Salvados en Colombinas
Corría el verano del 2000, eran tiempos de Colombinas y en el Recreativo de festejo. Porque tras una horrible temporada culminada con el descenso a Segunda B en el campo del Sadar, los albiazules recuperaban la categoría en los despachos. El descenso por la vía administrativa del Mérida y del Logroñés permitió al Decano festejar en la fiesta grande de Huelva su vuelta a la élite en pocas semanas.
Catorce años después los fantasmas aparecieron como antaño. El club financieramente navega hacia una catarata de destrucción. Sin ingresos y sin capacidad de hacer frente a sus pagos, ha acumulado deudas con sus futbolistas, canteranos, empleados y acreedores. Además se ha visto imposibilitado para hacer frente a lo más básico en su supervivencia, su plan de pagos con Hacienda tras su salida de la ley concursal. Todo esto había servido para crear un clima de intranquilidad en todo el recreativismo que no se vio minimizado ni siquiera por los comunicados que lanzó el club. Solo se evaporaron, al menos en parte, con las declaraciones del presidente de la LFP, asegurando que el club estaba inscrito en la competición.
Catorce años después se pudo respirar tranquilo, el Recreativo sigue vivo y podrá iniciar la competición, aunque en una situación institucional muy precaria. Y es que la Liga ha tenido que saltarse una de sus normas, la de que es necesario presentar un certificado negativo de Hacienda en la que se especifique que se está al corriente de pago con la agencia tributaria, para poder salvaguardar su propia competición, ya que hasta siete equipos de Primera y Segunda se hubiera visto sin posibilidades algunas de competir en el fútbol español. Y entre ellos estaba el Recreativo, que anunció haber saldado sus deudas con los futbolistas que habían denunciado ante la AFE. Algo que se había producido mediante el pago directo a algunos futbolistas que habían salido y exigían estar al día para retirar la denuncia, y con negociaciones para aplazar lo que se les adeuda al resto.
Acciones que demuestran lo complicada de la situación que vive el club, incapaz de generar recursos para poder estar al corriente con Hacienda y al día con sus deudores. Una espada de Damocles que está amenazante y que de momento da una tregua tras una maniobra de subterfugio de sus gestores.
Mientras que no llegue el dinero de la ampliación de capital, que de momento sigue sin aparecer al menos de forma oficial, el futuro del club pinta negro, incluso a corto plazo. Solo se me ocurre un ascenso a Primera como salvación a todos los males, algo que sabemos de lo complicado que es. Ya no solo a nivel deportivo, sino por todo lo que rodeará al club en estos meses. El ejemplo lo tuvimos el año pasado entre continuas noticias de embargos, comunicados y problemas.
Por eso les pido que festejen en la medida de sus posibilidades esta “permanencia” sobre la bocina, porque lo que nos espera la próxima temporada no pinta nada halagüeño. Eso sí, si la ‘pelotita’ entra, todo puede dar un giro de ciento ochenta grados.