ENTREVISTA

Lucas Llanes, cazador trotamundos apegado a la tierra: «Tuve que subir a 6.800 metros nada menos para encontrar el carnero de Marco Polo»

Este ingeniero agrónomo y exdirector de los Servicios Agrarios de la Diputación de Huelva defiende que «el cazador es un estudioso del campo, de ahí surge el respeto por el medio natural»

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Bernardo Romero

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Ingeniero agrónomo por la Politécnica madrileña, opositó y ganó plaza de funcionario en la Diputación de Huelva, donde estuvo desde su fundación y durante largos años estuvo al frente la Granja Escuela, para pasar luego a dirigir los Servicios Agrarios de la primera institución provincial. A Lucas Llanes Borrero muchos le conocen por su faceta de cazador, por esas fotos que desde la prensa local nos lo mostraban en lugares exóticos posando ante una pieza soberbia, junto a la gente del país con la que se mezclaba y siempre, siempre, luciendo una bandera del Recre y otra de Huelva que llevaba en la mochila y prendida en el corazón.

Es toda una referencia en la homologación de trofeos de caza y ha impartido numerosos cursos y dictado conferencias sobre éste y otros temas, además de ser Senior International Trophy Judge del Consejo Internacional de la Caza y de la Conservación de la Fauna Silvestre, pero sobre todo ha contribuido a la formación de jóvenes en la actividad cinegética y otras ramas de la pujante actividad agropecuaria de la provincia de Huelva, actividades de indudable interés en no pocas zonas de la geografía onubense, creando riqueza y puestos de trabajo.

-A Lucas Llanes se le conoce por sus actividades agropecuarias y cinegéticas, docentes y de gestión, pero pocos se pueden imaginar que siendo un joven igual de inquieto que hoy, fue novillero y además me dicen que toreabas con mucha clase

-Más que novillero fui aficionado al toreo. Tuve la suerte de torear en el campo, en tentaderos, siempre acompañado de grandes figuras, como Litri, Jaime Ostos o Chamaco. Todo gracias a mi padre, que además de perito agrónomo, fue un reconocido gestor y llevaba importantes fincas, como las de la Compañía Tharsis o la del Litri.

-Torear con estilo y hacerte ingeniero agrónomo son cosas que deben venir prendidas en los genes.

-Así debe ser. Mi padre era perito agrícola, y por oposición fue perito agrícola del estado. Sus amigos siempre dicen que mejoró la camada porque sus tres hijos fuimos ingenieros superiores, aunque te puedo asegurar que ninguno llegamos a su sabiduría ni de lejos. El campo para mi padre era su vocación, su pasión y su profesión.

«Me van a nombrar embajador del Andévalo y ni te puedes imaginar lo orgulloso que estoy de esta distinción»

-Llanes y Borrero, apellidos netamente andevaleños.

-Llanes de Valverde y Borrero del Alosno. Efectivamente. Aunque soy onubense, de nacimiento y de corazón, a mí el Andévalo me tira una barbaridad. Hasta el punto de que en la próxima edición de la Feria Cinegética de San Silvestre de Guzmán, me van a nombrar embajador del Andévalo y ni te puedes imaginar lo orgulloso que estoy de esta distinción.

-Tus hijos continuan la saga de agrónomos.

-Ni uno solo de los tres. Cada uno ha tomado el camino que han decidido ellos, que son quienes deben decidirlo. Uno hizo Económicas, otro Derecho y el tercero Farmacia. Pero la tradición puede continuar con uno de mis nietos que además lleva mi nombre. Es un tirador fenomenal y ama el campo como su abuelo y su bisabuelo. Sí, la saga parece que puede continuar.

