Sobre los 'guilty pleasures' en la cultura

Veo La isla de las tentaciones. Sí, adorada tropa, me paso los días deseando que llegue la nueva temporada. Ea, ya lo he dicho. Y lo hago aquí, en un medio de comunicación público con un chorro de visitas como es Huelva24.com. Es más, lo voy a poner en mayúsculas: VEO LA ISLA DE LAS TENTACIONES. Y me encanta. Es uno de mis guilty pleasures. Pero tengo muchos más.

Sobre los 'guilty pleasures' en la cultura

Huelva24

Huelva

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Sobre los 'guilty pleasures' en la cultura

¿Qué es un guilty pleasure?, os preguntaréis. No vayáis corriendo a Wikipedia. Yo os lo explico. Son esos gustos o aficiones que tenemos en secreto por miedo al rechazo social, por el pánico que genera pensar que podamos perder nuestra reputación, por el terror que produce imaginar que peligra nuestra popularidad. Básicamente, es cuando te gusta algo (o alguien), pero te da vergüenza admitirlo ante los demás.

Sobre los 'guilty pleasures' en la cultura

   ¿Qué es un guilty pleasure?, os preguntaréis. No vayáis corriendo a Wikipedia. Yo os lo explico. Son esos gustos o aficiones que tenemos en secreto por miedo al rechazo social, por el pánico que genera pensar que podamos perder nuestra reputación, por el terror que produce imaginar que peligra nuestra popularidad. Básicamente, es cuando te gusta algo (o alguien), pero te da vergüenza admitirlo ante los demás. Algunos ejemplos de estos placeres culpables los tenemos en quienes dicen vibrar con el jazz, pero escuchan el último disco de Rosalía a todo volumen (Chica, ¿qué dices?); en aquellos que se dejan la pasta en la Finca Alfoliz, pero a escondidas tienen un orgasmo gastronómico con el kebab del centro comercial; en esos que compran el último libro de Paco Huelva, pero, en realidad, disfrutan con los artículos de El Séptimo de comisaría (a veces, en el baño). En mi lucha personal contra el postureo, en septiembre de 2019 organicé, dentro del proyecto 'Cultura Express', una antitertulia anticultureta que tuvo lugar en La Grosera (no olvidemos que su eslogan es No somos la típica pastelería, por lo que se convertía en el espacio idóneo para esta actividad) y que estuvo dirigida por Jesús González Francisco, docente, escritor y compi columnista. En dicha charla, de manera informal y casi a modo de terapia de grupo, compartimos todas esas prácticas culturales que llevamos a cabo en solitario, propiciando una reflexión irónica y amena sobre la situación de la cultura actual en relación con las apariencias y las redes sociales, al mismo tiempo que se abrió un debate sobre la creación de las identidades sociales respecto a lo público y lo privado. Os desafío a gritar vuestras causas de sonrojo, a llevar una camiseta en la que pueda leerse: Compro el Pronto todos los lunes. Porque ya lo dijo Madonna, y con mucho acierto, en la letra de Justify my love, de 1990: Pobre es el hombre cuyos placeres dependen del permiso de otro. Liberaos de la esclavitud de la falsa imagen, romped las fachadas y el simulacro, y confesad en comentarios vuestros guilty pleasures. Si es en mayúsculas, mejor. 

En dicha charla, de manera informal y casi a modo de terapia de grupo, compartimos todas esas prácticas culturales que llevamos a cabo en solitario, propiciando una reflexión irónica y amena sobre la situación de la cultura actual en relación con las apariencias y las redes sociales, al mismo tiempo que se abrió un debate sobre la creación de las identidades sociales respecto a lo público y lo privado.

Os desafío a gritar vuestras causas de sonrojo, a llevar una camiseta en la que pueda leerse: Compro el Pronto todos los lunes. Porque ya lo dijo Madonna, y con mucho acierto, en la letra de Justify my love, de 1990: Pobre es el hombre cuyos placeres dependen del permiso de otro. Liberaos de la esclavitud de la falsa imagen, romped las fachadas y el simulacro, y confesad en comentarios vuestros guilty pleasures. Si es en mayúsculas, mejor.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia