Una derrota de las que marcan

Se puede perder de miles de maneras, pero la de Melilla son de esas que no se olvidan. Estamos sin duda en una temporada que repite paso por paso y de forma peligrosa lo que ocurrió el año pasado. El equipo de Alejandro Ceballos intenta reconducir la situación, pero tras la hecatombe del Álvarez Claro, difícil es poder abstraerse de todo lo vivido la pasada temporada. Una temporada donde el caos institucional terminó por afectar lo deportivo.

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En esta ocasión, la ya famosa inanición está devorando todo a su paso. La degradación que sufre el club es más que evidente y le afecta a todos los niveles. Esta temporada, a pesar del voluntarioso optimismo de hombres como Manolo Toledano, José Domínguez al principio y ahora Ceballos, está torciéndose de forma irremediable. Se hablaba de ser candidatos al ascenso y a falta de un partido para que termine el año el equipo ya está a 12 puntos de un objetivo que día de hoy parece una quimera. Para aspirar a cotas importantes hace falta tranquilidad y que las cosas se hagan bien en el plano institucional, y eso no existe.

Que los futbolistas y el propio entrenador tienen su cuota de culpa en todo esto, por sus propios deméritos, es incuestionable. Pablo Comas no tiene que marcar goles o parar penaltis, para eso están unos futbolistas que en Melilla rozaron el ridículo por momentos. Pero es muy difícil rendir cuando no se cumplen con las obligaciones. Estoy seguro que en los partidos todos los futbolistas de dejan el alma y todo lo que tienen, pero el problema reside cuando los problemas económicos afectan en tu día a día. ¿Cómo carajo entrenas concentrado cuando no tienes como pagar tu alquiler o hipoteca? Cuando tu familia depende del dinero que mandes. Cuando tú tienes que cumplir, pero tu jefe no lo hace. Y encima te dice que te pagará la semana que viene, la otra y la otra.. Y se toma el gusto de viajar contigo como si no pasara nada.

O se soluciona esta semana y se empieza a cimentar ese castillo de soluciones, ya sea en forma de dinero o con la tan cacareada cautelar de la Audiencia Nacional, o me temo que lo próximo en llegar será la salida de algunos de los puntales de la plantilla, que han dejado claro que no pueden seguir en esta situación un día más. Y además sigue pendiente la amenaza de las denuncias de los jugadores. Sin acuerdo o pago, el próximo 4 de enero se ratificará la suspensión de unos derechos federativos que ya están suspendidos por deudas con la RFEF.

Y mientras que los futbolistas inician su particular ‘Vía Crucis’, no podemos olvidarnos tampoco de los empleados, con salarios más modestos y que nunca fallan. Dando la cara y haciendo milagros para poder no mandar todo a la porra. Sin ningún tipo de protección que les ampare. Por ellos lucha una afición que no se condena a ver morir al Decano del fútbol español sin hacer nada.

Este domingo llegó una nueva muestra de apoyo, desde La Palma del Condado. Todos piden una solución para el Recreativo de Huelva y todos piden a Pablo Comas que se marche. Una marcha lógica, que diga cuanto pide por sus acciones. Que deje entrar aire y oxígeno.

Pero de momento lo poco que se sabe es que pide la sobredimensionada cifra de 5 millones de euros por sus acciones. Una cifra que dio en su día, y que debe ser ratificada en una reunión de la ‘Mesa de la Unidad’. Pero de momento el madrileño no quiere sentarse a hablar, como tampoco se conoce cuando será la Junta General de Accionistas. Habrá que ver si las cuentas auditadas de forma ‘exprés’ nos traen alguna sorpresa. Yo ya me espero cualquier cosa.

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