Confidencial
El runrún: ‘Ya no’ arrasa
Todo lo que toca se convierte en música y ésta a su vez en oro. No hay lanzamiento de Manuel Carrasco que no alcance la gloria desde que dejó la academia de ‘OT’, sobre todo porque cuenta con un público muy fiel que responde con mucha energía. Su última acción así lo demuestra.

A falta de que vea la luz el nuevo disco del artista isleño, su single ‘Ya no’ está siendo un éxito. No en vano es número 1 en ventas en dos plataformas tan importantes como iTunes y Amazon, casi nada. Para añadir más valor aún al asunto, Carrasco no cuenta sólo con el reconocimiento y admiración de su público, sino también de otros artistas, como el actor y músico Álex O’Dogherty, polifacético profesional que respondía al mensaje con que el Manuel daba las gracias a todo el mundo por el buen funcionamiento de su single diciendo: “Enhorabuena mostro. Viva Huelva (y sus mujere)”. No ha sido desde luego el único mensaje, ya que parece más que claro una vez más que este embajador de Huelva es muy querido más allá de los límites de su tierra. Además esta noche Carrasco ha desvelado lo siguiente: Mi gente! Que emoción!! Hoy es un gran día, os descubro la portada y el título del nuevo disco!! Espero que os guste. Se llama 'Bailar el viento'.

Guardería de maridos. Si nos paramos a pensar y filosofar un bar no es sólo un sitio en el que se va para saciar la sed y el hambre. Se consume, se paga y hasta luego. Es algo más. Es un lugar de encuentro con amigos, donde conocer gente, de conversaciones y confesiones, de momentos de risas y confidencias. Es un punto para ver partidos de fútbol o cualquier otra retransmisión deportiva en grupo, para escuchar música y hasta bailar, según el local, por supuesto, también para refrescarse y disfrutar de la gastronomía, que en Huelva brilla de verdad. Lo que igual no habíamos pensado muchos es que un bar es una guardería, concretamente una guardería de maridos. Así se vende como elemento diferenciador dentro de sus servicios el Bar Santiago, situado en el barrio del Molino de la Vega, que en una pizarra expone claramente su declaración de intenciones al respecto. Y es que dirigido a las esposas con problemas expone que: “¿Se pone pesado en casa?, ¿te molesta mientras vas de compras?, ¿necesitas un respiro?, Tenemos lo que buscas!! Deja aquí a tu marido y recógelo más tarde. Es ‘gratis’, sólo tienes que pagar por su bebida. Nunca hemos perdido a ninguno!!”. Después de este mensaje, ¿subirá la demanda en ‘la guardería’?.

Drones, también bajo el agua. Se ha convertido en un término habitual. Ya a pocos se les escapa qué es un ‘dron’, ese ‘avioncito’ que surca el cielo sin estar tripulado por nadie en su interior y al que cada vez se le encuentran más aplicaciones. Pues cómo la tecnología no para de avanzar para sorprendernos, resulta que también hay drones submarinos. En Huelva por lo menos ya hay uno. El Club Deportivo Náutico Punta Umbría ha firmado un convenio de colaboración con David Expósito, dueño de un drone submarino que tiene infinidad de aplicaciones, entre ellas, el análisis del fondo marino, con lo que eso podría repercutir, en el aspecto positivo, a la hora de saber cómo está la ría de Punta Umbría. El aparato, recién importado de Estados Unidos, está siendo utilizado por los militares para la búsqueda de minas, exploración del fondo marino, acciones de salvamento y para cualquier actividad bajo el agua, lo que ahorra a su vez que tenga que desplegarse un equipo de buzos. El Club Deportivo Náutico Punta Umbría lo hace con la intención de ver cómo se encuentran las embarcaciones amarradas a puerto, al mismo tiempo que desea escrutar cómo está el fondo marino, la ría, en definitiva, sobre todo para tener conocimiento de las posibles actuaciones en la misma de cara al futuro inmediato. Según ha indicado el club onubense con un artefacto así se puede hacer una inspección de las partes sumergidas de un puerto, donde se incluye los cascos de las embarcaciones o un reportaje, una búsqueda de minas marinas o una toma de muestras de plancton, una búsqueda de supervivientes en un naufragio o recogida de datos para la reflotación de un buque, con un equipo totalmente portátil para poder operar desde un barco o en tierra. Así que a partir de ahora miren debajo del agua al bañarse, porque igual ronda por ahí un ‘aparatejo’ de este calibre.
