Presidente de la Asociación Amigos del Camino de Santiago de Huelva
Fernando Quintero: 'El camino engancha porque está lleno de compañerismo y solidaridad'
Con la llegada del verano muchos son los que se deciden a hacer la misma ruta que el Santo y el Camino de Santiago multiplica el número de peregrinos que lo recorren también durante el resto del año. Una experiencia que trasciende de lo religioso para convertirse en una aventura cultural y vital que engancha a quien prueba lo que los veteranos denominan como “droga jacobina”. Un Camino para el que hay que prepararse y cuyo enemigo es el exceso de confianza.

La Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Huelva ofrece toda la ayuda e información necesaria para disfrutar y no sufrir en el camino, consejos sobre cómo entrenar físicamente y qué llevar en la mochila que resultan básicos para no pagar la novatada de la primera vez. Fernando Quintero, su presidente, charla con Huelva 24 en la Casa de Galicia, que nació gracias al impulso de los gallegos emigrantes que llegaron atraídos por la pesca y que quisieron ofrecer un pedacito de su amada tierra a quienes les han acogido con los brazos abiertos. Sus atléticas piernas han recorrido el camino en más de cuarenta ocasiones, la primera gracias al suspenso que su hija obtuvo en Historia del Arte que combatió recorriendo la ruta jacobea en busca de todos los estilos arquitectónicos que no había logrado retener a través de los libros. Su experiencia espera que sea de gran ayuda a los futuros peregrinos a los que la Compostela espera en Santiago. Un consejo para ellos que podemos rescatar de una frase de Alfred Tennyson: “yo soy una parte de todo aquello que he encontrado en mi camino”. Ahora, el camino es suyo. PREGUNTA.- En los meses estivales miles de personas deciden vivir esta experiencia. ¿Es el verano la mejor época para hacer el Camino de Santiago? RESPUESTA.- Se puede hacer durante todo el año, pero en mi opinión la mejor época es la primavera, entre abril y mayo. También el mes de octubre es bueno, aunque es en verano cuando la gente tiene mayor disponibilidad y por eso la densidad se incrementa. Nosotros hemos organizado una peregrinación por el Camino Francés entre los días 2 y 12 de julio. P.- ¿Despierta mucho interés en Huelva? R.- En 2010, año santo compostelano, dimos casi 500 credenciales, lo que significa que todas estas personas han andado al menos 100 kilómetros en los diferentes caminos que hay. Además, 70 de ellas lo hicieron iniciando el camino desde Huelva, es decir, recorrieron los 1.025kilómetros que nos separan de Galicia y yo creo que son buenas cifras. Para lograr la Compostela hay que recorrer como mínimo 100 kilómetros a pie o 200 en bicicleta, y se puede hacer en distintas etapas y desde lugares diferentes. P.- Existe un camino oficial, pero hay otros muchos que parten de distintos lugares, ¿cuáles son los más cercanos a Huelva y los más frecuentados? R.- El que está reconocido por la Unesco como primer itinerario cultural europeo es el de Roncesvalles a Santiago que pasa, entre otros lugares, por Logroño, Burgos o León y que es el más transitado, pero hay muchísimos más. De Sevilla parte el Camino Mozárabe, con una gran afluencia de peregrinos, como le ocurre al Camino del Norte, que nace en Irún, o el Portugués, que se puede empezar desde Oporto o Lisboa. En Huelva nuestra asociación creó un recorrido que se une con el de Sevilla; se denomina Camino Sur y va desde Huelva hasta Zafra donde enlaza con el Mozárabe. Se ha conseguido con mucho esfuerzo pero requiere de una actualización permanente. Son más de mil kilómetros de distancia y para hacerlo hay que tener ganas, piernas y corazón. P.- ¿De dónde nace la afición o devoción que les llevó a crear la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Huelva? R.