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Una arquitecta onubense tiende un puente económico y cultural con China

Marta Barrera viaja con asiduidad al gigante asiático, donde trabaja con su estudio Baum Arquitectura en varios proyectos, que le han permitido hacer contactos en un camino no exento de dificultades. En Sevilla además ha abierto con sus socios la Casa China, un centro donde se imparte chino, desarrollan actividades culturales orientales y guían a empresas que quieren desembarcar en oriente. Se trata de “compartir la experiencia del camino que tanto nos costó recorrer a nosotros', afirma esta emprendedora, que indica que 'estando allí piensas que ha acabado la crisis'. Considera 'importante saber chino y lo será más' y señala que unas prácticas en China se valoran en Europa, al igual que 'el ser europeo es como un valor añadido allí y de hecho te sientes más valorado que aquí'.

Una arquitecta onubense tiende un puente económico y cultural con China

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“El valor para marcharse, el miedo a llegar…”, canta Vetusta Morla en Copenhague. La eterna duda de los jóvenes españoles hoy en día es si deben emigrar para tener futuro u optar por pelear su proyecto de vida más allá de la crisis sin cruzar la frontera. No son pocos los que se preparan para el salto, mientras que los que ya se fueron se preguntan con nostalgia si volverán algún día. La solución perfecta, y desde luego para nada fácil, es la virtud de un término medio, un intrincado equilibro. Es poder trabajar fuera de España y estar dentro a la vez, manejar una perspectiva privilegiada para sentir cómo la vida es más rica en el contraste normalizado de espacios y tiempos, distantes pero continuados a fuerza de acortar distancias físicas, comunicativas y culturales. 

