Más que un descenso
15.17 h. El último partido, más que doler por la imagen dada ante Las Palmas, ha sido la escenificación de un año horrible en todos los aspectos. Un año que está a punto de terminar y que apuntaba a ser la culminación de un proyecto atractivo, según nos vendieron en la llegada de Gildoy.
Pues qué manera de terminar, con el primer equipo a pocos días de certificar su descenso a Segunda B y con el filial ya descendido a Primera Andaluza como colista. Todo ello en el marco de la celebración de un 125 aniversario que da para más de una editorial, por todo lo que se prometió y finalmente fue.
Con las cuentas de la temporada 2013/2014 en la mano, uno se da cuenta de la situación catastrófica en el que se encontraba el club. Una gestión calamitosa y que se esconde por un embargo de Hacienda que llegó como parte de la negligencia de unos dirigentes que han sido pieza clave en todo el mal que rodea a un club que estaba herido de muerte cuando lo compraron, pero que tenía alternativas viables para su salvación. La obsesiva prisa por salir de un Concurso de Acreedores que daba coherencia a la realidad del club y el apostar por un ascenso a base de talonario (solo hay que ver los gastos que hubo la pasada temporada, como el gasto que supuso la plantilla, con 3,3 millones o los casi 620.000 euros que se gastaron en indemnizaciones por bajas y despidos improcedentes), fueron una piedra más en la sinrazón de un club limitado y que solo podía recuperarse a base de tranquilad y dinero para entablar las bases de un futuro.
El Decano nunca llegó a disponer de grandes dispendios, sino un club modesto que por historia llegó a ser único, al ser el pionero que abrió el camino al resto. Solo cuando se perdió el rumbo y la realidad de lo que somos llegó la catástrofe. Primero con una deuda generada y ocultada desde la propiedad municipal y luego con el desastre llamado Gildoy. Una empresa basada en la especulación y en el aprovechamiento del ahora, sin pensar en el futuro.
Todo esto ha desembocado en la crítica situación que vive el club y con la única garantía de que solo su gente, el recreativismo, pueden garantizar la longeva historia del ‘abuelo’. En la última reunión del Trust se sentaron las bases de futuro del club. Hacen falta 5 millones de euros para garantizar la viabilidad del club en Segunda B y de paso para certificar que el club deja de ser manejado por terceros, sino por su afición. La pelota está en el tejado de todos y a todos nos corresponde darle salida al inminente proyecto que se pondrá en marcha. Desde la unión y sin fisuras. Ya no habrá intermediados, solo la base de la que se sustenta el Decano, su afición.