Qué grande es Alejandro Ceballos

Aún recuerdo aquel día en el que mi amigo Pepe Ruiz, que en paz descanse, apuraba el cigarrillo y me explicaba tomando una tapa y un refresco el por qué había tenido que dar el paso que dio a la hora de confeccionar el equipo.

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El San Roque de Lepe de aquel entonces iba a a ser sevillano. Había confiado la suerte de este equipo a un ex jugador de cara alargada y que había militado en el conjunto aurinegro con el nombre de Ceballos.

Los comienzos fueron difíciles, ya que por el hecho en sí de residir en la capital del mundo recibieron incluso hasta pintadas.

Y el proyecto poco a poco se fue consolidando, el murmullo poco a poco se fue aplacando y aquellos forajidos que vistieron la camiseta del equipo del pueblo se convirtieron en héroes.

Por aquel entonces Alejandro Ceballos, al que algunos de los que lo felicitan lo crucificaron en su tiempo por el hecho en sí de llegar antes al lugar que aquellos, fue nombrado hijo predilecto de la localidad por el entonces alcalde Manuel Andrés González.

Y Pepe se fue. El cielo lo reclamó, dejando al míster en un mar revuelto y con olas que superaban los tres metros de altura.

Llegaron los ingleses, que trajeron el progreso, según algunos, y el engaño a todo un pueblo, y a Ceballos le tocó comerse el marrón, de cargar, primero en los despachos y después en el campo, con un equipo que no echó gusto a ná y que dejó al equipo con secuelas.

Este año, con el descenso de categoría, se volvió a la fórmula del éxito. 'Sir Alejandro Ceballos', entrenando en el Olímpico de Gines, con su hombre de confianza Chiqui, y a tocar la guitarra por los campos de Tercera, como diría el maestro Andrés Montes. 

Los amigos de Gines han conseguido un éxito sin precedentes, volviendo a recuperar la categoría perdida por el conjunto aurinegro en aquellos años de total confusión.

Felicidades Alejandro, y el que venga por detrás que lo iguale. Es muy difícil conseguir lo que has hecho con este grupo de chavales que han vuelto a recuperar la ilusión de un pueblo que el año que viene estará en Segunda B.

Desde la distancia he tenido la oportunidad de vivir el ascenso de un equipo que llevo en el corazón y al que estaré eternamente agradecido.

Espero que el alcalde le ponga tu nombre a una calle, parque o plaza, aunque sea en la playa de la Antilla, a la que prometo volver para que nos tomemos una paella y posterior relio en el chiringuito del Lolo Tejero, que por cierto me la debes, porque las copas y el espectáculo las pondré yo. ¡Felicidades crack!

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