Una arquitecta onubense tiende un puente económico y cultural con China

“El valor para marcharse, el miedo a llegar…”, canta Vetusta Morla en Copenhague. La eterna duda de los jóvenes españoles hoy en día es si deben emigrar para tener futuro u optar por pelear su proyecto de vida más allá de la crisis sin cruzar la frontera. No son pocos los que se preparan para el salto, mientras que los que ya se fueron se preguntan con nostalgia si volverán algún día. La solución perfecta, y desde luego para nada fácil, es la virtud de un término medio, un intrincado equilibro. Es poder trabajar fuera de España y estar dentro a la vez, manejar una perspectiva privilegiada para sentir cómo la vida es más rica en el contraste normalizado de espacios y tiempos, distantes pero continuados a fuerza de acortar distancias físicas, comunicativas y culturales. Así es la rutina de la onubense Marta Barrera Altemir, una arquitecta que ha logrado trazar un puente económico y sociocultural con China sin precedentes en nuestra tierra. Trabaja activamente con diversos proyectos en el gigante asiático, al que viaja con frecuencia, además de en España, a través del estudio Baum Arquitectura, asociada con Miguel Gentil y Javier Caro, en Sevilla, donde reside. También en la ciudad hispalense asesora a profesoras de mandarín y a empresas que quieren abrirse camino en la gran República Popular a través de la Casa China (calle Cabeza del Rey Don Pedro 15), un centro sociocultural que lleva en marcha unos meses con los mismos compañeros de viaje más Isabel Vega y que está teniendo mucha aceptación por su multidisciplinariedad. Allí aprenden el idioma más hablado del planeta de niños a mayores, conocen la cultura china con exposiciones, conferencias y otras actividades y también reciben a jóvenes chinos con ansias de conocimiento en dirección opuesta. De este modo, recién comenzado el año del caballo, que celebran este fin de semana con alegría y varias actividades en la Casa China, esta joven de Huelva cabalga entre dos mundos, dos culturas y dos economías como una Marco Polo del siglo XXI. De un puerto a otro transporta grandes tesoros, conocimientos y experiencias únicas.El camino recorrido se sigue de un modo sencillo pero ha costado trazarlo. Marta sentía que las líneas no terminaban en los márgenes de los diseños de su escritorio, donde dibujó con su inteligencia y constancia los planos de un  curriculum brillante, con estudios complementarios en Alemania, Austria y Pekín y un proyecto fin de máster finalizado: ‘Patrimonio y Arquitectura en la ciudad china contemporánea’. De serie ya portaba la audacia y el espíritu aventurero, que alimentó con su pasión por los idiomas (inglés, alemán, chino) y una evolucionada capacidad para el emprendimiento.Un punto de fugaLa semilla del proyecto dual que este grupo de jóvenes impulsa parte de la curiosidad e inquietud por aprender de Marta. “Siempre me han gustado los idiomas y empecé con el chino porque en el Colegio -el San José de Calasanz- tenía un compañero de padres chinos al que después me encontré en Sevilla cuando hacía la carrera y nos apuntamos juntos a chino”. Estudió en Pekín y “a raíz de ir a China sentí un choque cultural tan grande que sabía que no podía verlo en todo el mundo. Después surgió el proyecto de investigación sobre China, que fue en 2006, antes de la crisis y todo fue a más”. Baum Arquitectura ganó un concurso del Colegio de Arquitectos de Cádiz para montar una exposición sobre las metrópolis chinas y a partir de ahí comenzaron a crecer su contactos en materia de investigación y profesionales. Uno de sus proyectos fue la planificación urbanística de la ampliación de la ciudad de Dushan, 650 hectáreas nuevas de esta metrópolis de la provincia de Guizhou (600.000 habitantes). “A raíz del proyecto de investigación contactamos con el Instituto Confucio, que es como el Instituto Cervantes aquí. Hicimos muchos contactos culturales y realizamos exposiciones itinerantes. Además, como estudio de arquitectura comenzamos a colaborar con otros de China”, recuerda. Así en los viajes “teníamos contacto con todo tipo de personas y empresas de un lado y otro. Nos veían como un intermediario y vimos que si tanta gente nos llamaba para eso había una oportunidad. Pensábamos que podíamos ser útiles por la experiencia que habíamos vivido y nos apetecía hacer de puente entre España y China”, relata.Cicerones empresariales“Hay bastantes empresas que quieren ir a China o estudiar chino y hay muchas ofertas de organismos que hacen gestiones desde aquí, pero confían en nosotros porque hemos estado allí y sabemos de primera mano lo que hay y lo valoran, porque por otro lado, como nos pasó a nosotros, te cuentan una película que no han vivido”, manifiesta Marta. Ahora ayuda a abrir camino Extenda (Agencia Andaluza de Promoción Exterior), pero “cuando fuimos nosotros fuimos el primer estudio de arquitectura de Andalucía que hicimos una agenda de contactos en China. Hay mucho papeleo que desespera y que ves inútil, pierdes el tiempo y tienes muchas dudas, pero al final se suple todo con las ganas, porque sin ese espíritu de querer conseguirlo no resuelves nada y no llegas a ningún lado”.Es por ello que ahora son un cicerone muy valioso para empresas con perspectivas de incursión en otros mercados, como de cerámica china o de aceite español. Se trata de “compartir la experiencia del camino que tanto nos costó recorrer a nosotros, y que ahora facilitamos porque tenemos contactos en varios sectores. El primer paso es traducir su página web y su publicidad y conseguirle contactos. Además con nosotros no tienen que invertir en contratar alguien allí”, detalla sobre el procedimiento a seguir.Asimismo, la Casa China es un punto de recepción de recursos humanos, pues “tenemos un programa para que alumnos universitarios chinos vengan a España a hacer prácticas en empresas y que vienen bien a las dos partes. Porque si nosotros tenemos aquí una barrera con lo oriental ellos también tienen el choque de lo occidental”. De este modo “hacemos convenios con empresas para que adquieran experiencia”.Conocer los pasos a seguir no implica éxito seguro pero sí una gran ayuda, pues “es un camino muy difícil.  Es verdad que allí se está moviendo el mercado y estando allí piensas que ha acabado la crisis. Además hay mucho positivismo y aquí hay que pelear mucho”. No obstante, China es un país tan extenso y poblado que hay contrastes de todo tipo. “Nosotros trabajamos en provincias del interior y la forma de trabajar no tiene nada que ver con la que hay por ejemplo en la costa este. En Shangai, donde también hemos trabajado, están mucho más abiertos a occidente, pero también hay mucha más competencia”, matiza.Barrera aclara que “para el extranjero es muy complicado porque hay muchas trabas culturales y tiene que saber cómo funciona todo. Ahí tienen ventaja los españoles y los andaluces en particular con respecto a gente de otros países. La cultura china es similar al sur de España. Allí son muy de cerrar los tratos de negocios comiendo, cara a cara, de tú a tú. También es muy importante hacer la vida en la calle, celebrar en familia todo y además son más flexibles en los tiempos de entrega algo menos entendible para un alemán, por ejemplo”.