El movimiento de un sueño

Recelar constantemente de los sueños incumplidos sin haberse permitido dormir para ello, no es más rocambolesco que pretender demostrar el movimiento enarbolando la bandera de la pereza y los pies hundidos. Y sin embargo, de repente, y sin que la hora trágica de un mal descanso asome, muchos han decidido soñar, despiertos, atreviéndose a no cerrar los ojos, a romper la barrera del sueño para que el sueño sea realidad. Y todo ello con movimiento.

Y lo han hecho los que están arriba, y también abajo. Lo han promovido los jóvenes, con el valor insustituible de los que atesoran años, que son experiencia. Han hablado los que ven su futuro desesperar, y los sin futuro; pero también los que, conscientes de la necesidad vecina, han decidido aportar su voz, sus manos y fuerza para que una realidad se solidifique tras quimeras de sueños sin hilo.

A fin de cuentas la ciudadanía, agotada ya de un sistema falaz en su propio término –Democracia de Demos: Pueblo y Kratos: gobierno– ha pulsado la tecla y ha despertado para dar el primer paso, el primordial para marcar una nueva vereda que tiene envite de ser cañada, real, como la democracia que piden. Y lo hace desde las plazas, habitual encuentro de caminos, la casa a cielo abierto que siempre tuvo el pueblo; y desde el ejemplo. Ejemplo de asamblearismo, de unión, de pacifismo, de voluntad orientada al bien común, por el bien común, hacia el bien común.

Mas de 50 ciudades han acogido la voluntad y tras nuestras fronteras, aquellos que partieron en busca del sueño dormido, han despertado también. Ha tocado mover ficha, el pueblo lo ha hecho con un sueño, veremos quien es ahora la voz dormida.