El hormiguero de nuestra ciencia

Son hormiguitas. Insignificantes por separado pero poderosas en su conjunto. Pasan desapercibidas dentro del ecosistema; su ardua y constante labor se camufla con su disfraz mimético más distintivo, la discreción. Nadie repara en ellas, pero están allí, siempre tenaces, minuciosas, humildes, incansables… no se desvían jamás del camino. Obreras profesionales, llevan el trabajo en el código genético, funcionan sin horarios.

Huelva24

Huelva

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Cada paso es la brújula de la compañera que le precede. Son piezas conectadas por procedimientos y un destino común. Basan su fuerza en la perseverancia y se adaptan a la perfección a entornos hostiles y adversos, son impermeables a las inclemencias ambientales. Acostumbradas a las épocas de sequía, administran sus recursos con destreza. Los obstáculos no son contratiempos para ellas sino una oportunidad para ingeniar nuevos métodos; asumen las barreras como consustanciales y exprimen todo su potencial. Detallistas hasta el paroxismo, escarban sobre la superficie adentrándose en las capas más profundas en busca de hallazgos relevantes para su comunidad. Son capaces de trazar puentes y perforar túneles para construir conexiones imposibles entre sí.

Sin embargo, están sometidas a expolios y ataques indiscriminados de manera casi endémica. Poseen una extensa lista de depredadores naturales (el abandono institucional es su némesis) que amenazan su existencia, a pesar de que su labor es indispensable para la supervivencia del resto de especies. España posee una de las granjas de hormigas más sofisticadas y valiosas del mundo, concretamente de una variedad conocida como investigadores. Varios onubenses forman parte de esta legión de guerreros de la ciencia acostumbrados a ser denostados y marginados en su titánica dedicación diaria.  

A principios de este siglo, la Unión Europea impulsó la Agenda de Lisboa, una estrategia marco para los países miembro que buscaba potenciar las inversiones en este ámbito de manera gradual. La intención era que los Estados dedicaran como mínimo un 2% de su PIB al I+D. Aunque el impulso existió, especialmente en 2008, las subvenciones mantuvieron sus niveles durante un par de años hasta desplomarse por completo en menos de un lustro. Hoy, únicamente un 1,24% de la riqueza del país se reserva para estos fines, un dato que nos sitúa en una deshonrosa posición a la zaga en la clasificación europea.

A pesar de ello, nuestros científicos están a la vanguardia de los principales descubrimientos contra enfermedades, remedios de distinta índole o avances tecnológicos. Muchos de ellos apadrinados por capitales extranjeros, tras la famosa fuga de cerebros, ponen en solfa el talento y brillantez desperdiciado en nuestras fronteras. Los que aún permanecen en España, multiplican el rendimiento de un raquítico presupuesto rentabilizado con una productividad infinita que supera constantemente las expectativas. Huelva puede presumir de engrosar esa lista de referentes internacionales en diversos sectores.

La Nasa y la Agencia Espacial Europea han materializado su interés por el proyecto MIDAS, que capitanea el profesor de la Universidad de Huelva, José María Madiedo, concertando un encuentro de seguimiento para el mes de junio. Dos de sus telescopios captaron, hace año y medio, la colisión más fuerte contra la luna registrada hasta la fecha, lo cual dirigió el foco espacial y astronómico hacia nuestras latitudes.

En el apartado del aprovechamiento de los recursos naturales, investigadores de la Onubense alumbraron la producción de biomasa a partir de microalgas (Chlorella sorokiniana enriquecida en selenometionina) con propiedades antioxidantes aplicables al campo de la nutrición, muy beneficioso para la salud. En cuanto a inventos para mitigar el impacto sobre el medio ambiente, cabe destacar el diseño de un sistema de filtrado (fabricado con materiales naturales del entorno) para los ríos de la franja pirítica de la provincia, que científicos de la Universidad idearon para la eliminación de los elementos contaminantes resultantes de la actividad minera e industrial en los cursos fluviales.

Recientemente, en el HGC Biomedical Research Diagnostic S.L. del Parque Científico y Tecnológico situado en Aljaraque, han logrado identificar al parásito Demodex folliculorum, un ácaro del que se investiga su influencia en el desarrollo del cáncer de piel.

Sin embargo, la joya de la corona en cuanto a hallazgos con acento choquero es el protagonizado por Paula Martínez, como parte del equipo del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas. Junto a otras tres científicas, esta bióloga onubense ha identificado el que podría ser el santo grial de la lucha contra el cáncer. Han logrado localizar y aislar una diana a la que dirigir certeros ataques que detengan la reproducción descontrolada de los tumores. La incapacidad de encontrar un fármaco que no extendiera su carga tóxica a las células sanas era uno de los hándicaps que habían disuadido anteriores intentos de incidir sobre este blanco. Ellas han desbloqueado este factor vertebrador inaugurando una ambiciosa línea de experimentación que puede revertir enormes beneficios respecto a una de las más mortales enfermedades.

Nuestras hormigas siguen infatigables, ajenas a los cambios estructurales de su entorno, absortas en su caminar, lento pero firme, y con una orientación inalterable. Su huella sigue siendo imperceptible para la mayoría, pero su desaparición sería funesta para todos.

@ManuelGGarrido

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia