La lucha por los símbolos
Fue en 1909 cuando el Rey Alfonso XIII aceptó ser presiente honorario del Club Recreativo de Huelva, otorgándole en compensación la autorización para que se pudiera añadir a su título el del ‘Real’. Una distinción que le fue otorgada incluso que antes que a la propia Federación Española de Fútbol (1913), aunque no se le fue notificada oficialmente al club hasta el 16 de enero 1916. Fue entonces cuando el club modificó su escudo, el fundacional, al que hoy todo el mundo conocemos como tradicional, aunque en un estado embrionario en cuanto a su diseño y que incorporaba la Corona Real.
Así las cosas, estamos a pocos días de que se cumplan cien años de un escudo, el que todo hemos conocido asociado al Recreativo de Huelva, y que desde la llegada de Gildoy nos han arrebatado. El resaltar la historia que nos precede y enarbolar el Decanato es un acto loable, pero cuando se crea un escudo conmemorativo (para el 125 aniversario) y que para sorpresa de todos sigue impuesto de forma casi dictatorial, a contracorriente de los deseos de la mayoría de la afición, deja claro que lo que se busca es la confrontación y el protagonismo estéril por el simple deseo de dejar algo para la posteridad. Pero la historia solo dejará que la gestión de Pablo Comas llevó al viejo Decano a bordear el precipicio. Esperemos que lo que queda por llegar no signifique la muerte del Recreativo de Huelva, con el madrileño como máximo protagonista. Eso sí sería dejar algo para la posteridad, que su foto aparezca en los archivos de historia como el verdugo del sueño de generaciones de onubenses. De la ilusión de personas, de algo más que un simple equipo de fútbol. En sus manos está.
Al igual que en sus manos está el acabar con la sinrazón. Si no ha sido capaz de sacar adelante este club al que vino usted a modernizar (no nos olvidamos de sus primeras declaraciones) y que ha llevado casi a la ruina (de manera voluntario o involuntaria, me da igual), haga un ejercicio de responsabilidad y empatía, sentándose con los distintos colectivos que han enarbolado la bandera del Decano. A día de hoy, en la situación en la que se encuentra el fútbol, no va a llegar nadie a apostar por el club si no pone las cartas encima de la mesa. Si no se abren ventanas y entra aire fresco. Se necesita saber en qué situación se encuentra el club, con papeles y por supuesto con una auditoria real. Y sobre todo, dialogar y ofrecer soluciones que garanticen el futuro del Recreativo.
Probablemente ya se esté tarde de todo y estemos ante el último tramo de vida de nuestro club, del que nos sentimos representados los onubenses. Con su escudo, el de siempre. Queremos que vuelva, aunque ya sea un debate estéril por la situación por la que atraviesa el club. Pero los que nos enorgullecemos de los valores de nuestro club y de la identidad que representa, a veces pisoteada, nos gustaría estar sus últimos días como si nada hubiera pasada. Como si estos últimos cuatro años nunca hubieran existido.