El día de la marmota
Ayer 2 de febrero se volvió a cumplir la rocambolesca tradición en Punxsutawney, Pennsylvania, y la marmota Phil fue sacada de su letargo invernal e hizo su predicción anual: este año el invierno se va a prolongar seis semanas más.
Esta peculiar costumbre que tiene bastante de folklórico y poco de técnica, sin embargo es defendida por sus seguidores aduciendo que el porcentaje de acierto del bueno de Phil y sus predecesores ha alcanzado, hasta ahora, el 75% de acierto. En todo caso, un buen acierto es revisar Atrapado en el tiempo, la peli que tiene este acontecimiento telón como fondo y donde Bill Murray se vuelve loco atrapado un día tras otro en el Día de la Marmota. Aquí en España, nuestra marmota patria, o sea, el presidente de Gobierno, salió hace poco de su letargo postelectoral para decirnos que el invierno para nosotros va a ser muuuuuy largo. En efecto, nubarrones se ciernen sobre nuestro futuro y aún nos queda que pasar bastante con el termómetro de la economía y, en suma, de la vida, en temperaturas negativas.Lamentablemente, el paralelismo entre ambas situaciones no llega solamente hasta el abyecto presagio sino que se extiende, por añadidura, a la expectación y fenómeno mediático generado alrededor de ambas comparecencias. Con una fe ciega en que el veredicto que uno u otro ofrezca, nos ilumine, que parece que fuese a determinar nuestra existencia. ¿Acaso la premonición positiva, nos haría ver todo ya con un desaforado optimismo? No obstante muchos (dentro y fuera de nuestras fronteras) juegan a ser Phil y sus predicciones no se sabe ya, dónde y en qué, han quedado. Unos que parece que dieron un déficit menor del que había realmente y otros que prometieron bajar impuestos y subirlos es lo primero que han hecho. Evidentemente, la fiabilidad del fenómeno de la marmota queda bastante en entredicho pero, no mucho más que las predicciones de los otros. Yo hasta diría que lo de Phil tiene bastante más base científica y, por supuesto, al animal no podemos achacarle una cosa: que tenga la capacidad de mentir con tal de que le dejen seguir durmiendo calentito y tranquilo en su cómodo lecho.