“Seguir abriendo camino es difícil”, reconoce la arquitecta onubense sobre la materia urbanística, aunque no han parado de estar en movimiento. “Vamos continuamente a China. Ahora nos han invitado a una Bienal de Arquitectura, en el que vamos a tener un stand, pero es cierto que en arquitectura los clientes no vienen a ti sino que tienes que ir a buscarlos y presentar proyectos, mientras que en la Casa China el interés es muy grande y son muchas las personas que vienen diariamente a preguntar e informarse sobre lo que ofrecemos”.Gran interés por un idioma complejoLo que antes sonaba exótico se está haciendo más habitual y aprender chino, concretamente el mandarín, tiene una notable demanda. Es por ello que Baum Arquitectura se mudó a la zona de La Alfalfa para integrarse en la Casa China, un centro que trata de abarcar cada vez más. “Está funcionando bien y despierta mucho interés. Hay que organizar muchas cosas y hablar con mucha gente porque tenemos muchos proyectos en la cabeza”, afirma Barrera, que explica cómo de complicado es progresar en su contenido estrella: aprender chino.“En este idioma es complicada la escritura, que es de por vida, ya que son muchos signos. El nivel cultural allí se mide por los signos que sabes, como cuando aquí consideramos que es más culto quien conoce más palabras y sus significados”, expone, aunque “lo de los signos se ha vuelto más asequible al estar el ordenador, con en el que no tienes que escribirlos sino identificarlos”.No obstante, “la gramática es simple y en un año puedes manejarte sin problemas para ir a la compra y a un restaurante y construir muchas frases correctamente”. Eso sí, la pronunciación “es una de las partes más difíciles del chino, pero no creo que sea más difícil que el inglés con sus medias vocales. Tiene sus cosas complicadas, como con la ‘x’ y la ‘s’, pero se trata también de que el profesor te hable siempre en chino y se te haga el oído”.Pese a la dificultad hay una motivación especial que hace que sean muchas las personas que intentan iniciarse en esta lengua oriental. Y es que “creo que en España siempre ha habido un interés especial por China. Hace muchos años ya gustaba como destino turístico por ser algo exótico y muy diferente a lo de nuestro alrededor. Además la gente tiene asumido que China va a dominar el mundo y que hay que estar preparados”. Al respecto añade que “existe el convencimiento de que el chino va a ser el idioma del futuro y el presente. Muchos no lo estudian más porque tienen el problema del inglés, que es como una barrera anterior al chino, pero aún así tenemos gente que no sabe inglés estudiándolo”.Muchos padres piensan así y traen a sus hijos para iniciarlos pronto, idea que esta onubense comparte. “Yo pienso que sí que es importante saber chino y lo será más. En España vamos con bastante retraso, porque países como Francia, Alemania o Estados Unidos lo dan en los institutos de secundaria. Yo estudié chino con dos francesas que ya lo habían comenzado a dar en un instituto bilingüe”.En cuanto a la oferta cultural de la Casa China explica que es “amplia y por ejemplo hay talleres para los niños, que para la celebración del año chino han hecho un dragón y se vestirán con trajes tradicionales. También tenemos una conferencia sobre medicina china, talleres de caligrafía, exposiciones fotográficas, cuentacuentos… de todo”.Una llave maestra laboral“Tienes que estar dispuesto a irte, pero allí hay trabajo porque se mueve el mercado y hay demanda”, indica Marta Barrera. A veces hay que salir para poder entrar, alejarse para acabar más cerca y aunque está en la otra punta del mundo, China es como una llave maestra para abrir puertas a la hora de buscar empleo. Así lo piensa esta onubense, que tiene claro que “animaría a las nuevas generaciones a que hagan prácticas en China o al menos tengan una estancia allí para que figure en su curriculum, al igual que ahora casi todo el mundo tiene algo de inglés. Tengo comprobado que el haber estado allí se valora mucho. Hay muchas empresas en el extranjero que lo valoran, como en Alemania e Inglaterra. Conozco a gente que trabaja por ejemplo en Audi y en Volkswagen gracias a que pasaron por China. Es algo que te diferencia”.Igualmente en sentido contrario, Barrera afirma que “las empresas chinas te valoran por ser europeo, porque tienen la concepción de que todos estamos bien formados, mientras que la gente de allí en líneas generales tienen una carencia de formación, aunque hay gente también muy preparada, pero son menos”. En esta línea añade que “el ser europeo es como un valor añadido y de hecho te sientes más valorado que aquí. Con respecto a ellos a los europeos les han enseñado a ser creativos y eso ahora mismo lo importan. A la vez tienen centrados sus esfuerzos en fomentar la creatividad y lo van a conseguir, como hacen con todo, y entonces no nos necesitarán”. Y es que “se están poniendo las pilas con eso y cuando se ponen lo que quieren lo consiguen. Están formando también a mucha gente, pero se apoyan en los europeos mucho ahora”.Recuerda que pusieron en marcha un curso de chino para arquitectos y que “han contratado a una persona que lo estaba haciendo tras hacer una entrevista”. No obstante, “allí va todo más rápido y un año allí son como diez aquí. Suben los precios y el nivel de todo. Antes en 2006 era difícil encontrarte con alguien que hablara inglés y ahora ya hay gente que lo habla por la calle”.¿Cómo nos ven?“De España en realidad saben muy poco. No saben localizarla bien en el mapa porque es un país para ellos pequeño. Lo que sí es cierto es que los arquitectos españoles están bien considerados, pero no tienen siquiera un estereotipo hecho del español medio”, igual que lo que nosotros podemos pensar “no tiene nada que ver con el perfil del chino en general. Son muy diferentes a los chinos de aquí”, señala.Al respecto añade que “nosotros colaboramos con chicas traductoras que son supercultas y que son muy abiertas. Hay de todo. Lo que está claro es que en hay unas diferencias sociales enormes y depende de la provincia en la que estés, que son como regiones, varía mucho. Hay gente que ha estudiado y otra es más humilde”.  Esto determina claramente la libertad y el acceso a la información, pues “el que sabe inglés puede ver cosas distintas en Internet, pero si no sólo lo que quiere el gobierno”.Haciendo balance de esta aventura que continúa Marta Barrera afirma que “ahora miro hacia atrás y me alegro de lo que he hecho, pero ha sido muy duro. No veo que haya cambiado mi vida tanto porque ha sido algo paulatino. Siempre tenía la angustia por estudiar fuera y viajar, lo tenía claro. Siempre pensaba que iba a vivir fuera y a conocer mundo. Ahora me gustaría apostar por quedarnos aquí si se puede y tener las relaciones internacionales desde aquí”. Precisamente hace honor a lo contrario de su apellido y es una mujer abierta a descubrir, un arquitecta que ha abierto puertas y ventanas, que soñaba desde niña con llegar lejos en distancia y en ideas, conocer mundo y proyectarlo y lo ha conseguido. Es una triunfadora apasionada por su trabajo cuyas complejidades a menudo logra resolver. La moraleja parece clara, el gran dragón se acerca y puedes subirte a él o esperar a que te devore.

