La generación perdida
Me gusta la cantera, no puedo negarlo. Para mí es lo más puro que tiene un fútbol tan mercantilizado como el que nos ha tocado vivir. El sueño de un chico por convertirse en futbolista profesional, el duro camino que tiene por delante, una meta que recorrer acompañado de compañeros y de entrenadores, los valores de la unión, humildad y de la fe en sus posibilidades.
Algunos me tacharan de ser poco objetivo. Tienen razón, no lo escondo. En Huelva, desde que tengo uso de razón, se ha confiado poco en la cantera. Al menos, en la del Recreativo de Huelva. La base en la que debe sustentarse todo equipo humilde, como el Decano. Dicen que sirve para ahorrar y nivelar economías, pero para mí sirve para identificarse y para unir un equipo que cada vez atrae menos aficionados al Nuevo Colombino o la Ciudad Deportiva.
Corren tiempos complicados en la cantera albiazul. Tras contar la pasada temporada, con hasta cuatro canteranos en el primer equipo, ha vuelto la realidad al Decano. Solo Chuli -el cual está realizando una temporada impresionante- aguanta estoicamente semana tras semana. Por lo demás, Sergi ha dado pocos minutos a la cantera albiazul, asegurando incluso que lo mejor para los chicos formados en la factoría recreativista es que salgan y se alejen del entorno.
Un entorno corrosivo para la cantera, según deja entender el entrenador del Decano. Algo sorprendente, cuando él más que nadie, por haber ‘mamao’ la filosofía de la Masía, debe saber la importancia que tiene la cantera para un club y que ante todo hay que darle confianza, minutos y protagonismo, poco a poco. Pero lo que nunca hay que hacer es deshacerse de ella como un trasto inútil que molesta. De todas formas, doctores tiene la Iglesia y ante todo respeto la decisión tomada en el club.
La cantera debe ser algo más, no sólo una fuente para generar ingresos. Me apena comprobar como la conocida ‘Generación Miguelito’, se ha ido perdiendo en el camino con el paso del tiempo. Aquel Alevín que logró el cuarto puesto en el Torneo Brunete, formado por jugadores como Miguelito, Sergio, Álvaro Vega, Bonaque y Manu Molina. Después llegaron futbolistas como Peli, Chuli, Joselu, Álvaro González y Alejandro Zambrano para formar un equipo de gran calidad.
De ese equipo, sólo Chuli se mantiene en el primer equipo. Otros, duraron poco tiempo o ni llegaron. Manu Molina y Joselu cogieron las maletas cuando tuvieron la oportunidad al Espanyol y al Villarreal, y no les ha ido nada mal. Sergio y Álvaro Vega, tras llegar al filial y tener alguna oportunidad en el primer equipo, juegan cedidos en el San Roque de Lepe. Por su parte, Bonaque parece que pondrá rumbo al Villarreal, tras no contar esta temporada de oportunidades y hacer un gran papel con el primer equipo la pasada campaña.
De Alejandro Zambrano y Álvaro González ya se conocen de forma sobrada sus historias. El primero se marchó al Villarreal B, ya que no se contaba con él. El segundo fue cedido al San Roque de Lepe y recientemente decidió probar en el Alcoyano, tras ser obligado a pedir disculpas por el error que cometió, al marcharse de Lepe con demasiada antelación.
No caeré en el recurso fácil de hacer comparaciones entre jugadores del primer plantel y canteranos, ni utilizaré esto como arma arrojadiza para criticar al Consejo o a Sergi Barjuan. Prefiero centrarme en hablar de los que me gusta, el fútbol. Un fútbol huérfano de valores, con un Recreativo que mira con ilusión su proyecto deportivo, pero en el que la cantera se ve menos reflejada. De la ‘Generación Miguelito’ solo quedan en el club Chuli, en el primer equipo; Peli, sin ficha en el Recre B y el propio Miguelito, que da nombre a esa fantástica hornada de canteranos que ya no están.
Tampoco es algo nuevo en la cantera albiazul la fuga de talentos. Recientemente se marcharon tres alevines de gran calidad como Miguelito, Pedro y Adrián Moyano al Betis. Otro diamante por pulir, Fermín, fichará la próxima campaña por el Barcelona, tras dejar el Recre por el Betis. Todos los años pasa, pero me pregunto si el Recreativo y su cantera tienen armas para poder retenerlos, como antaño pasaba. Todo depende de la importancia que quieran darle los nuevos propietarios a la cantera o si solo será una fuente para generar ingresos a corto plazo.
Mientras tanto, los Chuli, Ayala, Aitor García, Mouriño y Miguelito apurarán su sueño de ser profesionales con el Decano. Pero dar por seguro que se marcharán y otros llegarán. Otra generación que pasará en el Decano, como la brisa de la mañana en la playa.
Y mientras tanto, seguiré soñando con ver un Recreativo más auténtico, donde el trabajo denodado de las categorías inferiores, de sus entrenadores y de sus chicos se vea reflejado temporada tras temporada en el primer equipo. Con paciencia en el club y los aficionados, un trabajo a largo plazo y que repercuta con importantes ingresos, y con talentos de los que disfrutar. Talentos con sabor a Huelva.