Imagen principal - En el corazón del Andévalo con su nieto Lucas / Explicando el proyecto de la Granja Escuela de Capacitación y Experimentación Agraria, que a la postre resultó ser una realidad que alcanzó la excelencia / El presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, le hace entrega de un obsequio por su compromiso con el deporte.
Imagen secundaria 1 - En el corazón del Andévalo con su nieto Lucas / Explicando el proyecto de la Granja Escuela de Capacitación y Experimentación Agraria, que a la postre resultó ser una realidad que alcanzó la excelencia / El presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, le hace entrega de un obsequio por su compromiso con el deporte.
Imagen secundaria 2 - En el corazón del Andévalo con su nieto Lucas / Explicando el proyecto de la Granja Escuela de Capacitación y Experimentación Agraria, que a la postre resultó ser una realidad que alcanzó la excelencia / El presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, le hace entrega de un obsequio por su compromiso con el deporte.
En el corazón del Andévalo con su nieto Lucas / Explicando el proyecto de la Granja Escuela de Capacitación y Experimentación Agraria, que a la postre resultó ser una realidad que alcanzó la excelencia / El presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, le hace entrega de un obsequio por su compromiso con el deporte. H24

-Para hacer ingeniería debes marchar a Madrid. Del colegio Francés, donde el baloncesto era una identidad, al Ramiro de Maeztu. Casi nada.

-Sí, parece que estaba escrito. Con el Colegio Francés había quedado campeón provincial y luego hicimos una buena fase final en Córdoba en el campeonato andaluz. Cuando llego al Ramiro de Maeztu me encuentro con la Demencia, que entonces gritaban a Garibaldi como después lo hicieron con todo personaje que fuera transgresor. Estuve solo un año, el de preuniversitario, pero me dio tiempo a proclamarme con el Estudiantes campeón de España de juveniles. En el equipo estaban las que luego serían primeras figuras del baloncesto español, como Vicente Ramos, Emilio Segura, Jaime Moreno o Aito García Reneses. Fue un solo año, pero muy intenso, luego me tuve que centrar en la carrera, que por entonces eran siete años y no era cuestión de perder ni un solo curso. Había que tirar para delante.

«Formé parte de un proyecto ambicioso y tan atractivo como necesario, la creación de una Granja Escuela de Capacitación Agrícola»

-Siete años bien aprovechados, porque vuelves a Huelva, haces oposiciones y ganas un puesto de funcionario en la Diputación Provincial.

-Y me caso con Mimi, el gran amor de toda mi vida, mi compañera del alma. Lo hice todo seguido y por este orden, carrera, oposición y matrimonio. Salió una plaza en la Diputación y la obtuve, pero enseguida formé parte de un proyecto ambicioso y tan atractivo como necesario, la creación de una Granja Escuela de Capacitación Agrícola. Hubo mucho trabajo, pero también mucha ilusión en quienes llevamos adelante el proyecto. Tuve el honor de que me eligieran director y allí estuve nada menos que diecisiete años, que se dice pronto. Allí nacieron mis tres hijos, porque hube de fijar mi residencia en la propia Granja Escuela. Luego ya pasé a dirigir los Servicios Agrarios de la Diputación, donde continué poniendo en marcha proyectos con la misma ilusión y dedicación.

-Vayamos entonces a otra de tus dedicaciones predilectas, la caza. Siempre me llamó la atención que los cazadores sean quienes mejor conocen el campo y saben cómo es la tierra que pisan, son conservacionistas muy distintos de urbanitas sensibles con el cuidado del Medio Ambiente siguen consignas sin haber pisado nunca una dehesa, tan sólo siguiendo senderos señalizados.

-El cazador es por encima de todo un estudioso del campo, de ahí que conozca el matorral, los árboles, la tierra que está pisando y por supuesto sabe distinguir entre animales que se pueden cazar y los que no. El mayor respeto sobre la tierra la tiene el que la conoce, los que viven ajenos a este mundo exponen una crítica a veces falta de argumentos serios. El cazador en cambio, tiene los pies en la tierra, la conoce y por lo tanto la ama, no se puede amar lo que no se conoce.

