Máximo respeto
A nadie le cabe la menor duda de que tal y como está el Decano, todo pasaba un cambio radical que garantizara la entrada de dinero. Las promesas baldías de Pablo Comas y Víctor Hugo Mesa ya no convencen a nadie, y este nuevo capítulo de la truculenta historia que está desarrollando Gildoy en el Decano podría ser hasta previsible.
Con todo embargado y en proceso de desintegración, como refleja el hecho de que la Ciudad Deportiva vaya a ser subastada por la Seguridad Social, si antes el club no liquida liquida la deuda que tiene contraída, la llegada de inversores o de simple prestamistas a cambio de intereses puede sonar a bendición.
Pero lo que no es de recibo es quitar de en medio al técnico de la casa, que ha sabido aceptar de la mejor manera la misión casi suicida que le encomendaste, y que en pocos partidos había sabido reconducir la situación. Pavón había sabido sortear el marrón y ganarse a todo el mundo. Sin duda era la personificación de la paz social, algo no visto en este club en los últimos tiempos y además había demostrado sobradamente estar cualificado para llevar al Decano a pelear por la permanencia, a pesar de ser una misión sumamente difícil y complicada.
Tras dar una gran imagen en Gijón y encarar el partido más difícil ante el ‘todopoderoso’ Betis con la ilusión de dar la campanada, llegó este nuevo sobresalto. Un nuevo técnico, desconocido total y que se hará cargo del banquillo recreativista. Pavón ha sabido aceptar esta ‘guarrada’, como bien ha sabido definir el periodista Fran Barbosa, con entereza y sobre todo con recreativismo. A pesar de enterarse hace dos días, ha sabido encajar el golpe de la mejor manera y ponerse a disposición del nuevo ‘míster’, cuando aún no tiene ni siquiera claro cuál será su futuro, aunque se asegura que será el segundo del portugués.
En cuanto a la plantilla, ya no sorprende escucharles sus lamentos, por la poca o nula comunicación con la zona noble. Así lo manifestaron Fernando Vega y Pedro Ríos, quejándose amargamente de que han tenido que enterarse por las redes sociales. Ni siquiera una llamada para ponerles al día de la nueva situación.
Y con todo este ‘maremágnum’ de noticias y desencuentros, Pavón y los suyos afrontarán el partido del Betis con la mayor dignidad posible. Lo que parecía algo casi inmediato, con respecto a la llegada de este grupo inversor o empresa futbolística como ha definido el club, parece que se retrasará en el tiempo. Y es que la expectación es máxima y un error puede echarlo todo por tierra.