Un año difícil
No fue un miércoles más. La comparecencia de los máximos responsables del club en un “desayuno informativo” con la prensa sirvió para ratificar la dramática situación que algunos veníamos advirtiendo hace tiempo. El Recreativo de Huelva está muy mal, sin capacidad de generar ingresos (al menos por sí mismo) y necesita de la paciencia de sus actuales gestores, en forma de ingresos periódicos casi a fondo perdido, o que llegue otra persona con una mayor capacidad financiera.
El Recre ya estaba muy mal antes de que llegara Gildoy. Entre la decepción de la mentira de la ‘deuda cero’ y el futuro negro que se avecinaba con la Ley Concursal, el club no era una bicoca ni mucho y menos. El Ayuntamiento no podía sostener más al club y en un intento desesperado por cerrar una necesaria ampliación de capital, contactó con Víctor Hugo Mesa y Pablo Comas. No sabemos cómo se produjo ese acercamiento, pero la realidad es que Gildoy apareció para poner el dinero que faltaba para la ampliación, y tener presencia en el Consejo de Administración. Una presencia, que con independencia de si hubo o no más grupos interesados, garantizó un lugar preferencial para la compra del club. La marcha progresiva de los miembros que con anterioridad el Ayuntamiento había colocado en el Consejo fue el ejemplo más claro.
Al final dieron el paso y habrá que estar agradecidos por ello, pero con reservas. Apostar por el Decano, en su situación como la que estaba, no era fácil. Y Víctor Hugo Mesa y Pablo Comas lo dieron, pero también sabían a ciencia cierta donde entraban y las dificultades que conlleva manejar un club de fútbol, en tiempos donde la ruina económica es el pan de cada día. Difícilmente se entra en un club como el Recreativo con el objetivo de hacer dinero.
Con esa premisa han gestionado al Decano y uno tiene la sensación de que han ido de más a menos, cuando el discurso fue el de volcar todos los esfuerzo en el tercer año del proyecto, con motivo del 125 aniversario. Algo bonito, pero irreal viendo la situación del Recreativo de Huelva. Si ya de por sí es complicado gestionar un club con pocos recursos, más difícil es cuando no se invierte en él, salvo cuando no queda más remedio. Y ojo, entiendo que no es sencillo meterse en un negocio que no es rentable, pero hoy por hoy el club necesita de inyección de capital de forma regular para poder salir del pozo en el que se encuentran, eso o ascender a Primera, donde el club encontraría el maná del que necesita.
Embargados por Hacienda, los gestores recreativistas fueron claros. Creo que por primera vez en mucho tiempo. Decidieron dejar de tapar, siendo sabedores de que esta estrategia, amparada por medios afines, no funciona para crear una corriente de opinión que ayude a desviar la atención. Ahora el futuro pasa por conseguir nuevos socios que entren en el proyecto de Gildoy, el entregar el club con una venta de acciones a un nuevo propietario, con mayor capacidad económica o el conseguir cancelar la deuda con Hacienda, previa gestión con una persona o entidad que sea el nuevo principal acreedor del club.
Todas las alternativas serán complicadas de efectuar, y mientras tanto el día a día del club seguirá siendo nada halagüeño. No se puede volver a fallar con el plan de pagos, además de cumplir con plantilla de futbolistas, la que está al día según aseguraron los dirigentes. No ocurre así con los canteranos y empleados. A los primeros hay casos de impagos las últimas seis mensualidades, mientras que en los segundos hasta de tres. A todo esto hay que sumar las dificultades que se está teniendo para cerrar la plantilla. A Oltra se le ve disgustado, veremos si al final dispone de lo que tiene y se le prometió. Pero en el Consejo han sido claros, se fichará, siempre sin poner en riesgo el futuro del club y de la paciencia de los propietarios, ya que ese dinero tendrá que salir de sus bolsillos.
Veremos cómo transcurre todo, pero está claro que el inicio de temporada promete emociones fuertes. No se prevé un año tranquilo, sino más bien todo lo contrario.