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El runrún: El niño que soñó ser bombero

Hacer feliz a un niño y conseguir que haga realidad su sueño es a veces mucho más fácil de lo que parece. Solo hay que tener ilusión por lograrlo y un espíritu solidario. Estas dos cosas son las que han llevado a la Asociación 'Erase una vez...' y a la Unidad de Bomberos Unidos Sin Fronteras de Huelva a hacer todo lo posible para hacer realidad la ilusión de un pequeño onubense de 4 años con una enfermedad grave.

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Corazón de Jesús, -así se llama el niño- no podía estar más feliz cuando por sorpresa le fue entregado un traje a medida para él. Después, en un camión contra incendios, este pequeño onubense fue trasladado al Parque Municipal de Bomberos, donde conoció las instalaciones y la Unidad Canina de Rescate. La cara de felicidad de Corazón de Jesús evidenciaba el día tan especial que estaba viviendo, contagiando su alegría a todas las personas que le rodeaban. Esta es la segunda acción que lleva a acabo la Asociación 'Érase una Vez', creada a principios de este año bajo el auspicio de la FOE con el objetivo de hacer cumplir los sueños de niños onubenses con enfermedades graves. La primera fue en el pasado mes de  marzo cuando componentes de la Selección Nacional de Fútbol Sub19, con motivo de su concentración en El Rompido, se acercaron al Hospital Juan Ramón Jiménez de la capital para hacer pasar un rato inolvidable a los niños hospitalizados. Esperamos que esta más que loable asociación, con la solidaridad de los onubenses, siga cumpliendo sueños y hacer un poco más llevadera la delicada situación por la que atraviesan muchos niños de Huelva con edades comprendidas entre los 4 y los 16 años.

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El runrún: El niño que soñó ser bombero

La calle Nutria de Punta, rebautizada. Si algo nos gusta en el runrún es cerrar las historias que dejamos a medias. Y si recuerdan, hace unos días les contamos, no sin cierta guasa, cómo una calle de Punta Umbría estaba lista para ser bautizada por el primer espontáneo que quisiera rotular la placa colocada en su día por el Ayuntamiento y que a fecha de la publicación aparecía sorprendentemente vacía. Evidentemente, la calle en cuestión tenía nombre (Nutria, para más señas), pero por lo que hemos podido comprobar las letras que iban adheridas –y no pintadas– en esta placa acabaron por despegarse dando la impresión de un letrero a medio hacer. No hay más que dar una vuelta por la localidad costera para deducir que con este precario sistema de rotulado pronto habrá un buen número de calles candidatas al ‘anonimato’. Eso sí, nadie podrá decir que el Consistorio no ha tenido reflejos a la hora de subsanar el error.

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