“El valor para marcharse, el miedo a llegar…”, canta Vetusta Morla en Copenhague. La eterna duda de los jóvenes españoles hoy en día es si deben emigrar para tener futuro u optar por pelear su proyecto de vida más allá de la crisis sin cruzar la frontera. No son pocos los que se preparan para el salto, mientras que los que ya se fueron se preguntan con nostalgia si volverán algún día. La solución perfecta, y desde luego para nada fácil, es la virtud de un término medio, un intrincado equilibro. Es poder trabajar fuera de España y estar dentro a la vez, manejar una perspectiva privilegiada para sentir cómo la vida es más rica en el contraste normalizado de espacios y tiempos, distantes pero continuados a fuerza de acortar distancias físicas, comunicativas y culturales. Así es la rutina de la onubense Marta Barrera Altemir, una arquitecta que ha logrado trazar un puente económico y sociocultural con China sin precedentes en nuestra tierra. Trabaja activamente con diversos proyectos en el gigante asiático, al que viaja con frecuencia, además de en España, a través del estudio Baum Arquitectura, asociada con Miguel Gentil y Javier Caro, en Sevilla, donde reside. También en la ciudad hispalense asesora a profesoras de mandarín y a empresas que quieren abrirse camino en la gran República Popular a través de la Casa China (calle Cabeza del Rey Don Pedro 15), un centro sociocultural que lleva en marcha unos meses con los mismos compañeros de viaje más Isabel Vega y que está teniendo mucha aceptación por su multidisciplinariedad. Allí aprenden el idioma más hablado del planeta de niños a mayores, conocen la cultura china con exposiciones, conferencias y otras actividades y también reciben a jóvenes chinos con ansias de conocimiento en dirección opuesta. De este modo, recién comenzado el año del caballo, que celebran este fin de semana con alegría y varias actividades en la Casa China, esta joven de Huelva cabalga entre dos mundos, dos culturas y dos economías como una Marco Polo del siglo XXI. De un puerto a otro transporta grandes tesoros, conocimientos y experiencias únicas.El camino recorrido se sigue de un modo sencillo pero ha costado trazarlo. Marta sentía que las líneas no terminaban en los márgenes de los diseños de su escritorio, donde dibujó con su inteligencia y constancia los planos de un  curriculum brillante, con estudios complementarios en Alemania, Austria y Pekín y un proyecto fin de máster finalizado: ‘Patrimonio y Arquitectura en la ciudad china contemporánea’. De serie ya portaba la audacia y el espíritu aventurero, que alimentó con su pasión por los idiomas (inglés, alemán, chino) y una evolucionada capacidad para el emprendimiento.Un punto de fugaLa semilla del proyecto dual que este grupo de jóvenes impulsa parte de la curiosidad e inquietud por aprender de Marta. “Siempre me han gustado los idiomas y empecé con el chino porque en el Colegio -el San José de Calasanz- tenía un compañero de padres chinos al que después me encontré en Sevilla cuando hacía la carrera y nos apuntamos juntos a chino”. Estudió en Pekín y “a raíz de ir a China sentí un choque cultural tan grande que sabía que no podía verlo en todo el mundo. Después surgió el proyecto de investigación sobre China, que fue en 2006, antes de la crisis y todo fue a más”. Baum Arquitectura ganó un concurso del Colegio de Arquitectos de Cádiz para montar una exposición sobre las metrópolis chinas y a partir de ahí comenzaron a crecer su contactos en materia de investigación y profesionales. Uno de sus proyectos fue la planificación urbanística de la ampliación de la ciudad de Dushan, 650 hectáreas nuevas de esta metrópolis de la provincia de Guizhou (600.000 habitantes). “A raíz del proyecto de investigación contactamos con el Instituto Confucio, que es como el Instituto Cervantes aquí. Hicimos muchos contactos culturales y realizamos exposiciones itinerantes. Además, como estudio de arquitectura comenzamos a colaborar con otros de China”, recuerda. Así en los viajes “teníamos contacto con todo tipo de personas y empresas de un lado y otro. Nos veían como un intermediario y vimos que si tanta gente nos llamaba para eso había una oportunidad. Pensábamos que podíamos ser útiles por la experiencia que habíamos vivido y nos apetecía hacer de puente entre España y China”, relata.Cicerones empresariales“Hay bastantes empresas que quieren ir a China o estudiar chino y hay muchas ofertas de organismos que hacen gestiones desde aquí, pero confían en nosotros porque hemos estado allí y sabemos de primera mano lo que hay y lo valoran, porque por otro lado, como nos pasó a nosotros, te cuentan una película que no han vivido”, manifiesta Marta. Ahora ayuda a abrir camino Extenda (Agencia Andaluza de Promoción Exterior), pero “cuando fuimos nosotros fuimos el primer estudio de arquitectura de Andalucía que hicimos una agenda de contactos en China. Hay mucho papeleo que desespera y que ves inútil, pierdes el tiempo y tienes muchas dudas, pero al final se suple todo con las ganas, porque sin ese espíritu de querer conseguirlo no resuelves nada y no llegas a ningún lado”.Es por ello que ahora son un cicerone muy valioso para empresas con perspectivas de incursión en otros mercados, como de cerámica china o de aceite español. Se trata de “compartir la experiencia del camino que tanto nos costó recorrer a nosotros, y que ahora facilitamos porque tenemos contactos en varios sectores. El primer paso es traducir su página web y su publicidad y conseguirle contactos. Además con nosotros no tienen que invertir en contratar alguien allí”, detalla sobre el procedimiento a seguir.Asimismo, la Casa China es un punto de recepción de recursos humanos, pues “tenemos un programa para que alumnos universitarios chinos vengan a España a hacer prácticas en empresas y que vienen bien a las dos partes. Porque si nosotros tenemos aquí una barrera con lo oriental ellos también tienen el choque de lo occidental”. De este modo “hacemos convenios con empresas para que adquieran experiencia”.Conocer los pasos a seguir no implica éxito seguro pero sí una gran ayuda, pues “es un camino muy difícil.  Es verdad que allí se está moviendo el mercado y estando allí piensas que ha acabado la crisis. Además hay mucho positivismo y aquí hay que pelear mucho”. No obstante, China es un país tan extenso y poblado que hay contrastes de todo tipo. “Nosotros trabajamos en provincias del interior y la forma de trabajar no tiene nada que ver con la que hay por ejemplo en la costa este. En Shangai, donde también hemos trabajado, están mucho más abiertos a occidente, pero también hay mucha más competencia”, matiza.Barrera aclara que “para el extranjero es muy complicado porque hay muchas trabas culturales y tiene que saber cómo funciona todo. Ahí tienen ventaja los españoles y los andaluces en particular con respecto a gente de otros países. La cultura china es similar al sur de España. Allí son muy de cerrar los tratos de negocios comiendo, cara a cara, de tú a tú. También es muy importante hacer la vida en la calle, celebrar en familia todo y además son más flexibles en los tiempos de entrega algo menos entendible para un alemán, por ejemplo”.