- Somos muy aficionados y estamos un poco locos, así que a pesar de que cada uno tenemos nuestro trabajo, decidimos unirnos en asociación en el 2001 y, entre ese año y 2003, empezamos a estudiar cómo preparar el camino desde Huelva, algo que supuso mucho trabajo. Nos ayudó económicamente la Diputación Provincial para que compráramos pintura y brochas para señalizar el camino y también tuvimos que buscar la colaboración de los distintos ayuntamientos por los que discurre. P.- ¿Qué ayuda ofrece la asociación a todo aquel que quiere caminar hasta Santiago? R.- Les facilitamos algo que es primordial como es la información, ya que muchos andan perdidos. Además les entregamos la credencial, que es la certificación de paso que deben ir sellando en los lugares por los que pasan y que necesitan para ir alojándose en los albergues; esos sellos son los que dan fe de que eres un peregrino. Existen dos tipos de credenciales, la universal y la de Huelva, que incluye todos los pueblos que se van a visitar hasta llegar al destino. Según las necesidades de cada uno, damos todo tipo de información ya que la gente suele venir con bastante miedo. Aconsejamos sobre la preparación física y sobre lo que se debe llevar como equipaje. P.- ¿Cree que es una experiencia que transciende lo meramente religioso? R.- Por supuesto. Fíjate que la palabra religioso no aparece en la definición que la Unesco da al Camino. A Santiago no sólo se va por motivos religiosos, sino por otras cosas. Hay gente que lo toma como una aventura, como una experiencia cultural, ya que es un muestrario de diferentes estilos arquitectónicos. Otros sólo desean disfrutar de la naturaleza o de su riqueza gastronómica. Es una mezcla que yo siempre defino como un gazpacho con un montón de ingredientes que hacen que sea algo riquísimo en muchos aspectos. P.- ¿Cuáles suelen ser las motivaciones más habituales que llevan a hacer el Camino de Santiago? R.- Sobre todo encontramos personas que quieren dejar de ver lo habitual y rutinario, con ilusión de conocer a gente nueva y a la vez ganas de estar solo, ya que se puede ir en compañía pero al mismo tiempo disponer de libertad e independencia para administrar tu tiempo como quieras. También he conocido a peregrinos que buscaban tranquilidad para escribir un libro y a otros que lo han hecho para aprender un idioma o simplemente para conocer gente. P.- Se habrá encontrado con personajes de lo más variopinto. R.- La verdad es que sí, pero hay recuerdos que me siguen emocionando, como cuando conocí a un hombre que iba esparciendo las cenizas de su mujer y también a un señor que iba en promesa para que su hijo se curara. Recuerdo especialmente a un chico vasco que tenía un problema muy grave en una pierna, sufrió una fuerte descarga, y andaba como el protagonista de la película ‘Forrest Gump’. Su médico le recomendó que caminara mucho y decidió hacer el Camino. Me consta que, con un tremendo esfuerzo, logró acabar el camino tras siete meses. Tampoco olvidaré a un marine americano que quería limpiar su conciencia y meterse a cura tras haber matado a mucha gente en la guerra del Golfo. Al final decidió volver al frente y al tiempo, como respuesta a una de las cartas que le envié, recibí una misiva en la que se informaba de su muerte. P.- Una vivencia que traslada fronteras y que multiplica las nacionalidades en los diferentes caminos. R.- La mayor parte son españoles seguidos de franceses y alemanes, italianos, y también, brasileños, muchos atraídos por el libro ‘El Caminante’, de Paulo Coelho. Cada vez hay más coreanos, ya que a los estudiantes universitarios de Humanidades les subvencionan para que hagan su proyecto de fin de carrera en Santiago. El caso de Alemania es muy curioso, ya que hay un presentador de un programa de televisión que siempre recomienda, como terapia, hacer el camino, y tiene muchísimo éxito, y lo cierto es que cada vez vienen más alemanes. Yo he conocido un hombre de 92 años, así que no tiene límite de edad siempre y cuando uno se sienta bien, pero no recomiendo que lo hagan menores de trece años ya que sus huesos aún no están formados del todo. P.