ES EL ÚNICO ESPAÑOL QUE PERMANECIÓ EN LOS CAMPAMENTOS DE REFUGIADOS SAHARAUIS

El onubense José Oropesa, desde Tinduf: “Ser el único aquí ha sido una sensación extraña”

19.31 h. Han sido días frenéticos para el onubense José Oropesa, el único español que, tras la ‘espantada’ de cooperantes impuesta por el Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno de España, decidió permanecer en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf. Tras el 'boom informativo', en el que medios de prácticamente todo el país han contactado con él, este periodista ha podido retomar su rutina diaria, ésa que se basa en denunciar las violaciones de derechos humanos en los territorios ocupados y las desapariciones forzadas en la población saharaui.

El onubense José Oropesa, desde Tinduf: “Ser el único aquí ha sido una sensación extraña”

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El onubense José Oropesa, desde Tinduf: “Ser el único aquí ha sido una sensación extraña”

De la noche a la mañana, todos los focos estaban puestossobre este onubense (José Oropesa es natural de Bollullos del Condado) que,según ha declarado a huelva24.com, solo desea que su gesto sirva para atraer laatención sobre lo realmente importante: la realidad del pueblo saharaui. “Esperoque esa luz sirva alumbrar a este pueblo y no para ser yo el ‘enfocado’. Sonlos saharauis los que tienen que acaparar la noticia por la situación queviven”.

Una situación que en los últimos días se ha visto alterada,más que nada por la sensación que esta ‘espantada’ generalizada de activistasha dejado en la población saharaui. “Desde el punto de vista de los refugiados,lo que más ha influido es el tema moral”, explica este joven periodista. “Lesha dolido que España saliese corriendo como lo ha hecho, y que les volviesen adejar aquí. En el aspecto meramente técnico, de ayudas, no ha llegado a notarsela repercusión, no ha dado tiempo; pero están muy dolidos por cómo se han hecholas cosas”.  Por su parte, “el ser elúnico aquí ha sido una sensación extraña. Por un lado, mi vida ha seguidosiendo la misma, pero las muestras de cariño han sido inmensas. Si ya de por sísentía el cariño del pueblo saharaui, después de todo lo ocurrido lo he notadoaún más. Me ha gustado especialmente un comentario del Ministro de losTerritorios Ocupados”, que le ha llegado a decir que “quisieron cubrir con unmanto negro la vida en los campamentos, pero tu posicionamiento significó unapequeña vela que ha dado luz a mucha gente.

José Oropesa tiene claro que son los activistas que en estosdías regresan a los campamentos “los que tendrán que contestar las preguntas”de los saharauis, ya que él nunca dudó -bajo su responsabilidad y firmando undocumento en el que eximía de responsabilidades al Gobierno español en caso deque le sucediese algo- de su compromiso con la labor que desarrolla en Tinduf.

Experiencia entre lapoblación saharaui

El onubense José Oropesa, desde Tinduf: “Ser el único aquí ha sido una sensación extraña”

Por fin, y tras un “intento frustrado” de implantar un cursode periodismo para jóvenes que no tuviesen la posibilidad de estudiar, Oropesadio con Afapredesa (Asociación de Familiares de Presos y DesaparecidosSaharauis), donde lo acogieron “con los brazos abiertos desde el primer momentopara que les diese clases de castellano a sus integrantes y para ayudarles enlas labores diarias de la asociación”. Fue en febrero de este mismo año,durante un periodo de tres meses en los que este joven de Bollullos pudozambullirse de lleno en “una problemática tan poco contada como son lasviolaciones de derechos humanos en los territorios ocupados y lasdesapariciones forzadas en la población saharaui”. Además de ayudarles con elespañol, les ayudaba con la base de datos de desaparecidos y con la recogida detestimonios, con los que decidieron iniciar un documental. Un trabajo cuyareanudación hizo que José Oropesa regresase al campamento el pasado 20 dejulio, apenas unos días antes de que Exteriores diese la orden de evacuaciónque él no acató.

Y no lo hizo, entre otras cosas, porque él no se consideracooperante, sino un simple ciudadano que ha decidido desarrollar su trabajo enestos campamentos, en los que convive con una familia saharaui y es tratado porsus vecinos como uno más. “Mi relación con los refugiados es muy llana, y elhecho de pasar varios días con mi familia saharaui me permite tener una vidacasi integrada en la población saharaui. Voy al mercado con ellos, saludo a lagente -que cada vez me conoce más y mejor-, e incluso algunas veces me atrevo air a alguna tienda cercana solo para soltarme con el idioma”.

Toda una experiencia vital a la que este joven onubense noestá dispuesto a renunciar, como ha demostrado -bajo su responsabilidad ydispuesto a asumir cualquier consecuencia- con su desafío al mismísimoMinisterio de Asuntos Exteriores.

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