Nos merecíamos un año como éste

12.12 h. Corrí con mi cámara tras el equipo. El arbitró decretó el final del partido y una nube de fotógrafos, entre los que me encontraba, siguió al equipo dirigirse al centro del campo a recibir la ovación de su hinchada. Sencillamente fue espectacular escuchar a todo el campo despedir a su equipo al grito de ‘Recre, Recre’. Como un escalofrió, este recorrió mi cuerpo y por mi mente pasaron a modo de ‘flashback’ algunas de mis vivencias como recreativista.

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En ellas hay de todo, pero sobre todo mucho amor a mi equipo. Esos recuerdos de forma aislada del descenso del Decano a Segunda B en la 88/89, los Colombinos donde se estrenaron las retransmisiones de Canal Plus, esos partidos ante Mármol Macael, Mollerusa o Mensajero, la llamada de socorro y el ya recordado lleno contra el Jaén, los partidos ante la liguilla de ascenso perdidas ante el Castilla de Alfonso y el entrañable Numancia, el ascenso ante el Deportivo B y las bases de estabilidad que aportó Joaquín Caparrós, el descenso ante el Osasuna de Iván Rosado, tras una horrible temporada de la mano de Alfonso del Barrio y con el intento infructuoso de Julio Peguero de solucionar el entuerto.En la siguiente campaña, con todos mentalizados de que volvíamos al pozo de Segunda B llegó el ascenso por la vía de los despachos en aquellas recordadas Fiestas Colombinas. Llegó Lucas Alcaraz y el granadino lideró un equipo que desafió a grandes como Atlético de Madrid, Sevilla y Betis. Será recordada la temporada porque el equipo pudo haber logrado el ascenso, lo mereció, pero el dinero todo lo puede y tuvimos que sufrir arbitrajes canallescos. Sin nada que exigir. En la siguiente temporada el equipo lo bordó, de tapado y logró cumplir el sueño de muchos recreativistas, el segundo ascenso a Primera División.En esa aventura en Primera de la mano de Lucas, dos caras distintas. El de la Liga, de un equipo que estuvo siempre abajo y cuando parecía que podría salir, recibió el mazazo en forma de partidos continuados ante los equipos dominadores como Real Sociedad, Madrid, Deportivo, Barcelona y Sevilla. El partido del Pizjuán fue muy doloroso para los que estuvimos presentes, pero tampoco era un drama el descenso y más como se había configurado la plantilla. La otra cara fue la Copa del Rey, en una temporada histórica al alcanzar al Decano la final tras eliminar a Villanueva, Almería, Betis, Atlético de Madrid y Osasuna. La final en Elche contra el Mallorca fue una fiesta y con el equipo ya descendido, teníamos pocas posibilidades de poder disputarla. Pero siempre pensaremos que habría pasado si el colegiado hubiera dado por legal el gol de Xisco. Recuerdo en el final, que cansado de un día largo, me senté sobre la acera y un señor mayor, ataviado con una zamarra del Decano de los que no se pueden comprar en ninguna tienda, me dijo: “Levántate chico, el fútbol siempre concede revanchas y hoy el resultado era lo de menos“.Y tanto que concedía revanchas. Llegaron temporadas extrañas con Paco Herrera, y Kresic en los banquillos. Con Quique Hernández se peleó por el ascenso, aunque el hecho de no tener ‘feeling’ con la grada determinó en una convulsa campaña por sus decisiones como entrenador.A partir de la siguiente llegaron años dorados. Con Marcelino, volvió el buen gusto por el fútbol y la creencia de que el Decano podía ganar jugando bien. Eso se refrendó con una gran temporada y con el ascenso merecido como campeón de Segunda en la última jornada. Ya en Primera, el equipo estuvo a punto de lograr la machada de clasificarse para la Copa de la UEFA, finalizando en la octava posición en una temporada histórica, la mejor del equipo en su breve paso por Primera División. En la siguiente y tras el fiasco de Víctor Muñoz, la llegada de Manolo Zambrano y Juanma Rodríguez fue clave para lograr el milagro de la permanencia, en un memorable último partido contra el Valladolid. Una proeza que no pudo conseguirse en la siguiente temporada, con dos errores claves, uno fue el cese tan vertiginoso de Zambrano y otro fue la llegada de Lucas Alcaraz. No funcionó y el equipo terminó descendiendo, a pesar de que tras victoria en Málaga parecía que podría lograrse la permanencia.Con el descenso a Segunda, llegaron temporadas planas, en la que el frente no estaba en el terreno de juego, sino la situación económica del club. Se supo que el club tenía una enorme deuda, se entró en Concurso de Acreedores y la inestabilidad institucional fue la norma en unos años para olvidar. Cambios en los Consejos, hasta la venta del club a manos privadas. El club dejaba de estar en manos municipales con la llegada de Pablo Comas y Víctor Hugo Mesa.Ahora son momentos para disfrutar y para dejar atrás estas últimas temporadas, en las que ha existido unan fractura entre equipo y afición. Poco a poco hay que recuperar gente para la causa. Nos merecíamos empezar una temporada así, con autoridad y dando señales claras de que estamos por encima de nuestros rivales, a otro nivel. Pero el fútbol no entiende de cosechar éxitos, sino de presente. Un presente del que ser comprometidos y conscientes. Y eso no se le escapa a Sergi y su equipo.

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