«He podido aprender de los mejores catedráticos del campo y de los maestros de sierra»

-Te has pateado la provincia de Huelva, y de paso medio mundo detrás de las piezas más codiciadas por los cazadores.

-Toda la provincia y por distintos motivos, no sólo cinegéticos. Huelva, la actual provincia de Huelva, siempre ha sido singular, incluso antes de que se estableciera esta provincia en 1833. Son espacios harto singulares, de la Sierra al Litoral, de la Raya al Condado. Antes te hablaba del Andévalo, quizás el espacio menos conocido, pero de una hermosísima sencillez, cautivador en sus dehesas, de sierras humildes y por supuesto en el Andévalo ni que decir tiene la renombrada hidalguía de sus gentes. En estas sierras, en estas dehesas, en estos campos de Huelva he podido aprender de los mejores catedráticos del campo y de los maestros de sierra, lo suficiente como para luego poder figurar en el Consejo Internacional de la Caza y la Conservación de la Fauna Silvestre. Al tiempo estos conocimientos los he capitalizado para elaborar material con destino al máster de gestión cinegética de la Universidad de Huelva. Luego vendrían los viajes por distintos lugares del mundo detrás de las más preciadas piezas de caza.

Imagen principal - Lucas Llanes en la presentación de la 4ª edición del su Manual de Homologación de Trofeos de Caza Mayor en España, en el salón de Plenos de la Diputación de Huelva / Dando un derechazo a un novillo en un tentadero / Portando la llama olímpica en la previa a las Olimpiadas de México-68
Imagen secundaria 1 - Lucas Llanes en la presentación de la 4ª edición del su Manual de Homologación de Trofeos de Caza Mayor en España, en el salón de Plenos de la Diputación de Huelva / Dando un derechazo a un novillo en un tentadero / Portando la llama olímpica en la previa a las Olimpiadas de México-68
Imagen secundaria 2 - Lucas Llanes en la presentación de la 4ª edición del su Manual de Homologación de Trofeos de Caza Mayor en España, en el salón de Plenos de la Diputación de Huelva / Dando un derechazo a un novillo en un tentadero / Portando la llama olímpica en la previa a las Olimpiadas de México-68
Lucas Llanes en la presentación de la 4ª edición del su Manual de Homologación de Trofeos de Caza Mayor en España, en el salón de Plenos de la Diputación de Huelva / Dando un derechazo a un novillo en un tentadero / Portando la llama olímpica en la previa a las Olimpiadas de México-68 H24

-De esto quería que me contaras algunas experiencias, porque ¿para vivir entre mogoles, araucanos, sherpas o maoríes, hay que estar muy pegado a la tierra?

-Es un idioma universal. La tierra, el respeto por la naturaleza es igual en todos los lugares del mundo. Este idioma universal de la caza es el que me ha permitido, a veces solo con gestos, con las personas más diversas. El no conocer todas las lenguas de etnias muy apartadas de la civilización se suple con este lenguaje común.

-Tendrás mil anécdotas y, sobre todo, muchas experiencias al límite en jornadas de caza en esos lugares apartados de la civilización, cuéntanos alguna que te haya impactado sobremanera.

-Muchas y en realidad todas. Pero recuerdo como en Alaska me arroyó un río de aguas bravas, el caballo cayó y tuve una fractura en la mano y una fisura en la pelvis. Era un lugar muy alejado de todo lugar habitado e íbamos en busca del lugar en el que una avioneta me debía recoger a una hora y un día determinado. El propio esquimal, me curó las heridas. Por señas hablábamos divinamente. Lo primero que hizo fue quitarme toda la ropa, porque si se helaba no podría sobrevivir. Fue rápido y preciso, buscó entre las ramas bajeras de los abetos y descascarilló las piñas que encontró por los alrededores, pudo hacer un fuego y alrededor colocó mi ropa y a mí mismo como mi madre me trajo al mundo. Me salvó la vida. Esto fue en el monte McKinley, en una cordillera que supera los seis mil metros y donde pude cazar el carnero de Dall.