“Seguir abriendo camino es difícil”, reconoce la arquitecta onubense sobre la materia urbanística, aunque no han parado de estar en movimiento. “Vamos continuamente a China. Ahora nos han invitado a una Bienal de Arquitectura, en el que vamos a tener un stand, pero es cierto que en arquitectura los clientes no vienen a ti sino que tienes que ir a buscarlos y presentar proyectos, mientras que en la Casa China el interés es muy grande y son muchas las personas que vienen diariamente a preguntar e informarse sobre lo que ofrecemos”.Gran interés por un idioma complejoLo que antes sonaba exótico se está haciendo más habitual y aprender chino, concretamente el mandarín, tiene una notable demanda. Es por ello que Baum Arquitectura se mudó a la zona de La Alfalfa para integrarse en la Casa China, un centro que trata de abarcar cada vez más. “Está funcionando bien y despierta mucho interés. Hay que organizar muchas cosas y hablar con mucha gente porque tenemos muchos proyectos en la cabeza”, afirma Barrera, que explica cómo de complicado es progresar en su contenido estrella: aprender chino.“En este idioma es complicada la escritura, que es de por vida, ya que son muchos signos. El nivel cultural allí se mide por los signos que sabes, como cuando aquí consideramos que es más culto quien conoce más palabras y sus significados”, expone, aunque “lo de los signos se ha vuelto más asequible al estar el ordenador, con en el que no tienes que escribirlos sino identificarlos”.No obstante, “la gramática es simple y en un año puedes manejarte sin problemas para ir a la compra y a un restaurante y construir muchas frases correctamente”. Eso sí, la pronunciación “es una de las partes más difíciles del chino, pero no creo que sea más difícil que el inglés con sus medias vocales. Tiene sus cosas complicadas, como con la ‘x’ y la ‘s’, pero se trata también de que el profesor te hable siempre en chino y se te haga el oído”.Pese a la dificultad hay una motivación especial que hace que sean muchas las personas que intentan iniciarse en esta lengua oriental. Y es que “creo que en España siempre ha habido un interés especial por China. Hace muchos años ya gustaba como destino turístico por ser algo exótico y muy diferente a lo de nuestro alrededor. Además la gente tiene asumido que China va a dominar el mundo y que hay que estar preparados”. Al respecto añade que “existe el convencimiento de que el chino va a ser el idioma del futuro y el presente. Muchos no lo estudian más porque tienen el problema del inglés, que es como una barrera anterior al chino, pero aún así tenemos gente que no sabe inglés estudiándolo”.Muchos padres piensan así y traen a sus hijos para iniciarlos pronto, idea que esta onubense comparte. “Yo pienso que sí que es importante saber chino y lo será más. En España vamos con bastante retraso, porque países como Francia, Alemania o Estados Unidos lo dan en los institutos de secundaria. Yo estudié chino con dos francesas que ya lo habían comenzado a dar en un instituto bilingüe”.En cuanto a la oferta cultural de la Casa China explica que es “amplia y por ejemplo hay talleres para los niños, que para la celebración del año chino han hecho un dragón y se vestirán con trajes tradicionales. También tenemos una conferencia sobre medicina china, talleres de caligrafía, exposiciones fotográficas, cuentacuentos… de todo”.Una llave maestra laboral“Tienes que estar dispuesto a irte, pero allí hay trabajo porque se mueve el mercado y hay demanda”, indica Marta Barrera. A veces hay que salir para poder entrar, alejarse para acabar más cerca y aunque está en la otra punta del mundo, China es como una llave maestra para abrir puertas a la hora de buscar empleo. Así lo piensa esta onubense, que tiene claro que “animaría a las nuevas generaciones a que hagan prácticas en China o al menos tengan una estancia allí para que figure en su curriculum, al igual que ahora casi todo el mundo tiene algo de inglés. Tengo comprobado que el haber estado allí se valora mucho. Hay muchas empresas en el extranjero que lo valoran, como en Alemania e Inglaterra. Conozco a gente que trabaja por ejemplo en Audi y en Volkswagen gracias a que pasaron por China. Es algo que te diferencia”.Igualmente en sentido contrario, Barrera afirma que “las empresas chinas te valoran por ser europeo, porque tienen la concepción de que todos estamos bien formados, mientras que la gente de allí en líneas generales tienen una carencia de formación, aunque hay gente también muy preparada, pero son menos”. En esta línea añade que “el ser europeo es como un valor añadido y de hecho te sientes más valorado que aquí. Con respecto a ellos a los europeos les han enseñado a ser creativos y eso ahora mismo lo importan. A la vez tienen centrados sus esfuerzos en fomentar la creatividad y lo van a conseguir, como hacen con todo, y entonces no nos necesitarán”. Y es que “se están poniendo las pilas con eso y cuando se ponen lo que quieren lo consiguen. Están formando también a mucha gente, pero se apoyan en los europeos mucho ahora”.Recuerda que pusieron en marcha un curso de chino para arquitectos y que “han contratado a una persona que lo estaba haciendo tras hacer una entrevista”. No obstante, “allí va todo más rápido y un año allí son como diez aquí. Suben los precios y el nivel de todo. Antes en 2006 era difícil encontrarte con alguien que hablara inglés y ahora ya hay gente que lo habla por la calle”.¿Cómo nos ven?“De España en realidad saben muy poco. No saben localizarla bien en el mapa porque es un país para ellos pequeño. Lo que sí es cierto es que los arquitectos españoles están bien considerados, pero no tienen siquiera un estereotipo hecho del español medio”, igual que lo que nosotros podemos pensar “no tiene nada que ver con el perfil del chino en general. Son muy diferentes a los chinos de aquí”, señala.Al respecto añade que “nosotros colaboramos con chicas traductoras que son supercultas y que son muy abiertas. Hay de todo. Lo que está claro es que en hay unas diferencias sociales enormes y depende de la provincia en la que estés, que son como regiones, varía mucho. Hay gente que ha estudiado y otra es más humilde”.  Esto determina claramente la libertad y el acceso a la información, pues “el que sabe inglés puede ver cosas distintas en Internet, pero si no sólo lo que quiere el gobierno”.Haciendo balance de esta aventura que continúa Marta Barrera afirma que “ahora miro hacia atrás y me alegro de lo que he hecho, pero ha sido muy duro. No veo que haya cambiado mi vida tanto porque ha sido algo paulatino. Siempre tenía la angustia por estudiar fuera y viajar, lo tenía claro. Siempre pensaba que iba a vivir fuera y a conocer mundo. Ahora me gustaría apostar por quedarnos aquí si se puede y tener las relaciones internacionales desde aquí”. Precisamente hace honor a lo contrario de su apellido y es una mujer abierta a descubrir, un arquitecta que ha abierto puertas y ventanas, que soñaba desde niña con llegar lejos en distancia y en ideas, conocer mundo y proyectarlo y lo ha conseguido. Es una triunfadora apasionada por su trabajo cuyas complejidades a menudo logra resolver. La moraleja parece clara, el gran dragón se acerca y puedes subirte a él o esperar a que te devore.

