CONFIDENCIAL

El runrún: Otra Navidad de traca

Desde hace años, la fiestas navideñas en muchas localidades de nuestra provincia, como ocurre en el resto de España, se han convertido en un festival pirotécnico donde a duras penas las autoridades locales consiguen, si es que lo intentan, controlar la proliferación de petardos en calles y plazas. 

El runrún: Otra Navidad de traca

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El éxtasis de esta oda a la pólvora llega, cómo no, en Nochevieja, donde coincidiendo con el cambio de año la capital onubense estalla por los cuatro costados: Truenos, tracas, voladores, cohetes, baterías... Auténticos castillos de fuegos artificiales que antes sólo veíamos en Colombinas asoman por distintos barrios de la ciudad.

Este frenesí de explosiones podríamos disculparlo si no fuera por las consecuencias que acarrea no sólo a los animales domésticos; también, por ejemplo, a muchas personas autistas, especialmente niños, con una hipersensibilidad a los estímulos auditivos, así como a personas mayores o con cardiopatías, a los cuales les puede provocar incluso infartos. Por no hablar, como decíamos, de las mascotas, más indefensas aún si cabe. Estos días hemos conocido casos como el del perro Pacho, muerto de un ataque al corazón en una localidad madrileña, la misma en la que cinco individuos detonaron un artefacto que provocó que el perro de la vivienda donde detonó se arrancara dos uñas intentando escapar. Otras veces mueren o quedan gravemente heridos al ser atropellados al intentar huir a causa del pánico. El control de esta situación, como todos sabemos, sólo será posible cuando las autoridades así lo decidan y haya mano dura con los infractores, algo que de momento no está sucediendo.

Manuel Carrasco borra su pasado. ¿Qué puede llevar a una estrella de la música a eliminar su pasado en las redes sociales? Muchos se estarán haciendo esta pregunta después del misterioso mensaje que ha dejado Manuel Carrasco en su perfil de Instagram. Junto a la imagen de un papel en blanco, el artista onubense comparte su primer comentario del año: “El 2022 empieza a escribirse sobre un folio en blanco”. Su legión de seguidores está ya haciendo cábalas sobre lo que habrá querido adelantar el isleño con sus palabras, más si cabe cuando ha ido acompañada de una decisión, la de borrar su pasado en esta red social, que estamos seguros no ha sido ni improvisada ni gratuita. No es la primera celebrity en hacerlo. Taylor Swift, por ejemplo, se esfumó de las redes poco antes de lanzar su nuevo disco, mientras que la siempre polémica Miley Cyrus borró en 2018 todos sus mensajes de Instagram, donde no dejó ni su foto de perfil. Las teorías, en ambos casos, apuntaban a una estrategia de promoción con vistas al lanzamiento de un nuevo disco, por lo que haríamos mal en descartarlo para el caso de Carrasco. Tampoco nos extrañaría que el artista haya decidido, aconsejado o no, ‘cambiar de vida’ en relación a las redes sociales, ya que tendría poco sentido partir de cero para seguir comunicando de la misma forma desde este mismo canal que, no lo olvidemos, cuenta con 1,8 millones de seguidores. Pronto lo averiguaremos.

Burros contra los herbicidas. La Asociación El Burrito Feliz y el grupo ecologista Mujeres por Doñana están llevando a cabo una iniciativa medioambiental en una finca de viñedos y olivos situada en el entorno de este parque natural con el fin de luchar contra los herbicidas. El objetivo de este grupo de voluntarias es disminuir -en la medida de lo posible- el uso de glifosato, un herbicida ampliamente utilizado en la agricultura que ya ha sido prohibido en otros países y cuya exclusión se estuvo a punto de conseguir en la Comunidad Europea, aunque finalmente se concedió una prórroga de varios años. Mientras tanto, el grupo de ecologistas ha logrado desplazar el uso de este producto por “desbrozadores de pelo y pluma”, o lo que es lo mismo, asnos. Para ello, un par de voluntarias acude habitualmente a la finca -de unas nueve hectáreas- con 14 burros que se encargan de comerse la hierba “cuidadosamente y sin dañar las viñas, pues son domésticos y muy dóciles”, tal y como ellas mismas señalan. Así, la iniciativa pretende recuperar progresivamente la “muy deteriorada avifauna del entorno de Doñana y evitar, en lo posible, el uso de productos químicos agresivos en esta zona”. Ambas asociaciones plantean este método como una alternativa ante el “sistemático envenenamiento de la tierra y la consiguiente mortalidad” de las especies que habitan en ella. Cristina Mariño, coordinadora del programa, asegura que “no se trata de denunciar ni demonizar a los agricultores, sino de ofrecer esta zona de trabajo como una alternativa real que promueva y mejore la salud de Doñana y de las muchas especies que la pueblan”. De hecho, hasta la zona ya se han desplazado la alcaldesa de Chucena -localidad que promueve el proyecto-, Encarnación Castellano, y un equipo de miembros de su consistorio, quienes no han dudado en mostrar su satisfacción y apoyo. Como prueba de los resultados de este método ecológico, las voluntarias explican que ya se puede ver por los viñedos “multitud de erizos, perdices, liebres y otros animales” que se están asentando en un terreno donde “disponen de un lugar para alimentarse y reproducirse de forma saludable y sin estar condenados a envenenarse inexorablemente”.

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