- ¿Existe el espíritu del peregrino? ¿Cambia en algo la forma de ver la vida? R.- Sí, por supuesto. El camino humaniza mucho porque, de cierta manera, se sufre, y en estas circunstancias, todas las personas, seamos como seamos, nos acabamos suavizando. En esos días sólo se ven bondades. Yo doy consejos sobre cómo caminar, una enfermera te ayuda a curarte los pies y existe una gran armonía, ya que vamos con los sentimientos a flor de piel y muy expectantes, con el corazón abierto a todo, y sin saber lo que nos espera. La pena más grande del peregrino es llegar y sobre todo volver a la rutina. Al principio uno no se da cuenta, pero con el tiempo se nota el cambio en la forma de ver la vida. El camino está repleto de hermandad, solidaridad y compañerismo, y esto es lo que te engancha, la posibilidad de romper cadenas y liberarnos durante unos días, por eso la gente siempre quiere volver. P.- Hay quien piensa que esta experiencia puede convertirse en un “método antidepresivo”. R.- Totalmente de acuerdo. Es una terapia magnífica, hay mucha gente en el camino por problemas de este tipo. Te permite romper con la rutina, hacer algo distinto, asequible, y te posibilita conocer gente y paisajes nuevos. Te das cuenta que la gente es realmente buena y que hay muchas personas que simplemente necesitan charlar y ofrecen su ayuda sin pensarlo. P.- ¿Cómo hay que prepararse para hacer el camino? R.- Lo primero que recomiendo a todas las personas que quieran hacerlo es que acudan a alguna asociación donde puedan darles toda la información necesaria. Hay que prepararse psicológicamente y tener un claro el deseo de hacerlo a pesar de las dificultades. La gran duda que tienen es saber qué les hará falta, y siempre suele ser la mitad de lo que llevan. Físicamente, una persona sedentaria debe empezar a ponerse en forma dos meses antes, con calzado y calcetines anti sudoración y anti ampollas adecuados, y debe empezar a andar con regularidad una hora al día e ir incrementando la intensidad sin dejar de hacer paradas. P.- ¿Qué media de kilómetros diarios es recomendable durante el camino? R.- Depende de las características del camino -los hay más llanos o empinados-, pero el promedio puede ser entre 5 ó 6 horas. Normalmente el peregrino se levanta sobre las seis y media de la mañana y a las siete ya se está en marcha. Va andando y parando con la intención de finalizar como muy tarde a las 14.00 horas, cuando empieza a caer el sol más fuerte. Luego descansa, hace un poco de turismo durante la tarde y se marcha a dormir temprano. P.- ¿Cuáles son las principales novatadas que pagan aquellos que hacen el Camino por primera vez? R.- El principal error es no buscar información y asesoramiento; segundo, no ir adecuadamente calzado y no seguir una pauta; y el tercero, confiarse en exceso, echarse a andar sin parar y destrozarse las piernas. Siempre les aconsejo que vayan sin prisa, ya que el mensaje más importante está en el camino. Además hace falta alimentarse e hidratarse muy bien, ya que de lo contrario se pagará en el camino. P.- ¿Qué hay que meter en la mochila? R.- Solamente lo imprescindible. No puede faltar un buen equipo para protegerse de la lluvia, unas buenas botas y calcetines de calidad, de los caros, ya que en esto no hay que mirar el precio. También ropa de campo o senderismo y una muda; esto sobre todo se lo digo a las mujeres para que se olviden de cambiar de modelito. Por último, algo que nos proteja del sol, ya que las quemaduras son muy peligrosas y alguna sudadera que no pese mucho. La mochila debe pesar entre 8 y 10 kilos. P.- ¿Cómo se paga físicamente no hacer caso de estas recomendaciones? R.- Yo siempre digo que todo lo que acaba en ‘-itis’ es malo, y lo más peligroso durante el camino son las tendinitis, gastroenteritis y también la aparición de ampollas. El mayor error es andar en exceso sin parar lo suficiente, y de ahí también puede surgir otro problema como