De este modo, recién comenzado el año del caballo, que celebran este fin de semana con alegría y varias actividades en la Casa China, esta joven de Huelva cabalga entre dos mundos, dos culturas y dos economías como una Marco Polo del siglo XXI. De un puerto a otro transporta grandes tesoros, conocimientos y experiencias únicas.

Una arquitecta onubense tiende un puente económico y cultural con China

El camino recorrido se sigue de un modo sencillo pero ha costado trazarlo. Marta sentía que las líneas no terminaban en los márgenes de los diseños de su escritorio, donde dibujó con su inteligencia y constancia los planos de un  curriculum brillante, con estudios complementarios en Alemania, Austria y Pekín y un proyecto fin de máster finalizado: ‘Patrimonio y Arquitectura en la ciudad china contemporánea’. De serie ya portaba la audacia y el espíritu aventurero, que alimentó con su pasión por los idiomas (inglés, alemán, chino) y una evolucionada capacidad para el emprendimiento.

Un punto de fuga

La semilla del proyecto dual que este grupo de jóvenes impulsa parte de la curiosidad e inquietud por aprender de Marta. “Siempre me han gustado los idiomas y empecé con el chino porque en el Colegio -el San José de Calasanz- tenía un compañero de padres chinos al que después me encontré en Sevilla cuando hacía la carrera y nos apuntamos juntos a chino”. Estudió en Pekín y “a raíz de ir a China sentí un choque cultural tan grande que sabía que no podía verlo en todo el mundo. Después surgió el proyecto de investigación sobre China, que fue en 2006, antes de la crisis y todo fue a más”. 

Baum Arquitectura ganó un concurso del Colegio de Arquitectos de Cádiz para montar una exposición sobre las metrópolis chinas y a partir de ahí comenzaron a crecer su contactos en materia de investigación y profesionales. Uno de sus proyectos fue la planificación urbanística de la ampliación de la ciudad de Dushan, 650 hectáreas nuevas de esta metrópolis de la provincia de Guizhou (600.000 habitantes). “A raíz del proyecto de investigación contactamos con el Instituto Confucio, que es como el Instituto Cervantes aquí. Hicimos muchos contactos culturales y realizamos exposiciones itinerantes. Además, como estudio de arquitectura comenzamos a colaborar con otros de China”, recuerda. 

