Carta al director de Alicia de Navascués

Razones para secundar la Huelga Feminista de 24 horas

Parece increíble que a estas alturas haya que explicar las razones para secundar una huelga que se ha convocado de forma simultánea en 177 países. Está claro que algo debe andar muy mal para que el 50% de la población de esos estados haya considerado necesario salir a la calle a reivindicar sus derechos, de forma solidaria, transversal, al margen de quien gobierne, sea de derechas o de izquierdas.

Razones para secundar la Huelga Feminista de 24 horas

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Países de todas las zonas geográficas y con diferentes grados de desarrollo económico y social. Una movilización global de mujeres que tiene sus antecedentes en 1975 en Islandia, un pequeño país que nos ha dado ya varias lecciones, encarcelando a los banqueros y políticos responsables de la crisis económica, o eligiendo a mujeres como presidentas, una de ellas la primera jefa de estado homosexual del planeta. 

Hay motivos de sobra para secundar esta huelga de mujeres, no ya 24 horas, sino los 117 días que trabajamos gratis de más las mujeres frente a los hombres en este país. Cada vez que encendemos la televisión o nos metemos en las redes sociales nos cargamos de argumentos. Si los buscamos más alejados, podemos solidarizarnos con las mujeres de Arabia Saudí, seres humanos despojados de todos sus derechos por una sociedad cruelmente machista. Mujeres cuyas vidas y dignidad  no representan gran cosa para sus maridos, padres o hermanos, con los que trafican nuestros gobiernos “democráticos”. Sí, a las mujeres españolas nos duelen esas manos estrechadas del Gobierno, de empresarios, esos abrazos del Jefe del Estado, mercenarios que venden sus valores, los derechos humanos por pingües beneficios económicos. Por estas mujeres nos movilizamos. También por las de Afganistán, las de Siria, las chicas secuestradas por Boko Haram, o las asesinadas en Ciudad Juárez. Todas ellas olvidadas tras guerras y tratados “de paz” o comerciales, porque la vida de los pobres en este planeta vale muy poco, pero la de las mujeres no vale nada.  

No hace falta irnos tan lejos para encontrar razones para la huelga. En España conocemos las reiteradas en los medios de comunicación por los colectivos feministas, sancionadas por la cruda estadística: la brecha salarial entre mujeres y hombres, que en Huelva es de un insufrible 33%; la pobreza que se ceba en las mujeres y en especial aquéllas con diversidad funcional; los techos de cristal que cercenan nuestra promoción a puestos de responsabilidad económica, política y social; la insufrible violencia machista de hombres que asesinan cada año a cerca de 70 mujeres, que acosan a las trabajadoras, que someten a las adolescentes enamoradas; el sexismo que nos valora por nuestro aspecto y no por nuestra valía, que nos elimina de las pantallas y de la exposición pública; la desigualdad de oportunidades de las mujeres en un mundo que coloca al hombre como modelo en todas las facetas de la vida, que impone un esquema jerárquico situando al varón por delante de la mujer, que ignora nuestro trabajo, nuestra creación, nuestra ciencia.  

Razones para secundar la Huelga Feminista de 24 horas

Esta visión androcéntrica me ha empujado especialmente a la Huelga el 8M. Porque la tenemos muy cerca, impregna las altas instituciones y hasta lo cotidiano.

Estos meses hemos visto un país escandalizado por el incumplimiento de un artículo de la Constitución Española y sin embargo no hemos reaccionado ante una Carta Magna que en pleno siglo XXI aún consagra la discriminación de la mujer con respecto al hombre en el acceso a la Jefatura del Estado. Para cambiar esta infamia no ha habido acuerdos fugaces de verano. 

Cientos de miles de mujeres trabajan en nuestro país como empleadas del hogar, como camareras de piso o como cuidadoras de personas dependientes, unas actividades tildadas tradicionalmente como “femeninas”, “trabajos de mujeres”. Esta circunstancia parece explicar que las organizaciones sindicales, políticas, los gobiernos, todavía muy masculinizados, no se hayan planteado la resolución digna de su situación laboral, en muchos casos de verdadera explotación. Estas trabajadoras en permanente “huelga de celo” son las más vulnerables, las que hoy posiblemente no nos acompañen a la huelga. Yo la secundo por ellas, cediéndoles visibilidad en nuestras reivindicaciones. 

Vivimos meses de repunte feminista en todo el planeta, también en nuestro país.  Con los casos de Juana Rivas, “la Manada” y otras agresiones sexuales a mujeres, están resurgiendo resistencias machistas, intransigentes, tanto en el fondo del discurso y como en las formas. En ellos y lamentablemente también en ellas. Los debates en medios de comunicación y en las redes sociales han puesto de manifiesto el gran desconocimiento que existe en nuestra sociedad sobre el feminismo, sobre sus objetivos de justicia social, nada revanchistas. Esa ignorancia se alimenta con campañas de desprestigio contra los movimientos feministas, con bulos malintencionados y retrógrados, con argumentarios políticos basados en mentiras y tergiversaciones para avalar decisiones injustificables. Estas resistencias se muestran especialmente beligerantes con el lenguaje inclusivo que utilizamos para visibilizar lo femenino, para adaptarnos a las nuevas realidades y romper con los modelos tradicionales centrados sólo en lo masculino. Así observamos reacciones furibundas a la utilización de palabras como “presidenta” o “gerenta”, mientras se ha admitido sin complejos el uso de “asistenta” o “sirvienta”. Las mujeres hemos servido mucho pero hemos presidido muy poco. Un caso especialmente lamentable es la negativa del colegio profesional al que pertenezco a revisar con enfoque de género el lenguaje sexista utilizado en la reciente revisión de sus estatutos, que consolidan un lenguaje excluyente en el que las mujeres no tenemos cabida. Una decisión anacrónica defendida con vehemencia por quien representa a la institución y avalada por un colectivo mayoritariamente masculino, francamente decepcionante. Estas actitudes, que sí son claramente machistas, me animan a sumarme a la huelga porque sin duda queda una gran tarea por delante, aquí en nuestra tierra.

Razones para secundar la Huelga Feminista de 24 horas

Termino como empecé: parece increíble que haya que explicar a algunas personas, a determinadas organizaciones, las razones para secundar un paro que hemos decidido las mujeres en 177 países. Hoy voy a estar con mis compañeras visibilizando todos nuestros  problemas, que no son pocos, que no son menos importantes. Con el colectivo onubense Mujeres 24H. Mujeres durante las 24 horas del día, mujeres en Huelga Feminista durante 24 horas, en Huelva.

Confío en que el éxito de la huelga haga realidad el lema que nos ha unido a todas: “si nosotras paramos, se para el mundo”. Espero que los hombres feministas se sumen a la gran manifestación de la tarde, apoyando, en la retaguardia. Porque lograr la plena igualdad es misión de las mujeres y de los hombres.

Alicia de Navascués Fernández-Victorio. Arquitecta y Urbanista

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