José Domínguez
No transmite demasiado el técnico luso a la grada, pero sí que parece tener las ideas claras y está muy convencido de tener controlado lo que tiene entre manos. No ofreció demasiado positivo el año pasado en los 11 partidos que dirigió, pero lógicamente no se le puede achacar casi nada del fracaso albiazul. El mal ya estaba hecho cuando llegó. Ahora sí que José Domínguez se la juega, ahora sí que habrá que pedirle responsabilidades. El reto de salir de la Segunda B pasa por un hombre educado, pero sin apenas currículum como entrenador. Es arriesgado. Pero habrá que esperar a que el tiempo dicte sentencia. Y confiar en él. No queda otra.
La memoria no debe ser frágil. Las trayectorias están para algo. Aunque lógicamente en la vida siempre hay que dar segundas oportunidades a todo el mundo. El caso es que hay que reconocer que José Domínguez no lo hizo nada bien la pasada temporada en el Decano. Ganó en Soria con bastante fortuna, después tuvo dos arbitrajes injustos (Ponferradina y Albacete), y luego el equipo se le cayó totalmente, dando muestras de una apatía y desgana impropia del fútbol profesional y de lo que se estaba jugando el Recre, nada menos que regresar 17 años después al pozo de la Segunda B. Llegaron sonrojantes derrotas ante Las Palmas, Valladolid, Girona, Mirandés y Osasuna y luego triunfos ante rivales que apenas si se jugaban ya más que el honor (Leganés, Sabadell y Barcelona B). Es decir, que su balance fue pobre, con cuatro victorias y siete derrotas, aunque habría que librarlo de casi toda la culpa, que se repartió entre los jugadores (seguramente menos de la que se merecieron), José Luis Oltra, Pablo Comas y Fernando Iturbe. A Juan Manuel Pavón habría que salvarlo y castigarlo sólo por su silencio cómplice al dejar el cargo de primer entrenador. Por lo demás, su labor fue casi redonda teniendo en cuenta el marrón que le encomendaron y que le quitaron el juguete cuando ya estaba empezando a funcionar.
Esta vez sí que hay que poner toda la lupa sobre José Domínguez. Para lo bueno y para lo malo. Cae bien entre la afición, la prensa y su vestuario. Aunque es cierto que transmite poco, porque no es ese torrente de nerviosismo y gritos que eran técnicos como Joaquín Caparrós o Lucas Alcaraz en el banquillo, aquí lo importante es que gane partidos y controle el asunto. Que tenga estudiados a los rivales y mentalizados a sus hombres. En su día nadie explicó bien su llegada. Se negó que viniera de la mano de un grupo inversor. Y ahora nos contarán la misma milonga, aunque el caso es que le renovaron coincidiendo con la llegada de unos nuevos dueños que nadie sabe si realmente existen. El Decano se ha hipotecado un poco con él, y no porque le hayan firmado por una temporada con opción a otra si asciende, sino porque por ejemplo ha traído a tres jugadores portugueses que él conoce a la perfección, pero que se quedarían posiblemente en el ostracismo si al míster luso no le va bien y hay que cesarlo en plena competición. El caso es que los rectores y los miembros de la secretaría técnica confían en él y al resto de los mortales no nos queda otra que hacer lo mismo. Su suerte será la del Recre. Sería el éxito de un hombre timido. También vale.
Arranca el sábado el fútbol de verdad y los análisis creo que ahora todavía sobran. Es prematuro hacerlos, y el que los haga podría pecar posiblemente de osado. Ni conocemos realmente a la mayoría de los futbolistas que han llegado al Decano (es decir, ni su rendimiento, ni como juegan, ni qué pueden aportar, ni si se van a adaptar a la Segunda B...), ni sabemos casi nada de los rivales ni de como ha evolucionado la Segunda B. Cualquier tipo de afirmación a día de hoy es arriesgada. Aunque como nos pagan para mojarnos habría que decir, por ejemplo, que posiblemente el objetivo del Recre sea más bien quedar entre los cuatro primeros para disputar el 'play-off' de ascenso que acabar como líder de la competición en el mes de mayo. La categoría será muy dura, habrá campos en los que el ambiente sea infernal y en el que el rival juegue a no jugar, y eso lo pagan en exceso los gallitos como el Recre que será, junto al Cádiz y el Murcia, el gran rival a batir. Con el escudo no se ganará ni siquiera en el Nuevo Colombino. Habrá que morder tanto o más que los rivales, además de acertar con uno o dos delanteros de garantías en los últimos días del mercado de fichajes. De momento veo a la plantilla albiazul con ciertas carencias tanto atrás como delante. Lo que más me gusta es el centro del campo. De todas maneras para ver al verdadero Decano habrá que esperar unas cuantas semanas, ya que con uno docena de nuevos jugadores es imposible que todavía se vea al equipo al cien por cien.
Se acertó con la designación de Benjamín Naranjo como presidente para calmar al entorno y de Manolo Toledano, ya que de secretario técnico entiende un mundo más que Iturbe. Pero falta que se garanticen los pagos, que se lleguen a acuerdos con Hacienda y la Seguridad Social, que alguien aclare el papel de los Álvaro Roncal, Pablo Comas y Fernando Iturbe o que Gabriel Cruz dé ya un paso al frente y haga algún cambio en el Consejo de Administración. Porque lo que había no funcionó. ¿O es que ya no nos acordamos? El proyecto tiene más coherencia que el anterior y parece más cercano a la afición. Pero mientras sigan existiendo ciertos personajes permítanme que yo siga siendo crítico y escéptico. Suerte el sábado. Sería importante comenzar bien ante un rival de aúpa. Todos al Colombino.