Una arquitecta onubense tiende un puente económico y cultural con China

Así en los viajes “teníamos contacto con todo tipo de personas y empresas de un lado y otro. Nos veían como un intermediario y vimos que si tanta gente nos llamaba para eso había una oportunidad. Pensábamos que podíamos ser útiles por la experiencia que habíamos vivido y nos apetecía hacer de puente entre España y China”, relata.

Cicerones empresariales

“Hay bastantes empresas que quieren ir a China o estudiar chino y hay muchas ofertas de organismos que hacen gestiones desde aquí, pero confían en nosotros porque hemos estado allí y sabemos de primera mano lo que hay y lo valoran, porque por otro lado, como nos pasó a nosotros, te cuentan una película que no han vivido”, manifiesta Marta. Ahora ayuda a abrir camino Extenda (Agencia Andaluza de Promoción Exterior), pero “cuando fuimos nosotros fuimos el primer estudio de arquitectura de Andalucía que hicimos una agenda de contactos en China. Hay mucho papeleo que desespera y que ves inútil, pierdes el tiempo y tienes muchas dudas, pero al final se suple todo con las ganas, porque sin ese espíritu de querer conseguirlo no resuelves nada y no llegas a ningún lado”.

Es por ello que ahora son un cicerone muy valioso para empresas con perspectivas de incursión en otros mercados, como de cerámica china o de aceite español. Se trata de “compartir la experiencia del camino que tanto nos costó recorrer a nosotros, y que ahora facilitamos porque tenemos contactos en varios sectores. El primer paso es traducir su página web y su publicidad y conseguirle contactos. Además con nosotros no tienen que invertir en contratar alguien allí”, detalla sobre el procedimiento a seguir.

Una arquitecta onubense tiende un puente económico y cultural con China

Asimismo, la Casa China es un punto de recepción de recursos humanos, pues “tenemos un programa para que alumnos universitarios chinos vengan a España a hacer prácticas en empresas y que vienen bien a las dos partes. Porque si nosotros tenemos aquí una barrera con lo oriental ellos también tienen el choque de lo occidental”. De este modo “hacemos convenios con empresas para que adquieran experiencia”.

Conocer los pasos a seguir no implica éxito seguro pero sí una gran ayuda, pues “es un camino muy difícil.  Es verdad que allí se está moviendo el mercado y estando allí piensas que ha acabado la crisis. Además hay mucho positivismo y aquí hay que pelear mucho”. No obstante, China es un país tan extenso y poblado que hay contrastes de todo tipo. “Nosotros trabajamos en provincias del interior y la forma de trabajar no tiene nada que ver con la que hay por ejemplo en la costa este. En Shangai, donde también hemos trabajado, están mucho más abiertos a occidente, pero también hay mucha más competencia”, matiza.

Barrera aclara que “para el extranjero es muy complicado porque hay muchas trabas culturales y tiene que saber cómo funciona todo. Ahí tienen ventaja los españoles y los andaluces en particular con respecto a gente de otros países. La cultura china es similar al sur de España. Allí son muy de cerrar los tratos de negocios comiendo, cara a cara, de tú a tú. También es muy importante hacer la vida en la calle, celebrar en familia todo y además son más flexibles en los tiempos de entrega algo menos entendible para un alemán, por ejemplo”.

Una arquitecta onubense tiende un puente económico y cultural con China

“Seguir abriendo camino es difícil”, reconoce la arquitecta onubense sobre la materia urbanística, aunque no han parado de estar en movimiento. “Vamos continuamente a China. Ahora nos han invitado a una Bienal de Arquitectura, en el que vamos a tener un stand, pero es cierto que en arquitectura los clientes no vienen a ti sino que tienes que ir a buscarlos y presentar proyectos, mientras que en la Casa China el interés es muy grande y son muchas las personas que vienen diariamente a preguntar e informarse sobre lo que ofrecemos”.

Gran interés por un idioma complejo

Lo que antes sonaba exótico se está haciendo más habitual y aprender chino, concretamente el mandarín, tiene una notable demanda. Es por ello que Baum Arquitectura se mudó a la zona de La Alfalfa para integrarse en la Casa China, un centro que trata de abarcar cada vez más. “Está funcionando bien y despierta mucho interés. Hay que organizar muchas cosas y hablar con mucha gente porque tenemos muchos proyectos en la cabeza”, afirma Barrera, que explica cómo de complicado es progresar en su contenido estrella: aprender chino.

“En este idioma es complicada la escritura, que es de por vida, ya que son muchos signos. El nivel cultural allí se mide por los signos que sabes, como cuando aquí consideramos que es más culto quien conoce más palabras y sus significados”, expone, aunque “lo de los signos se ha vuelto más asequible al estar el ordenador, con en el que no tienes que escribirlos sino identificarlos”.

Una arquitecta onubense tiende un puente económico y cultural con China

No obstante, “la gramática es simple y en un año puedes manejarte sin problemas para ir a la compra y a un restaurante y construir muchas frases correctamente”. Eso sí, la pronunciación “es una de las partes más difíciles del chino, pero no creo que sea más difícil que el inglés con sus medias vocales. Tiene sus cosas complicadas, como con la ‘x’ y la ‘s’, pero se trata también de que el profesor te hable siempre en chino y se te haga el oído”.

