Andalucía, sin proyecto

Cuando en España no dejan de nacer opciones por la regeneración, desde las moderadas de Ciutadans y UPyD, hasta la revolucionaria de Podemos, Andalucía permanece impasible al proceso. Setenta y cinco años consecutivos -por no hablar de los siglos anteriores-, de educación y cultura en manos de españolistas, -Movimiento Nacional antes y PSOE en la actualidad-, han impedido el conocimiento de la historia andaluza en su plenitud y realidad.

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Tanto los primeros como los segundos -no olvidemos que muchos elementos del franquismo se repartieron entre las distintas opciones, muy notablemente en el PSOE- han optado por mostrarnos una Andalucía española y rendida a esa causa. La realidad nacional andaluza ha sido explotada exclusivamente en su folclore -apropiado por los dos regímenes como algo propio de España-, y los hechos de habla se han empleado para la humillación de los autóctonos como débiles mentales, chachas o incultos. A todo ello, Andalucía ha seguido el juega a España y así, el Estado español, ha podido contar con un manadero de votos españolistas en el período de la restauración borbónica y de gran asentimiento en los años ignominiosos del régimen del general Franco.

La voz de Andalucía no existe ni en el parlamento autonómico ni en el Senado ni en el Congreso de los diputados. Lo que tenemos son grupos parlamentarios al servicio de las direcciones de sus respectivos partidos en Madrid y, hoy, en Barcelona (caso de C’s). Ni Ciudadanos, ni UPyD ni Podemos son voces andaluzas, sino españolas y basadas en las sombras alargadísimas de sus líderes, el catalán Albert Rivera, la exsocialista Rosa Díez y el marxista-leninista Pablo Iglesias. Andalucía continúa sin palabra incluso con estos partidos. Así pues, tenemos una parte de la población andaluza sin representación ni con posibilidades de aumentar la escasa base social que hoy pueda tener el andalucismo debido a que no contamos con ninguna formación de clara vocación nacional andaluza.

Es cierto que sigue en la palestra el PA, pero remitiéndonos a los datos y a pesar de la ligerísima recuperación obtenida en las elecciones europeas (parte del mérito debido, sin duda, al trabajo incansable de Pilar Távora y a su ascendencia personal), es una organización que no cubre las necesidades del nacionalismo y que, desgraciadamente, está desprestigiada por la actuación de algunos líderes históricos. El PA es un partido con más de cincuenta años de servicio y con momentos de gloria, pero hace tiempo perdió la eficacia del principio activo esencial de la fórmula, el nacionalismo claro, y por tanto, la confianza de los usuarios. El nacionalismo andaluz del futuro está por nacer y no digo que en el PA y en otras organizaciones nacionalistas, no existan elementos válidos.

Un movimiento de emancipación orgánicamente estructurado que pueda presentarse a la sociedad andaluza como opción de gobierno, está por nacer, pero es posible. Es más, defiendo, porque creo en la pluralidad, que hay espacio para más de una organización andalucista, aunque en principio lo mejor sería proponer al electorado una fórmula única o unitaria. Hay que comenzar a dar pasos en ese sentido y la existencia de partidos localistas, me parece -al menos en algunos casos-, podría  servir de a avanzadilla a la opción nacional de Andalucía. Pero repito, ninguna de las organizaciones clásicas, ni las de nuevo cuño, suponen un proyecto de futuro para un país como es Andalucía, abandonado en todo y por todos.

@olbianis

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