Feliz espeto y próspera insolación

Hola al verano con ola de calor y peineta a los galos. Para pocos ha pasado desapercibido el brindis al sol (que pega y de qué manera) que un canal de televisión francés dedicó a su audiencia hace unas semanas. Ni cortos ni perezosos se lanzaron a pronosticar una temporada estival en este 2013 marcada en el oeste de Europa por unas temperaturas gélidas impropias para la estación, con lluvias y tormentas generalizadas. Un fenómeno que no se produce en la zona occidental del Viejo Continente desde principios del siglo XIX. Casi nada.

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Comienza julio y la primera en la frente. El astro rey no está de vacaciones precisamente, con termómetros superando los 40 grados. Los gabachos la han pifiado en sus cábalas. Rumor, leyenda urbana, onanismo mental… lo curioso es que ofrecían todo tipo de estadísticas, datos y gráficas como intento por refutar el desafortunado vaticinio. Se escudarán sin duda en el factor de las probabilidades como eximente y atenuante, ya que recalcaban que existía un 70% de posibilidades de que este ‘veratoño’ fuese una realidad. Ha tocado el 30 restante. No se puede ser maestro en todas las ciencias. Ellos son más expertos en guiñoles que otra cosa. 

Con escaso rigor científico y mucho deseo de notoriedad en la opinión pública, convirtieron una tendencia plausible observada en la meteorología de los últimos años, e incluso décadas, en una certeza irrefutable e inminente. Error de base. Exactitud y precisión contradicen el carácter voluble e imprevisible de la naturaleza. Internet y su vergel transmisor globalizaron el precipitado augurio. Ciencia amarilla, sensacionalismo de laboratorio.   

El Centro Meteorológico Europeo de Predicción a Medio Plazo (sin intereses ni comisiones) que realiza predicciones trimestrales, desmontó las conjeturas del canal francés y estima que la época de canícula (nada que ver con el emperador romano) sigue su curso sin preverse ninguna fluctuación reseñable en los próximos meses. Qué bochorno. Ventilador y à bientôt. La revelación de los ‘Nostragabachus’ no finaliza ahí. 

Consideran que para septiembre y octubre la situación se estabilizará y el mercurio aumentará sus valores. Oh mon dieu! De manera que no solo aseguran la irrupción de un intercalamiento invernal en pleno julio, sino que en Navidades en vez de villancicos cantaremos a Georgie Dann o Juan Magán (impresionante lo que ha evolucionado la música) y los cucuruchos de helado sustituirán a los mazapanes. 

Concepto interesante por otro lado. Un verano perpetuo como relanzador del turismo… ¿puede ser el espaldarazo definitivo para salir de la crisis? Toma nota Rajoy y pégale un toque al altísimo para que mueva los hilos climáticos. Digo yo que el omnisciente creador en su suprema magnanimidad debe recompensar la servidumbre y docilidad de nuestro dirigente con sus representantes en la Tierra, la Iglesia, a los que dispensa manifiestos tratos de favor en materia fiscal (entre otros). Un poquito de quid pro quo. 

Puestos en esta tesitura, ¿mutará la expresión hacer el agosto a hacer el diciembre? ¿Papá Noel en bañador?... ¿Y su trineo?, ¿deberá jubilarlo para sustituirlo por una moto de agua o una barca a pedales? 

Los camellos (al medio de transporte me refiero) de los Reyes Magos se encontrarían con un entorno más propio de su hábitat, cálido y soleado. Nada de un vaso de leche caliente para que Sus Majestades repongan fuerzas la noche mágica del 5 de enero, un rebujito, un fino o un mojito. Aunque el botellón real que pueden montarse con los agasajos etílicos en cada domicilio sería de órdago. El único día de todo el año que trabajan los magos de Oriente no es de recibo que se lo pasen alcoholizados. La prima de riesgo podría desbocarse ante tal ultraje. Además, el trauma sería mayúsculo para un niño (o no tan niño) en caso de encontrar a Melchor, Gaspar o Baltasar desparramados en el felpudo sin presencia de ánimo durmiendo la mosca. O los tres abrazados cantando el clásico mexicano ‘Pero sigo siendo el rey’.     

Aunque continuar la travesía embriagados conduciendo sus jorobados vehículos complicaría la puntualidad en la entrega de los regalos, sobre todo si se topan con un control policial y son sometidos a la prueba del etilómetro. Un escándalo. No pasa nada. El modus operandi entre casas reales se respeta. Un ‘lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir’, poniendo cara de elefante degollado, y sigan circulando.  

Lo de tomarse las uvas en el chiringuito no suena del todo mal. Espeto y pescaíto frito ganarían protagonismo sobre el pavo al horno y demás americanadas. El Mosquito Club, en Punta Umbría, podría rivalizar para destronar a la Puerta del Sol como sede donde oficiar las campanadas. Equipado con escenario para música y espectáculos en directo, fuegos artificiales con el horizonte marino estrellado, ‘El Risitas’ como maestro de ceremonias… Sin parangón.          

En resumidas cuentas. Larga vida al verano… para el que tenga chalet en la playa, aire acondicionado, un yate, piscina, hamacas, etc. Los que no, seguiremos entonando la marsellesa con  el chirriar de nuestros dientes.  

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