Pese a la dificultad hay una motivación especial que hace que sean muchas las personas que intentan iniciarse en esta lengua oriental. Y es que “creo que en España siempre ha habido un interés especial por China. Hace muchos años ya gustaba como destino turístico por ser algo exótico y muy diferente a lo de nuestro alrededor. Además la gente tiene asumido que China va a dominar el mundo y que hay que estar preparados”. Al respecto añade que “existe el convencimiento de que el chino va a ser el idioma del futuro y el presente. Muchos no lo estudian más porque tienen el problema del inglés, que es como una barrera anterior al chino, pero aún así tenemos gente que no sabe inglés estudiándolo”.

Muchos padres piensan así y traen a sus hijos para iniciarlos pronto, idea que esta onubense comparte. “Yo pienso que sí que es importante saber chino y lo será más. En España vamos con bastante retraso, porque países como Francia, Alemania o Estados Unidos lo dan en los institutos de secundaria. Yo estudié chino con dos francesas que ya lo habían comenzado a dar en un instituto bilingüe”.

En cuanto a la oferta cultural de la Casa China explica que es “amplia y por ejemplo hay talleres para los niños, que para la celebración del año chino han hecho un dragón y se vestirán con trajes tradicionales. También tenemos una conferencia sobre medicina china, talleres de caligrafía, exposiciones fotográficas, cuentacuentos… de todo”.

Una arquitecta onubense tiende un puente económico y cultural con China

Una llave maestra laboral

“Tienes que estar dispuesto a irte, pero allí hay trabajo porque se mueve el mercado y hay demanda”, indica Marta Barrera. A veces hay que salir para poder entrar, alejarse para acabar más cerca y aunque está en la otra punta del mundo, China es como una llave maestra para abrir puertas a la hora de buscar empleo. Así lo piensa esta onubense, que tiene claro que “animaría a las nuevas generaciones a que hagan prácticas en China o al menos tengan una estancia allí para que figure en su curriculum, al igual que ahora casi todo el mundo tiene algo de inglés. Tengo comprobado que el haber estado allí se valora mucho. Hay muchas empresas en el extranjero que lo valoran, como en Alemania e Inglaterra. Conozco a gente que trabaja por ejemplo en Audi y en Volkswagen gracias a que pasaron por China. Es algo que te diferencia”.

Igualmente en sentido contrario, Barrera afirma que “las empresas chinas te valoran por ser europeo, porque tienen la concepción de que todos estamos bien formados, mientras que la gente de allí en líneas generales tienen una carencia de formación, aunque hay gente también muy preparada, pero son menos”. 

En esta línea añade que “el ser europeo es como un valor añadido y de hecho te sientes más valorado que aquí. Con respecto a ellos a los europeos les han enseñado a ser creativos y eso ahora mismo lo importan. A la vez tienen centrados sus esfuerzos en fomentar la creatividad y lo van a conseguir, como hacen con todo, y entonces no nos necesitarán”. Y es que “se están poniendo las pilas con eso y cuando se ponen lo que quieren lo consiguen. Están formando también a mucha gente, pero se apoyan en los europeos mucho ahora”.

Recuerda que pusieron en marcha un curso de chino para arquitectos y que “han contratado a una persona que lo estaba haciendo tras hacer una entrevista”. No obstante, “allí va todo más rápido y un año allí son como diez aquí. Suben los precios y el nivel de todo. Antes en 2006 era difícil encontrarte con alguien que hablara inglés y ahora ya hay gente que lo habla por la calle”.

Una arquitecta onubense tiende un puente económico y cultural con China

¿Cómo nos ven?

“De España en realidad saben muy poco. No saben localizarla bien en el mapa porque es un país para ellos pequeño. Lo que sí es cierto es que los arquitectos españoles están bien considerados, pero no tienen siquiera un estereotipo hecho del español medio”, igual que lo que nosotros podemos pensar “no tiene nada que ver con el perfil del chino en general. Son muy diferentes a los chinos de aquí”, señala.

Al respecto añade que “nosotros colaboramos con chicas traductoras que son supercultas y que son muy abiertas. Hay de todo. Lo que está claro es que en hay unas diferencias sociales enormes y depende de la provincia en la que estés, que son como regiones, varía mucho. Hay gente que ha estudiado y otra es más humilde”.  Esto determina claramente la libertad y el acceso a la información, pues “el que sabe inglés puede ver cosas distintas en Internet, pero si no sólo lo que quiere el gobierno”.

Haciendo balance de esta aventura que continúa Marta Barrera afirma que “ahora miro hacia atrás y me alegro de lo que he hecho, pero ha sido muy duro. No veo que haya cambiado mi vida tanto porque ha sido algo paulatino. Siempre tenía la angustia por estudiar fuera y viajar, lo tenía claro. Siempre pensaba que iba a vivir fuera y a conocer mundo. Ahora me gustaría apostar por quedarnos aquí si se puede y tener las relaciones internacionales desde aquí”. 

Precisamente hace honor a lo contrario de su apellido y es una mujer abierta a descubrir, un arquitecta que ha abierto puertas y ventanas, que soñaba desde niña con llegar lejos en distancia y en ideas, conocer mundo y proyectarlo y lo ha conseguido. Es una triunfadora apasionada por su trabajo cuyas complejidades a menudo logra resolver. La moraleja parece clara, el gran dragón se acerca y puedes subirte a él o esperar a que te devore.

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