Con un león en la selva de Zambia H24

En África pude cazar un león, pero no en la sabana, sino en la selva, que son más enjutos y tienen la melena más corta porque se les enreda entre los arbustos espinosos. Una de sus características es que tiene hábitos nocturnos y es difícil seguirle el rastro. Todo hay que hacerlo de noche, y te puedo asegurar que la noche en la selva africana es realmente espectacular, los sonidos, el viento, el olor y un cielo que al no haber contaminación lumínica siempre aparece totalmente estrellado. Es todo un espectáculo.

-Subiste al Alto Altai.

-Si, en Mongolia subí a alturas y paisajes grandiosos, impresionantes, en busca del carnero más grande del mundo, el argali, que puede llegar a los doscientos kilos de peso. El inconveniente es el de la altura, te falta el oxígeno. Un sherpa puede tener el doble de glóbulos rojos que nosotros, luego tiene una mayor capacidad de oxigenación. Con el mismo problema me encontré en el Himalaya, pues tuve que subir a seis mil ochocientos metros nada menos para encontrar el carnero de Marco Polo. En ambas ocasiones me pude preparar en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, algo imprescindible para atacar la gran altitud.

«Tengo una peña gastronómica en la que hacemos culto a nuestra cocina y por supuesto a la caza y a todo lo que el campo, el monte nos regala»

-Tienes una vida de libro, pero te has dedicado a una producción científica, por ejemplo tus libros sobre homologación cinegética que están traducidos a varios idiomas y en español lleva ya cuatro ediciones. Pero recuerdo uno especialmente atractivo, La caza en mi tierra y otros lugares del Mundo.

-Sí, ya me gustaría ampliar y reeditar ese libro, pero de momento no encuentro el momento. Entre las exigencias del Consejo Técnico de Homologación de la Caza al que tengo el honor de pertenecer, y las ponencias y conferencias que tengo que preparar, no voy a poder dedicarme a esa edición a la que te refieres, pero todo se andará.

En el Alto Altai de Mongolia compartió yurta con los miembros de una entrañable familia H24

Date cuenta que ahora tengo otros placeres a los que atender, mi familia y mis amigos, precisamente tengo una peña gastronómica en la que hacemos culto a nuestra cocina y por supuesto a la caza y a todo lo que el campo, el monte nos regala, desde castañas a setas, que tan bien combinan con la caza.

«De momento hay que resolver Alcolea como sea, y por supuesto con todas las medidas correctoras para evitar la excesiva mineralización de las aguas»

-Entenderás que no puedo dejar de preguntarte sobore el déficit que arrastra en materia de infraestructuras la provincia de Huelva, que más bien poco hemos avanzado en estos últimos cincuenta años. ¿En el caso del sector agropecuario, qué hace falta o qué echas en falta?

-Desde luego lo principal es el agua. Sin agua nunca podrán llegar inversores. Ni al campo ni a la industria. Pero en el caso del campo onubense haría falta una planificación de los recursos hídricos que evite la incertidumbre. Imagina a un inversor que realiza su trabajo y luego se encuentra con restricciones de agua, pues inversión perdida. Esto no puede ser. De momento hay que resolver Alcolea como sea, y por supuesto con todas las medidas correctoras para evitar la excesiva mineralización de las aguas procedentes de la contaminación minera, hacerla apta para el regadío. La presa del Andévalo y su canal a Trigueros permitiría regar toda la feraz Campiña onubense. La actualización del túnel de San Silvestre, que no se ha ejecutado aún...

-¿Y en cuanto a las posibilidades del desarrollo cinegético?

-Lo fundamental es el medio físico, el Andévalo, la Sierra y hasta parte de la Campiña las zonas adehesadas son muy atractivas y extraordinarias para desarrollar el sector. Habría que tener más visión para proteger una zona que tiene denominación propia en el mapa cinegético nacional. Hay mucho por hacer, y se puede hacer.

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