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El runrún: ¿Unidad? Ni para los fosfoyesos

Debería ser un tema en el que todas las formaciones fuesen a una, dando ejemplo a la ciudadanía y dejando patente que, cuando se trata de la salud de las personas -que es de lo que se trata al fin y al cabo-, no hay partidismos ni colores que valgan.

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Pero no es así y la realidad nos vuelve a enfrentar estos días a la incapacidad de nuestros representantes de unirse, siquiera, en lo más fundamental. Hablamos de las distintas convocatorias que se están realizando para exigir una solución urgente y definitiva a las balsas de fosfoyesos y la contaminación por radiactividad que está aprobado que producen. Por ahora hay una convocada por Mesa de la Ría, otra por Ecologistas en acción -convocadas para distintas fechas a distintas horas- y el mensaje de Izquierda Unida no deja muy claro si esta promoviendo una tercera a la que invita a los demás a sumarse. ¿De verdad esa va a ser la imagen que vamos a ver? ¿No sería mejor una unitaria, convocadas por todas las organizaciones y colectivos interesados -con igual protagonismo, para que no haya suspicacias- y en la que se ponga por delante de todo sea la reclamación ciudadana de una solución ya? Esperemos que la situación se reconduzca y que finalmente veamos por las calles de Huelva una única concentración masiva que reivindique lo que por derecho merece la ciudadanía, y no se utilice un tema de esta envergadura para hacer campaña ni colgarse medallas.

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¿La casa por la ventana? Aunque las demostraciones de incivismo en nuestra ciudad hace tiempo que dejaron de sorprendernos, nos siguen llegando imágenes que no sólo corroboran esta ‘seña de identidad’ onubense, sino que parecen demostrar que los servicios de limpieza han tirado la toalla al respecto. Hoy nos alejamos del centro para acudir a las inmediaciones del Mercado de San Sebastián, donde por la imagen que un vecino ha hecho llegar a nuestra redacción, se diría que el responsable de semejante vertedero en la vía pública se dedicó a desmantelar su vivienda arrojándola poco a poco por la ventana. Persianas, mesas, puertas, una cama... Todo acabó, como pueden ver, esparcido en la acera. Pero lo realmente llamativo es que esta vergonzosa situación se prolongó durante al menos cuatro días de la pasada semana sin que los servicios de limpieza acudieran a recogerlo –tampoco descartamos que el vertedero siga allí o incluso que haya crecido–. Y no será por desconocimiento, ya que en la misma foto se puede ver el carro de un barrendero municipal a escasos metros, que bien podría haber dado parte del asunto. O quizá lo hizo, quién sabe. En realidad, todos sabemos que lo más efectivo, para evitar este tipo de situaciones, sería enviar a la Policía Local a identificar al responsable para sancionarle. Pero para entender lo lejos que estamos de algo así, les contamos una anécdota sucedida en el centro de la capital, junto a la Gran Vía. Hace unas semanas, a un desaprensivo no se le ocurrió nada mejor que arrojar una bolsa de basura desde la ventana de su vivienda, intentando –suponemos– acertar en el contenedor situado en la calle. No lo consiguió aunque por suerte tampoco cayó sobre ninguna de las personas que había al lado y que casi no creían lo que acababa de suceder. Entre los testigos se encontraba, casualmente, un policía local ¿Y qué hizo? Pues no mucho más que el resto: simplemente miró hacia arriba, cogió la bolsa y la dejó en el contenedor.

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Turistas sin corazón. La provincia de Huelva es un destino turístico estival que recibe un buen número de turistas cada año. A todos nos gustaría que fueran más, pero desde luego si son como las personas de las que vamos a hablar mejor que no vengan. No es porque hayan sido incívicos, que hay casos, sucios, o tacaños a la hora de dejar propinas. La cuestión es que no tienen corazón y así es complicado que en cualquier lugar uno deje una buena huella. Tal y como puede leerse por redes sociales en La Antilla, Lepe, unos turistas estuvieron pasando unas buenas vacaciones playeras, disfrutando del sol, el mar y la gastronomía, pero se ve que con tanto divertimento se les cayeron los sentimientos. Cuando ya les tocaba regresa abandonaron a su perro. “Vinieron de vacaciones y cuando se fueron se llevaron las maletas pero se olviaron el corazón.  El pobre sigue esperando en la puerta donde lo abandonaron”, dice la persona que denuncia lo ocurrido y solicita ayuda para encontrar una nueva familia a este animal. Lamentablemente los abandonos de mascotas son más frecuentes en verano y pasan cosas como éstas. Estos turistas sin corazón cometieron una gran injusticia. Esperemos que el daño causado pueda ser reparable y el perro en cuestión tenga una nueva y mejor vida. ¿Algún lector ha quedado conquistado al verlo?

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