Gran concierto de Rocío Márquez en la Peña Flamenca
Eduardo Garrocho, presidente de la Peña Flamenca de Huelva, presentó el espectáculo del pasado Viernes Flamenco, en el que con palabras llenas de sentimiento y emocionado pidió a los presentes que llenaban el salón de actos de la entidad que guardase un minuto de silencio por el reciente fallecimiento del socio Rafael Jurado García, tan recordado flamenco y querido amigo, a quien se le dedicó un estruendoso y emotivo aplauso.
Seguidamente, tras la presentación de Rocío Márquez y el gran guitarrista Manolo Herrera, comenzó la que sería una noche inolvidable, en la que los duendes hicieron acto de presencia en la Peña. Márquez abrió la terna de cantar bien por malagueñas, continuando con verdiales y fandangos de Lucena, empezando ella misma a ponerse el listón muy alto con la interpretación de los cantes ‘abandonaos’ con arte, enjundia flamenca, con su voz dulce, aterciopelada y meloja, exageradamente bien. Después fue cambiando el palo y metiéndose con los cantes de ida y vuelta que tan bien domina e interpreta. Siguió cantando por cañas, estilo en el que los cantaores no suelen prodigarse mucho. Pero con este bonito palo nuestra paisana estuvo superior y el público no se cansó de dedicarle oles y aplaudirle fuertemente en cada uno de sus cantes.
'Con el palo metío en candela' Rocío Márquez, entregada de lleno, interpretó caracoles, después mineras y tarantas y una selección escogida y completa de tangos de Pastora y otros artistas 'una jartá de bien' que hicieron vibrar de entusiasmo al público asistente.
Después llegó lo que podríamos llamar el delirio, empezando a templarse con unas zambras con aires de caracol, pero sólo aires, para empezar por seguirillas impresionantes, para terminar con el difícil flamenco macho, que le echó 'to el majao del mundo', a la vez que paladar, gusto y entrega total y absoluta, acompañada siempre por la magistral y flamenca guitarra de Manolo Herrera. No acabó aquí su actuación, pues le sobraron ganas, maneras y facultades para seguir deleitándonos con los festeros aires de Cádiz por cantiñas flamencas a compás y bien rematadas.
Rocío Márquez se sintió muy a gusto en la que fue y sigue siendo su casa, teniendo palabras de elogios para todas aquellas personas que empezaron a enseñarle el flamenco. En esta Peña fue donde desde muy pequeña, casi una niña, comenzó a sentir, vivir, interpretar y pensar en llegar a ser una gran artista del flamenco, algo que en la actualidad tiene totalmente conseguido. Nos regaló una maravillosa copla de la gran Rocío Jurado, 'Que no daría yo', totalmente distinta a todas las que la han cantado antes. Ni mejor ni peor, al estilo de Rocío Márquez, para terminar de verdad por fandangos, en los que mezcló los estilos de Huelva con los naturales de una forma magistral, llenos de duende, sentimiento, gusto, a la vez que sencillo y difícil, que nos dejó a todos boquiabiertos.
Rocío Márquez lo canta todo bien, haciéndolo de una forma o manera sui generis, es decir, imprimiéndole y aportando a cada palo un estilo propio, único, sólo de ella, haciendo y llevando la voz y el cante donde le da la gana, sin salirse de la ortodoxia de cada estilo, sin adulterarlos ni cambiar su forma y compás, con su personalidad y propiedad, que nos deja a los que la escuchamos eclipsados.
Espléndida y maravillosa noche flamenca la que nos hiciste vivir Rocío. Así se hace afición y aficionados. Sigues en tu línea, cantas como eres y sabes, como Rocío Márquez. Tu tierra y los aficionados de la misma y otros siempre te lo van a agradecer. Es más difícil ser creadora que imitadora, no lo olvides.