CONFIDENCIAL
El runrún: Cruzada antivacunas en los colegios de Huelva
Solo hay que echar un vistazo al número de lecturas y comentarios de la información que publicamos sobre la manifestación de los antivacunas onubenses, para comprobar lo controvertido de un asunto donde no suele haber medias tintas y sí dos bandos con posturas aparentemente irreconciliables.

La protesta del pasado sábado parece haber sido un punto de inflexión para este colectivo, que quizá no esperaba un respaldo tan numeroso en la calle. Esto parece haber animado también el grupo de este movimiento en Telegram –aplicación de mensajería instantánea alternativa a WhatsApp–, donde sus miembros están decididos a abrir nuevos frentes en su cruzada antivacunas. Por ejemplo, están pidiendo personas de Huelva dispuestas a dar su testimonio personal sobre los “efectos secundarios de la inoculación así como de limitaciones de libertades por culpa del pasaporte covid o uso de mascarilla” con el objetivo de “ayudar a despertar al mayor número posible de personas”. Así, “cuando los dormidos las vean, se sentirán identificados con el acento, reconocerán un edificio o el nombre de los sitios de los que se hablen, y verán que no es algo que pasa a saber dónde y a saber a quién, sino a gente de su barrio, de su ciudad”. Porque testimonio escritos y personas pidiendo consejo no faltan en el chat de este grupo:

Pero lo que más parece encender al colectivo antivacunas son las supuestas coacciones que estarían recibiendo sus hijos en los colegios a cuenta de la vacunación. Así lo exponen:
“Nos están llegando informaciones, de que en los centros escolares están preguntando, en clase, a mano alzada, quién está vacunado y quién no. También preguntan si ya tienen cita, y lanzan mensajes animando a vacunarse”. Por eso, lanzan esta advertencia: Tenedlo claro, muy claro. Esto no se puede hacer, es delito. Y no solo es delito por preguntar si estás vacunado, sino también preguntar si tu padre está en la cárcel o si tu hermano es drogadicto, incluso preguntar si tus padres están divorciados. Además, estos hechos generan discriminación a los niños que confiesan no estar vacunados, y ser señalado como ‘esos’. Los padres sabemos que los niños pueden ser muy crueles, y aprovechan cualquier cosa para señalar a otros”.
A raíz de este mensaje se produjo una catarata de testimonios que corroboraban presuntamente estas sospechas:
“Mi hijo me ha venido diciendo lo mismo, que la maestra ha preguntado y q todos los niños han levantado la mano y el también”
”A mi hijo de 7 años le han preguntado hoy… y el pobre me ha dicho mamá yo he mentido y he dicho que sí porque si no les importara no preguntarían…”
“A mi hija también preguntaron para alzar la mano. Pero yo ya le había aconsejado que mintiera. Porque es un instituto, para que no la acosaran y sintiera miedo”
“A mi hija le preguntaron hoy. No pudo resistir la presión y respondió que no. Pero no queda ahí la cosa también le preguntó el motivo. Le envié un email al director para que esto no se volviera a repetir”.
“Hoy en la clase de mi hijo de 8 años han preguntado, de 14 niños 9 están inoculados. El fue sincero y dijo que no lo está y además añadió que él está sano como una pera y que el Covid es mentira. He llamado a la secretaria del AMPA y su respuesta a sido: “No creo que haya sido una pregunta para discriminar, sino que como vienen de las navidades y preguntan qué les han echado los Reyes, pues también preguntan eso.
“Mira qué rica la profesora: me han echado una muñeca, un libro y la vacuna. Y yo cruzo la cara a la profesora...”.
Se comentó incluso la posibilidad de que sus hijos ocultaran una grabadora en clase con el fin de recabar pruebas de esta supuesta coacción. Tanto interés suscitó el asunto que incluso se han citado esta misma tarde, junto a la plaza de toros, para poner en común todas estas cuestiones y abordar posibles medidas para poner fin a estas ilegalidades en el caso de que se estuvieran produciendo, así como organizar el reparto de información en contra de las medidas establecidas por las autoridades sanitarias, especialmente la vacunación en menores. Seguiremos atentos a este movimiento, que como decíamos el pasado domingo, está claro que como tal parece haber decidido pasar a la acción.
Punta del Sebo o ¿Punta del Cebo?. Si preguntamos entre los onubenses cómo se denomina el lugar en el que se unen los ríos Tinto y Odiel en su camino hacia el mar, justo allí donde se levantó el Monumento a Colón recién restaurado, tendremos al menos dos respuestas para el punto que a lo largo de los años ha pasado por ser zona de recreo para algunas generaciones, con baños gratuitos incluidos, hasta playa urbana hasta que se estableció el Polo Químico a lo largo de la Avenida Francisco Montenegro. Los más mayores pueden dar fe directamente o guardan en su memoria (o recuerdos fotográficos, en su caso) del origen de la denominación que el paso del tiempo, el seseo y algún error han modificado hasta calar e instalar en el grueso de la población que esa zona es la Punta del Sebo. Así la llamamos desde hace años y así se utiliza incluso en documentos y webs oficiales. Prueben a hacer una búsqueda en internet: organizaciones oficiales, páginas de turismo (algunas oficiales también), medios de comunicación y todo tipo de webs hablan de la historia y de las bondades del entorno de la Punta del Sebo. Pero ¿es la denominación originaria o solo hemos asumido un cambio provocado por el uso del lenguaje?. Los mayores (bueno, y parte de la población) conocen la respuesta que hoy traemos a este runrún a raíz de las imágenes compartidas en redes por el catedrático de la Universidad de Huelva, Juan José García del Hoyo. En las referidas imágenes (que aquí reproducimos), aparece el bus rotulado que llevaba al Balneario de la Cinta y a la Punta del Cebo, y un par de mapas con el mismo nombre. Nuestros padres y abuelos guardarán de seguro imágenes parecidas. Explica García del Hoyo que así se llama porque en la zona era muy frecuente el marisqueo de cangrejo, galeras y lombrices para la pesca, el cebo, y así se rotulaban tanto el tren como el autobús que llevaba a los onubenses de entonces al lugar y en el mapa del Instituto Geográfico Nacional (de 1946) y en la cartografía militar de los setenta figura también así. Fue a partir de 2003 cuando en los mapas topográficos aparece ya como Punta del Sebo, porque alguien “metió la pezuña”, dice el profesor, y comenzó a escribirse y denominarse como una punta “grasienta” que ninguna relación guarda con su origen. A ver cómo se nos quita a estas alturas la costumbre. Tiempo al tiempo, que igual volvemos al origen.

