero queda la duda de si las motivaciones que le han llevado a este acercamiento son de comprensión hacia los medios o de necesidad personal. Creo que se ha equivocado, porque no se puede alcanzar un estado de consenso hablando sólo con unos pocos y porque obviar los mecanismos que tiene el club para ello proyecta imagen de desgobierno. Tanto se ha hablado de la profesionalización del Decano que ahora pensarlo no da más que risa.

Pero no quiero dejarme algo atrás. Creo que Sergi Barjuan no lo ha hecho bien, que se ha equivocado, pero la filtración que algún compañero hace de una reunión secreta me parece vil e indeseable. Uno puede ir a la llamada y presentarse sin saber de qué va la historia, pero en el momento en que le explican de qué va la historia, tiene dos opciones: quedarse y mantener el secreto o retirarse educadamente si entiende que esa reunión no debería producirse. Porque no debemos olvidar que, a la sazón, Sergi ejerce como una especie de fuente, interesada o no, y los periodistas estamos obligados a defender a nuestras fuentes. El que lo haya filtrado, sus razones tendrá, pero poco o nada tienen que ver con el periodismo.

Supongo y espero que Sergi haya aprendido algo de todo esto, tanto en lo que ha hecho rematadamente mal como en lo referente a la traición de la que ha sido objeto.

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