onubense que ingresa en la real academia de medicina de sevilla

Antonio López: 'Es el reconocimiento a una labor de mucho tiempo'

Hacía cien años que un onubense no entraba en la Real Academia de Medicina de Sevilla. Antonio López Jiménez tiene ahora el privilegio de suceder en la historia a John Mac Donald Mackay. En esta entrevista confiesa que para él es un 'gran honor y una satisfacción'. Considera que ha sido clave el 'estar trabajando en la alta tecnología y en el diagnóstico por imagen en el deporte, concretamente en el fútbol'.

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Cien años después un onubense ha vuelto a conseguirlo. El médico especialista en Radiodiagnóstico, Antonio López Jiménez, ha ingresado en la Real Academia de Medicina de Sevilla siguiendo la estela del cirujano escocés afincado en Huelva John Mac Donald MacKay, que obtuvo su lugar hace un siglo. Se trata de la academia médica más antigua del mundo y la primera que se creó en nuestro país, y cuenta con un reducido número de miembros, un centenar, que ven en su ingreso un prestigioso reconocimiento profesional. 

El Doctor López Jiménez es licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Sevilla, en la especialidad de Radiodiagnóstico. Actualmente desarrolla su actividad profesional como jefe de Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Infanta Elena de Huelva y como miembro del Centro de Diagnóstico por la Imagen con alta tecnología CEDICO, el más avanzado de la capital onubense con un alto grado de especialización en medicina del deporte. Con su ingreso en la Real Academia de Medicina de Sevilla, y haciendo un símil futbolístico, consigue lo que la selección nacional de fútbol el pasado verano, hacerse con uno de los mayores éxitos en su profesión.

Pregunta.- Supongo que este reconocimiento le llenará de orgullo.

Respuesta.- Es algo que supone un gran honor y me llena de satisfacción ya que no es que uno se presente como candidato sino que son los miembros de la Academia los que eligen a sus nuevos miembros, es un reconocimiento a una labor de mucho tiempo.

P.- ¿Qué significa ingresar en la Real Academia de Medicina de Sevilla, que es la más antigua del mundo y la primera que se creó en España?

R.- Supone prestigio, además de satisfacción personal, ya que es un reconocimiento al margen de vaivenes económicos y políticos; es la medicina por la medicina, en esencia, pura y dura, alejada  más de otros muchos condicionantes que pueden influir en la práctica de la medicina. Son cotas a las que uno difícilmente puede aspirar, y por eso estoy muy agradecido. También me acuerdo ahora de todas las personas que me han ayudado en mi carrera.

P.- ¿Qué creen que han valorado para proponer su ingreso en la Academia?

R.- Es el reconocimiento a una trayectoria. Durante 16 años he sido secretario general de la Sociedad Andaluza de Radiología, creo que la academia ha  querido potenciar una especialidad concreta de la medicina como es la radiología, y a partir de ahí se han fijado en una serie de personas, nos lo han comunicado, han valorado nuestro currículum y al final se han decidido. El proceso se inició el marzo del año pasado, y considero que en su decisión habrá influido mucho el hecho de estar trabajando con la alta tecnología, así como mi labor en el diagnóstico por imagen en el deporte, concretamente en el fútbol.

P.- La Academia cuenta sólo con cien miembros; por lo tanto, entrar en ella es bastante complicado. ¿Es eso una responsabilidad añadida?

R.- Decir lo contrario sería ridículo, es como un torero que ha toreado en muchas plazas y tiene que debutar en la Maestranza o en  Las Ventas,  como dice un amigo mío, se me ponen los vellos como varillas de paraguas, hay un componente de estrés y nervios considerable.

Curiosamente su ingreso servirá también para rendir homenaje a su predecesor en la Academia el cirujano escocés William Alexander MacKay. Hubo dos excelentes británicos que fueron MacKay y su sobrino John Mac Donald, académicos y auténticas eminencias de altísimo nivel y a las que quizá  no se les ha rendido suficiente reconocimiento en Huelva. Fueron dos maravillosos y encantadores locos que introdujeron el fútbol en Huelva y pusieron una base muy importante en la medicina onubense de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. MacKay era cirujano y pertenecía al Colegio de esta especialidad de Paris, y eso en el año 1900 era importantísimo, sobre todo teniendo en cuenta que él se vino a Huelva pudiendo haber elegido cualquier otro lugar y se convirtió en una figura muy relevante. No hay que olvidar que al introducirse el fútbol en España a través de Huelva permitió que contemos con el equipo decano del fútbol nacional.

P.- Mucho han avanzado las cosas desde aquel entonces en su especialidad médica.

R.- Mucho, muchísimo, hay temas como la cirugía donde se cambia menos, las manos cambian poco, pero en el tema técnico siempre hay más avances como por ejemplo poder hurgar en el cuerpo humano sin necesidad de abrir. Sin embargo, en aquel entonces, todos estos avances eran impensables, pero no sólo hace cien años sino hace 35 cuando yo empecé mi carrera. La tecnología ha llegado a unos niveles increíbles, y esos doctores, en sus tiempos, hubieran hecho maravillas con estos adelantos, y aun así lo hicieron con medios más rudimentarios.

P.- ¿Qué importancia tiene la aplicación de la radiología en un deporte como el fútbol?

R.- Es muy importante, sobre todo por que estamos ante una rama de la medicina que exige una tremenda inmediatez, ya que en un partido, cuando un jugador tiene una lesión, la atención tiene que ser muy rápida, lo cual exige un sobreesfuerzo en el proceso. Más allá del teatrillo que puedan hacer algunos jugadores, lo que la gente no sabe es cómo acaban los jugadores los partidos con las piernas y los tobillos doloridos.

P.- ¿Es cada vez es mayor la presión para que los jugadores se recuperen rápidamente de las lesiones y puedan volver a jugar cuanto antes?

R.- Claro que sí, esa rapidez en la recuperación debe ir a unida a la prudencia puesto que no hay nada peor que una lesión mal curada, pero tampoco podemos permitirnos que el jugador esté parado ni un día más del imprescindible.

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