Huelva se suma al cambio

Los onubenses dejaron claro el domingo que apuestan por el cambio. Ni siquiera el hecho de que estuviera sólo en juego el signo de los ayuntamientos ha impedido que los electores dieran un voto de castigo al Gobierno de Jose Luis Rodríguez Zapatero. Si a ello unimos la desastrosa situación económica que atraviesan los municipios independientemente de su signo político, el resultado no puede ser otro que el del pasado domingo: el PSOE pierde un buen número de municipios (algunos bastiones históricos como Valverde) y cede terreno hasta dejar el reparto provincial de votos en empate técnico y con una Diputación a expensas de lo que decida IU, que conserva su único representante; un escenario que ni el responsable popular más optimista se hubiera imaginado hace una semana.

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Por otra parte, aunque la sangría de votos del PSOE onubense no pueda interpretarse únicamente en clave provincial, pues se enmarca en una tendencia que afecta a todo el país, sí es cierto que los avances populares son mucho más llamativos en territorios como Huelva, donde hasta el domingo existía una abrumadora mayoría socialista. De hecho, buena parte del interior sigue siendo aún hoy para el PP terreno por conquistar.

Tampoco hay que olvidar que aunque los populares han ganado mucho terreno a los socialistas en la última cita con las urnas, los resultados también han puesto en evidencia que el desgaste de los alcaldes no entiende de colores políticos y la crisis ha minado la confianza tanto en unos como en otros. Esta circunstancia, precisamente, podría haber sido la clave del éxito de partidos minoritarios, agrupaciones locales como la Mesa de la Ría, alejados de la política profesional hoy denostada por gran parte de la opinión pública, como lo demuestra el movimiento 15-M.

Ahora toca trabajar, ya que la situación de los ayuntamientos es exactamente igual que la del día anterior a las elecciones y un simple cambio en el equipo de gobierno no solucionará milagrosamente la dramática situación económica que arrastran las corporaciones locales. Desde luego, no hay mejor momento que éste para demostrar rigor y seriedad en la gestión, precisamente lo que ha faltado en época de bonanza, cuando todos los ayuntamientos sin excepción han vivido por encima de sus posibilidades dilapidando el dinero público que hoy necesitan, simplemente, para pagar nóminas.

Y en la capital, nada que no se ajustara al guión preelectoral, ya que en semejante contexto no era nada fácil que el actual alcalde, Pedro Rodríguez, perdiera la Alcaldía. A pesar de todo, afronta su quinto mandato con menos apoyo ciudadano aunque conservando una mayoría absoluta que ni siquiera una política experimentada como Petronila Guerrero ha sido capaz de arrebatarle.

Respecto a la candidata Guerrero, su silencio la noche electoral, unido a su ‘desaparición’ ayer en un día dedicado al análisis y al balance de resultados, no ayuda precisamente al PSOE en un trance como éste. Desde luego, la candidata deberá medir las consecuencias que podría tener su decisión de liderar o no la oposición en el Ayuntamiento de la capital. No está en juego su propio crédito político, sino el de su propio partido, que tendría que empezar a plantearse, a la hora de elegir futuros candidatos, métodos de elección más participativos.

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