Peineta peregrina al canon rociero
El municipio sevillano de Aznalcázar se ha subido al carro (o carreta en este caso) del peaje para la romería de El Rocío, pero su maniobra de asalto y abordaje se ha frustrado antes de perpetrarse. Las hermandades han respondido a la ordenanza aprobada hace unos meses con una esbelta y erecta peineta: “A cantarle a la Virgen con fe… pero que no nos cueste parné”. Así tunearían los peregrinos la legendaria salve rociera.
La medida, publicada en el Boletín de la Provincia hace escasos días tras salir adelante en una sesión plenaria celebrada hace aproximadamente seis meses (las cosas de palacio van despacio y las del Ayuntamiento, más), establecía un impuesto de 25 euros (no reembolsables) por vehículo, más 3.000 euros de depósito para los peregrinos. Dicha fianza sí se devolvería íntegramente en caso de no registrarse desperfectos ni alteraciones en esta zona de alto valor forestal.
En las aguas del vado del Quema (espacio perteneciente a Aznalcázar y núcleo del litigio) se realiza el ritual del bautismo de los recién iniciados en el camino, registrándose un importante volumen de visitantes, lo cual convierte este enclave en un punto conflictivo en cuanto a agresiones medioambientales durante el periodo de Pentecostés. Dolores Escalona, alcaldesa socialista de la localidad y artífice de la idea, quiso emular a otros ayuntamientos, como los de Almonte e Hinojos, que ya pusieron en marcha medidas similares, para salvaguardar uno de los centros neurálgicos de la ruta en dirección a la aldea onubense.
Los rocieros tildan la normativa de injusta, desproporcionada y con afán recaudatorio, la cantinela de siempre: proteger el medio ambiente es sinónimo de hippies y mi dinero como contribuyente debe cubrir estos gastos. Lo único cierto es que el idílico paisaje que dejó el año pasado a su paso el séquito ceremonial fueron 54 toneladas de basura e incivismo obsceno. Ante la incomparecencia del sentido común (que ni está ni se le espera) la coerción se erige como único muro de contención eficaz para detener el frenesí del libertinaje y la irresponsabilidad. La imposición de un aval como garantía de comportamiento civilizado no es la iniciativa perfecta, pero es una iniciativa al fin y al cabo para atajar un problema delicado y con nefastas repercusiones. La autogestión por parte de las hermandades ha fracasado sin que hayan existido avances significativos al respecto. En algún momento se planteó la opción de que cada agrupación contara con su propio servicio de limpieza para encargarse de la recogida de los residuos generados por sus peregrinos, pero eso implicaría racionalidad, uno de esos milagros que solo están al alcance de la Blanca Paloma. Habrá que conectar con su médium, Fátima Báez, para solicitar audiencia.
Canon interruptus. Entre pataleos y pasos con pies de plomo, la polvareda levantada ha mandado la controvertida ordenanza a los pies de los caballos, cargando una ya de por sí enrarecida atmósfera en la cúpula socialista. No está la cosa para muchas castañuelas. El gobierno andaluz considera una intromisión competencial el dar luz verde a esta normativa de manera unilateral, puesto que la titularidad de los terrenos en discordia pertenece al Ayuntamiento de Aznalcázar, pero la gestión, uso y aprovechamiento corresponden a la Junta, que anunció que estudiaría la legalidad de la normativa.
En las catacumbas de esta escaramuza entre administraciones con bandera del mismo signo (en algunos casos el puño aprieta con más fuerza la rosa que en otros), se perciben ciertos aires de timidísimo desafío (conato imberbe en realidad) por parte de Escalona, más allá de su expreso y reiterado compromiso con su pueblo y sus montes. Ha lanzado un guante al aire que ha vuelto como un boomerang y le ha abofeteado en su propia cara. Nunca es buena opción micciones (orinar para los menos exquisitos) con el viento en contra.
En varias ocasiones ha recalcado que, aunque la Junta es responsable del plan especial para la limpieza posterior a la romería, la demora de la actuación del dispositivo conlleva que de las arcas municipales se destine una parte del presupuesto (entre 60.000 y 70.000 euros) a contratar personal que agilice el proceso para evitar que los desperdicios pasen al curso del río, con el consiguiente daño ecológico irreparable. Una reivindicación justificada pésimamente articulada.
Ante el enrocado posicionamiento (se han puesto flamencos, vamos) del ente regional y un más que presumible tirón de orejas, a Dolores Escalona le ha temblado el pulso y ha reculado. Ha envainado silenciosamente argumentos y compromisos sin que se haya atisbado siquiera ruido de sables en el horizonte, soltando las riendas del debate sobre la protección de los entornos naturales que empuñó con impetuosos artificios.
El anuncio de una moratoria de un año para la aplicación de la ordenanza y su inevitable reconfiguración (o más bien mancillamiento) es lo más parecido a una huida hacia adelante, una solución salomónica que sofoca el incendio entre las hermandades y sosiega la disconformidad de la Junta, a la misma vez que camufla el estrépito de la propia Escalona. Si queda algo del espacio forestal protegido intacto para 2015, presumiblemente (no hace falta ser un lince, aprovechando la cercanía con Doñana) las medidas a adoptar serán bajo la estrecha e inquisidora tutela de la Junta y con el consentimiento de las agrupaciones de peregrinos. Así lo atestigua el nuevo discurso de la edil, que cuenta con escasas similitudes de tono y fondo al que inspiró la polémica iniciativa y que parece ahora teledirigido desde corta distancia.
La “sensibilización con la parte rociera” es ahora prioritaria para que los rebujitos y las gambas no se indigesten y que nada se interponga en tan solemne celebración, y mucho menos un puñado de hierbajos y pajarracos. Paralizada queda la resolución que atañe a la custodia ecológica del lugar, con el pretexto de que la tardía oficialización del documento en el Boletín de la Provincia ha impedido contar con suficiente margen de maniobra a los implicados para adaptarse a la nueva normativa.
En la naturaleza no existe el mañana, solo un hoy con vocación de futuro. La protección del entorno no puede postergarse ni someterse a simulacros con falsas armaduras verdes de cartón piedra vulnerables a ataques de laxitud.
@ManuelGGarrido