Cuando el rival es parte de ti
La frase que titula esta columna no me pertenece, sino que corresponde a, quizás, uno de los entrenadores con mejor discurso pero con peor fortuna como técnico, Juanma Lillo. Estas palabras cobran sentido cuando vemos partidos como el disputado ayer en el Nuevo Colombino, donde las carencias de uno vienen potenciadas por las virtudes del otro, o lo que es lo mismo, el Alcorcón supo jugar y el Recre quiso y no pudo.
Las matemáticas en el fútbol no existen y llevar cinco partidos sin perder no debe ser síntoma de imbatibilidad constante. Aceptar la derrota como parte ineludible de la puesta a punto, debe ser entendido como un aprendizaje y no como excusa para tirarlo todo por tierra. El Recreativo se encuentra en una fase de reaprendizaje tras la marcha de Cervera y los conceptos de Juanma, donde se priorizan detalles como la mayor posesión, conllevan riesgos. Riesgos que equipos como el Alcorcón, serios con y sin balón, ponen a prueba y llevan al extremo.
El partido del Recre ayer no debe ser entendido como un mal partido. Para perder, y sin querer caer en el topicazo, sólo hace falta encajar más goles que el contrario, pero hay modos de hacerlo y en esas anda el Decano. Proponer pasa por ser una elección y el Recre ayer eligió armar desde atrás y construir más que impedir. La idea, como motor de arranque, es buena, pero las ruedas, desgraciadamente, deben acompañar para que el coche ande. Y ahí es donde el equipo de Juanma tiene su 'talón de Aquiles', encontrar herramientas/jugadores que sean capaces de asimilar un estilo diametralmente opuesto al llevado a cabo hasta la fecha. Persuadir a los jugadores para que crean en lo imposible con balón y se olviden de lo posible sin él. Puesta a punto, que necesitará tiempo, paciencia e intérpretes.
Pero empezaba hablando de la importancia del rival y he pasado por alto al que ayer pasó por el Nuevo Colombino. Que te marquen el lateral derecho y el central da a entender que en esto del fútbol, por encima de las matemáticas, están los jugadores y la adaptabilidad de éstos a las circunstancias de cada partido. El Alcorcón no arrancó siendo protagonista, pero con la inteligencia de los suyos para interpretar el partido, dejó claro que a veces, o casi siempre, para ganar en 90 minutos no sólo dependes de ti, sino también de lo que el rival disponga delante de ti. A eso añades el concepto de saber progresar con balón y no caer en dependencias de jugadores concretos, te queda un equipo sólido, que sabe a lo que juega y que ayer puso a prueba la imbatibilidad del Decano con éxito. El rival siempre será parte, pero la parte más importante será la que Juanma disponga y proponga a los suyos. En esas trabaja el Recreativo.