Hombres buenos

Es el título de una obra de Pérez Reverte, pero perfectamente podría aplicarse al actual cuerpo técnico y vestuario del Recre. Sufrieron lo indecible en meses de mentiras y poco tacto, pero pese a ello no desfallecieron y en la actualidad el Decano es, junto al Cartagena, el indiscutible favorito a pelear por el ansiado ascenso a Segunda División. Va a costar mucho, pero ahora sí, y tras varios años de penurias, es un objetivo realista, posible, al alcance de la mano.

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Tras bajar de la categoría de plata en el verano del año 2015, y con el Decano totalmente roto tras el ‘tsunami Gildoy’, poco más se podía hacer que lograr la permanencia en Segunda B. El Recre tenía el peso histórico, la masa social y la responsabilidad de tratar de estar arriba, pero viendo sus plantillas en las temporadas 2015/16 y 2016/17 el reto de jugar los ‘play-offs’ era una quimera, más un deseo y un sueño inalcanzable que otra cosa. Un quiero y no puedo. Y lo de la campaña 2017/18 fue un fracaso mayúsculo en toda regla. Porque no ascender ni mucho menos es un fracaso para ese Recre o para el actual. En todo caso una decepción. Lo que sí es un fracaso es salvarte del descenso en la última o penúltima jornada con esa plantilla y ese presupuesto, y eso es lo que ocurrió en la primera experiencia de Eurosamop.

En la segunda, y aunque inflaron la cantidad prevista para fichar, sí que acertaron, principalmente por empezar la casa desde los cimientos, es decir, fichando un entrenador contrastado y con sobrada valía para liderar el proyecto tanto en el apartado deportivo como en el humano. Y ocurra lo que ocurra de aquí a mayo, ya el Recre sí que ha demostrado esta temporada que sabe dar la cara, competir, dignificar el escudo y tener una idea de juego. Es un equipo reconocible y que no improvisa. A lo mejor no ha practicado un fútbol vistoso en casi ningún encuentro, pero tampoco en ninguno algún rival le ha pasado por encima. No es capaz de lo mejor o de lo peor sino que se está caracterizando por tener una gran línea de regularidad y por crecer desde la solidez defensiva. Este Decano es una muralla. Regala muy poco, asfixia a sus adversarios y a partir de ahí los hombres de arriba deben soltarse algo más. Esa quizás es su asignatura pendiente, y es que lo del día del UCAM Murcia no deja de ser una gota en el desierto y algo muy difícil de conseguir en esta categoría. Lo más normal es que se vean partidos planos, aburridos y enrevesados que se resuelvan en algún detalle. Y ahí el Recre, por la calidad y pillería de varios de sus futbolistas, casi siempre tiene las de ganar.

Pasado el ‘Tourmalet’ el Decano mantiene unas constantes vitales muy altas, y con paciencia, humildad y el ferviente apoyo de su gente tiene pinta de que acabará disputando el ‘play-off’ de ascenso. Y ahí ya es una lotería, pero como he repetido en varias ocasiones tampoco pasa nada por entrar terceros o cuartos, y es que de esa manera subieron no hace mucho el Cádiz y el Córdoba. Meter a 20.000 personas en un estadio no lo haría nadie y con eso el Recre tendría mucho ganado. Pero es mejor no levantar todavía la voz y seguir trabajando y sumando sin hacer mucho ruido. Es difícil que a los jugadores se les suba el éxito a la cabeza teniendo al lado a un psicólogo y ‘perro viejo’ como es Salmerón, pero es más que lógico y comprensible que a la afición sí se la vea eufórica e ilusionada después de tantos años soportando penas.

Yo la verdad es que en Navidad no daba un euro por este equipo. He de reconocerlo y ahí está la hemeroteca de mis artículos. La temporada apuntaba nuevamente a ser de transición. En lo futbolístico el Decano aburría y se mantenía en la zona medio-alta por haber ganado con bastante fortuna los cuatro partidos ante los filiales. Y encima estaba el apartado económico, donde no se vislumbraba un final feliz. De ahí que tenga que reconocer mi error y decir que me ha sorprendido el subidón que ha dado esta plantilla en los meses de enero y febrero. Ahora sí que gusta ver los movimientos de este equipo en el campo. Es muy difícil meterle mano en defensa y arriba ya sí que hay futbolistas que se están soltando bastante más y la sensación de peligro que transmite el Recre de cara al área rival es bastante diferente a la de la primera vuelta de la competición.

Con los pies en el suelo hay derecho a soñar porque este equipo aún no ha tocado techo. Hay margen de crecimiento en varios jugadores que todavía no han dado lo mejor de sí, principalmente por falta de confianza y de minutos, aunque otra de las virtudes de Salmerón es que los tiene enchufados a todos. Creen en una idea común y lógicamente también ha ayudado que se haya arreglado el tema institucional. Confiaron en la palabra del alcalde y del Consejo de Administración cuando posiblemente en cualquier otro club la situación hubiese estallado en noviembre o diciembre y esto hubiera sido un polvorín. Menos mal que aguantaron, ya que de campaña de transición podemos pasar a la campaña del retorno. Gracias a un buen vestuario, comprometido y que, con sus defectos y virtudes, va de la mano y quiere agarrar una oportunidad de oro en lo individual y en lo colectivo dentro de sus carreras deportivas. Históricamente para muchos futbolistas estar en el Recre supone un trampolín. Y también un privilegio. Es un club hecho de una pasta especial. Merece tener unos hombres buenos. Y los tiene. Gracias.

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