Del magenta al blanco y negro
El magenta se difumina en Huelva y parece abocado al blanco y negro propio de los recuerdos que, no en vano, fueron muy dorados. Ese vivo color que pigmentó cada semana las gradas del pabellón Andrés Estrada empezó ya a debilitarse durante la temporada pasada, cuando algunos rivales aprovecharon una lasca institucional en la obra de arte creada en las pistas para desteñir los logros y el futuro del CB Conquero, cuyo panorama deportivo pintaba por entonces muy bien.
El borrón económico y financiero se fue extendiendo y manchó la trayectoria inmaculada en la competición, dejando un lúgubre paisaje plagado de sombras. La pincelada se tornó gruesa e irregular cuando el equipo onubense fue quedándose en cuadro para afrontar la recta final de la campaña y, desde entonces, los brochazos del destino no han dejado de dibujar pegotes en el devenir del Conquero.
Se esbozó un boceto sin grandes alardes para afrontar el nuevo curso, pero fue rechazado sistemáticamente por la Federación y posteriormente por el Consejo Superior de Deportes, que apostó por apoyar la decisión en firme. Y, desde entonces, los esfuerzos creativos e imaginativos para convencer a los críticos han sido en balde, rechazando cada recurso estilístico para poder exhibirse en la galería liguera, donde habrá un espacio vacío imposible de cubrir.
La justicia ordinaria es el último cartucho, lento e impredecible, aunque el daño que ha sufrido la obra del Conquero, sin equipo ni proyecto a escasos días del inicio de la temporada en Liga Femenina, no hay restaurador que lo repare. Nadie podrá devolver al cuadro onubense el privilegio de disputar una Supercopa de España en la que se ganó su participación tras ganar la última edición de la Copa de la Reina.
El juego de la perspectiva parecía situar a las administraciones en un primer plano dentro de la escena, un efecto óptico que se desmontaba al acercarse a la realidad y al día a día del club del que se hallaban muy lejos. Las instituciones han abusado del trampantojo del apoyo vacuo, con estrechones de mano y guiños compuestos por promesas y compromisos que han tenido escasa repercusión en la composición final.
El cuadro conquerista ha quedado plagado de puntos de fuga por los que se ha escapado la luz de una obra única y quizás irrepetible, sus jugadoras. Especialmente dolorosas han sido las salidas del plantel de Alba Prieto y Andrea Alcántara, las dos joyas de la corona de la excelente cantera onubense.
Se ha secado el pincel que imprimía un trazo brillante, fino y sinuoso en las pistas, otorgando talento y nuevos aires a la pinacoteca del baloncesto femenino, que necesita ventilarse y donde imperan unas manidas y excesivamente intensas fragancias de perfumería charra.
@ManuelGGarrido